lunes, 26 de diciembre de 2011

SE TU MISMA


-dice mi madre que si quieres viene a ayudarte.

-¡no digas tonterías Miguel!

-yo solo te he pasado el recado. ¿Cómo vas?

-estupendamente.

-¿te ayudo?

-por supuesto, te he hecho una lista de las cosas que tienes que coger de mi casa.

-ya tengo servilletas, ¿para qué las copas? Con vasos vale. No hace falta ni mantel ni nada, que es mi familia no los marqueses de chorrapelada.

-quiero poner una mesa bonita, así que no me discutas y ve a por las cosas ¡vale! Tengamos la fiesta en paz. Tenias a que haber hecho la cena en mi casa aquí hace frio, tu madre no va a estar cómoda.

-un pequeño detalle, ¿encendemos la calefacción?

-no es lo mismo, es lo que hay, ¿me traes eso por favor?

-ya voy, pero te estás complicando la vida, estás histérica. Lo único que se pretende es pasar un buen rato, cantar, reír, decir payasadas, hacer bromas. Pasarlo bien Marian, eso es lo único que importa. Mi madre te va a agradecer más un buen turrón de chocolate, que la mejor copa.

-tu madre se va a comer el mejor turrón de chocolate sin azúcar del mercado, se va a tomar un vaso de vino en una copa, déjame hacer las cosas a mi manera.

-no, cariño, te estás equivocando, queremos estar juntos nada más. Ya son pocos los días que lo conseguimos, ley de vida, cada uno hace si vida. Nos da lo mismo comer un filete que marisco, beber un buen vino que un don simón en vaso, que las servilletas son de papel, mejor, a la basura cuando estén sucias. ¿Por qué lloras?

-por nada. Porque yo siempre he querido eso.

-vale, disfrútalo, no tienes que demostrarle nada a nadie, se tu misma. Llena la mesa de vasos y cucharas, cosas que hagan ruido, la vamos a liar, se nos va a oír en todo el pueblo. Que quieres lucirte, vale, pero con lo que tienes, si ellos lo único que quieren es verte reír, reír contigo, cantar lo que sea. Nada más.

-vale.

-pues no llores.

-déjame que llore.

-no te dejo, te dejo que seas tú misma, que juegues, que te rías, que cantes, que vivas, Marian, consiste en eso.

-¿qué ha sido de mi? Eso es lo que yo siempre he querido.

-pues hazlo. Presente, el pasado y pasó. Se tu misma. Quiérete como yo te quiero.





Hasta mañana. Agur.



MARIAN.

domingo, 25 de diciembre de 2011

CUATRO EN LA PLAZA Y SUBIENDO


-mirar quien va por ahí, ¡vaya pinta lleva!

-se creerá que va mona.

-¿Quién es? no la conozco.

-la nuera de Inés, se la ve de año en año, seguro que lleva las etiquetas colgando para que todo el mundo se entere de que va de estreno.

-alguien tendría que acompañarle a comprar ropa, no tiene ni idea.

-saliendo de la tienda Inés. ¡Qué besos más falsos se han dado! ¡INES!  Ahí viene, ya veréis como miente.

-hola a todas. Qué raro tú en la plaza, Rosario.

-¡qué guapa va tu nuera! ¡Tiene un gusto vistiendo!

Aguanto la risa como puedo, ¡vaya morro tiene mi suegra!

-siempre va monísima.

-¿qué tal tu hijo el abogado?

-encantado de la vida, le va muy bien, se van a comprar una casa nueva.

-¡fíjateeeeee! ¡Qué suerte!

-¿Tus hijos siguen viviendo en el pueblo no?

-sí, así puedo verlos a menudo, lo mismo que a mis nueras, vienen a verme todos los días, no de año en año, como a otras.

-bueno, os dejo que tengo a la familia en casa. Feliz navidad.

-feliz navidad.

-¡mentirosa! –dice mi suegra una vez que la aludida a marcado distancia.

-mira quién va a hablar, amona. ¡NAGORE!

Nagore, la hija de Luisa, se acerca a nosotros.

-reunión de pastores, oveja muerta. Hola a todas.

-siéntate, hija.

-ve a por una silla al bar que aquí yo no entramos.

-¡vaya cochazo! ¿De quién es?

-del nieto de la Amparo.

-¿de ese? Si no trabaja.

-a saber de dónde lo ha sacado. Seguro que es traficante.

-que no amona, se dedica a los negocios, está para parar un tren.

-a ese ni arrimarte, no son gente de fiar, el abuelo estuvo en la cárcel.

-fue por política, no es lo mismo.

-pon la silla aquí y ve a por otra que viene María.

-que vaya ella a por la silla. En el bar está Asier con una piba. ¡Se están pegando un morreo!

-ya voy yo a por la silla. Otro que está para parar un tren. ¿Quién es la piba?

-no es del pueblo, no la conozco.

-¡hola María!

-hola a todas, Rosario ¡qué raro tu aquí!

-vengo del médico. Me ha dicho que puedo comer de todo que estoy como una rosa.

-¿habéis discutido tu y Marian? Me han dicho que si no llega a venir Miguel termináis pagándoos.

-¡QUÉ!

Digo toda alarmada.

-no hagas caso, las malas lenguas. ¿Quién va diciendo eso?

-Julia, me ha dicho que os ha visto discutir y que Marian se ha puesto a llorar.

-Marian se pasa la vida llorando.

-no es para tanto. ¿Quién es Julia? Ese me escucha, espera que la pille.

-la ex de Julián, esa que se lio con el carnicero, dicen que el segundo hijo es de él.

-siempre habla la que más tiene que callar, más le valdría meterse en sus asuntos. No hagas caso Marian.

-ya, ya. ¿Es esa que ha salido de la tienda detrás de mí?  Ya podría pasarse por la peluquería más a menudo, parece una piojosa.

-es otra, estaba en el bar, que yo la he visto. La piojosa como tú la llamas, es peluquera.

-¡venga ya! En casa del herrero cuchillo de palo.

-es madre soltera.

-lo peor de todo es que no se sabe de quién es el hijo.

-¡sois unas cotillas! A vosotros qué os importa.

-ya, pues tu bien que has ido al bar a mirar a la piba que está con Asier.

-no es lo mismo.

-no qué va, te parecerá a ti.

-¡LOURDES! Ahí viene.

-¡hola a todas! ¿Ya os habéis reconciliado?

-como pille a esa Julia, la despiojo.

-que no es la piojosa, es otra. Ya te diré quién es.

-traigo el ultimo chascarrillo. Jesús y Josune se separan.

-yo ya lo sabía, hace tiempo además.

-imposible, me lo ha contado ella misma, lo decidieron ayer.

-pues yo ya lo sabía.

-yo también.

-¡vaya mirada le ha echado el marido de Susi a la rubia! ¿Habrá tema?

-más quisiera él. ¡Con la pedazo de mujer que tiene! Será cerdo.

-sí, sí, pues ella anda un poco rara últimamente, dicen que sale mucho y viene a las tantas.

-traer otra silla que viene Ángela.

-ya voy yo.

-te acompaño.

-estas lo que quiere ver es si sigue Asier marreándose con la piba.

-a él le he visto salir del bar hace un rato.

-¡hola Ángela!

-¡hola! ¿Todo bien por aquí?

-sí, ya nos hemos reconciliado.

-vale, estamos todos preocupados. ¿Habéis visto a Araceli?

-no, ¿pues?

-dicen que a su marido le ha dado un infarto esta noche.

-¡pobre!

-ese hombre bebe mucho y fuma más por no hablar de otras cosas.

-mira por dónde va la ricachona ¿qué se pensará que es?

- va de marquesa y no tiene donde caerse muerta, nos está mirando, pensará que estamos hablando de ella.

-más quisiera. Mejor ignorarla, ya se da ella sola bastante importancia.

-Vicenta saliendo de la tienda. ¡VICENTA!

-hola a todas. ¿Ya os habéis arreado?

-esto es increíble ¡qué gente más cotilla! Si por lo menos contasen la verdad. Da asco tanto cotilleo.

-¿qué estamos haciendo nosotras, Marian?

-no es lo mismo, solo pasamos el rato, sin mala intención.

-ya veremos cuando la piojosa como tú la llamas se entere de lo que le has llamado.

-pues que vaya a la pelu. No se puede salir así de casa.

-ni llorar en la calle.

¡FELIZ NAVIDAD A TODOS!

Hasta mañana. Agur.



MARIAN



sábado, 24 de diciembre de 2011

YA TENEMOS TRES COSAS EN COMUN


El coche está en la puerta del ambulatorio, tomo aire, entro todo digna en la sala de espera y me siento a su lado.

Me sonríe, bueno, eso está bien, aquí nos conocemos todos, no hemos hablado nunca pero las dos sabemos quiénes somos. Me doy cuenta en ese momento que no se su nombre. Me pongo a charlar con ella, sin tener en cuenta  quién es.

Hablamos del tiempo, de las inundaciones, sabe que en mi casa entro algo de agua, de las navidades, de hijos, de nietos, de todo lo que surge.

Cuando sale la enfermera a llamarla me dan tentaciones de entrar en la consulta con ella, me contengo, según está entrando me mira y me dice.

-¿nos acompañas?

Me levanto como un muelle, casi empujo a la cuidadora y guio yo la silla. Aguantando las ganas de llorar. ¡Ya empezamos!

Me siento a su lado en la consulta y la cuidadora se queda de pie.

-hoy vengo con mi nuera.

Salta sin más preámbulos. La miro de reojo y callo por evitar llorar, no entiendo mi reacción, me hace sentirme ridícula, yo: la de los grandes ovarios, la que ha entrado en la sala de espera comiéndose el mundo, estoy a punto de derrumbarme. Sonrío como puedo.

-¡hola Marian!

-hola.

La médica me conoce, sabe mi historia como todo el mundo en este pueblo, todos nos conocemos, todos sabemos todo de todos, seguramente ya sabrá que estoy con Miguel. El problema lo tengo yo, qué no se qué hago en la consulta, que quiero estar, pero no se ha qué ha ido, me siento como una intrusa y no sé qué decir. Como siempre he empezado la casa por el tejado.

-estás estupenda Rosario. Si fueras un poco menos golosa, te daría un diez.

-me conformo con un ocho y un poco de chocolate.

-te veo en seis meses, cualquier cosa me llamas. Una oncita menos.

-cuando podía no tenia, ahora que puedo me lo vais a quitar, ¡vaya mierda de vida! vámonos, Marian, ¿has comprado turrón?

Rio por respuesta. Evidentemente no, pero lo compraré. Tiene los mismos ojos que su hijo.

Salgo de la consulta empujando la silla y aguantando de nuevo las ganas de llorar.

-¿nos tomamos un cafecito antes de ir a casa?

-no puede tomar café.- dice la cuidadora.

-es navidad y mi nuera por fin se ha decidido a venir a verme, me voy a tomar un café con ella. Ve a darte una vuelta si quieres.

Guio la silla llorando como una madalena, sin entender mi reacción. Con Luisa mirando sin saber que decir.

Como estoy con una llantina incontrolable, no quiero ir al pueblo, no quiero que me vean así, ¡me siento tan ridícula! Luisa va a mi lado haciéndome gestos, le contesto con una subida y bajada de hombros. No sé ni yo lo que me pasa ¿qué quiere que le diga? Me hace un gesto indicándome que estoy como una regadera, cosa que ya sé.

A lo mejor, pienso, una tableta de chocolate me viene bien, a mí también me gusta, así que haciendo gala de mi imprudencia ante la salud de mi suegra, me dirijo a la tienda, dejo la silla con  Rosario en la puerta, entro, cojo dos tabletas de chocolate del más caro que veo, pago y salgo, sin mediar palabra con nadie, dejo a todo el mundo con la palabra en la boca ¡para dar explicaciones estoy yo!

Nos sentamos en la plaza.

-¿no íbamos a tomar un café?

-necesito dulzura.

-ya somos dos.

Empezamos a reírnos las dos, Luisa nos sigue. Reparto entre las tres una tableta de chocolate.

-este está mejor que las que me trae el rancio de mi hijo.

-ya le voy a decir yo cuatro cosas bien dichas.

-¿qué más dará que tenga el azúcar por las nubes? Tengo noventa y cuatro años, de algo tendré que morir, que sea a base de chocolate.

-¿piensas morirte? No fastidies, ahora no, dame el chocolate.

-cuando me cuentes que es lo que te pasa.

-¡a mí! Nada. La próxima vez lo compro sin azúcar, ya sé donde lo venden.

-¿te gusta el chocolate? O lo haces para quedar bien conmigo.

-me encanta el chocolate.

-bien, ya tenemos tres cosas en común.

-¿tres?

-sí. Lo que más te duele, mi hijo y el chocolate.

Llorar, llorar y llorar, no puedo dejar de hacerlo encima en mitad de la plaza. Para mi sorpresa Luisa me sigue. Las dos llorando como dos madalenas………….



Hasta mañana. Agur



MARIAN

viernes, 23 de diciembre de 2011

YA TENEMOS ALGO EN COMUN


Necesitaba una charla con Luisa, para estar prevenida de la que se me viene encima, así que la llamé y quedé con ella.

-háblame de mi suegra.

-¿qué suegra?

-chica a veces pareces boba. La madre de Miguel. ¿Cómo es?

-el otro día la vi en el ambulatorio, estaba con la chica que le cuida.

-ya y qué más ¿voy a tener que sacarte la información a cuentagotas?

-relájate un poco, que estás alterada. No creo que te de ningún problema si es eso lo que te preocupa. Buena gente, que yo sepa y yo lo sé todo, Blanqui, la ex de Miguel, no tuvo ningún problema  con ella. ¿Sabes quién te tiene que preocupar?

-la niña, Nahia. Háblame de ella.

-lo pasó muy mal con el divorcio de sus padres, ha estado hasta con sicólogos, no lo asume. Te la vas a tener que ganar.

-pues empezamos bien. ¿qué se le regala a una chica de su edad?

-dile a Nagore que te acompañe a comprar. Es más joven que ella, pero se llevan bien, dile que te eche una mano.

-lo haré. ¿qué le regalo a la madre?

-cariño. Es una mujer muy mayor y pasa mucho tiempo solo con la cuidadora.

-voy a ir a verla.

-primero tienes que ir con Miguel, no empieces a actuar por tu cuenta, que ya nos conocemos. ¿ya sabias que se le murió una hija?

-ni idea.

-el primer hijo que tuvo fue una niña  que se le murió, si no estoy mal informada, con diez años.

-no sabía nada.

-se quedó viuda muy joven, una luchadora, te lo digo yo. Seguro que ya sabe lo tuyo con Miguel y seguro que ella de ti lo sabe todo.

-pues vaya. Voy a ir a verla esta tarde.

-¿vas a saltarte a Miguel?

-le diré que voy a ir, si quiere venir estupendo, yo voy a ir de todas las maneras.

-tú verás.

-¿me acompañas a comprar? Podíamos comer por ahí, hace mucho que no vamos.

-¿llamamos a Nagore y nos largamos las tres de compras por Pamplona?

-hecho. Voy a llamar a Miguel para avisarle.

-a Fermín se lo contaré a la noche.

-tú verás.

-hablando de roma….. acaba de pasar la madre de Miguel en coche, seguro que va al ambulatorio, ¿a que no hay huevos?

-huevos no, pero ovarios para dar y regalar. Por cierto estoy pre menopáusica, llevo tres meses sin regla.

-tú estás embarazada.

-que no loca, que tengo sofocos y todo. Vamos hasta el ambulatorio.

-qué cojones tienes tía.

-acompáñame.

-ya la estás liando. ¿las compras qué?

-ya iremos más tarde.





Hasta mañana. Agur





MARIAN

jueves, 22 de diciembre de 2011

AGUANTARÉ CON BUEN TALANTE LO QUE VENGA


Otra buena noticia a cuenta de estas dichosas fiestas, hay comida en el ayuntamiento, con parejas incluidas, la cosa es que a mi estas cosas antes ya me gustaban, pero llevo mucho tiempo sin hacerlas y no sé si quiero. Esto también va incluido en el paquete, también es parte de su vida y si quiero compartirla con él, tengo que aceptar y adaptarme de nuevo a ese modo de vida. ¡Vaya rollo!

Hoy me he enterado de que preparan esta comida durante todo el año, ponen un dinero mensualmente para poder ir a un sitio elegante como despedida de año.

Para liar la cosa más, han elegido el mismo sitio en el que me casé con Manuel, preparó la boda allí, hizo venir hasta un juez para que nos casara, lo tenía todo preparado. Hoy entiendo muchas de las cosas que hizo y como las hizo, él sabía que le quedaba poco de vida. Fue un día muy especial para los dos, hubo de todo, risas, llantos, riñas, nervios, me enfadé con él no sé cuantas veces y sobre todo muchísimo amor, que no nos faltó en ningún momento. Recuerdo el día como si lo estuviera viviendo ahora. Se me hace un poco duro volver allí.

En mi cabeza está como un buen recuerdo, no lo he olvidado pero ya no duele tanto su ausencia, me alegro muchísimo de haber compartido con él sus tres últimos años de vida, aun sabiendo el final lo volvería a repetir.

Esto es lo que trae estas fiestas, recuerdas más a las personas que se han ido para no volver.

Dejé de celebrar estas fiestas cuando me quedé sola la primera vez, no tenía nada que celebrar, más bien todo lo contrario. No tenía intenciones de escribir sobre estas cosas, pero no voy a poder evitarlo.

Aunque ahora estoy bien, la vida me da una nueva oportunidad, tengo a mi lado un buen hombre que me quiere, que se desvive por mí, no tengo nada malo que decir de la vida que llevo, más bien al contrario, estoy agradecida. Pero he dejado mucho en el camino, mi hija tendría veinte nueve años, fui madre muy joven, a lo mejor ya seria abuela.

Bueno, hay que aceptar la vida como viene, no queda otra. Pero no es justo. Se puede sustituir un hombre por otro, pero un hijo no, no hay nada que supla su falta. Eché mucho de menos a Oscar, maldecí mi suerte por cómo sucedieron las cosas, pasado, asumido, no olvidado pero bien aparcado, eso creo. Eché muchísimo de menos a Manuel, desee morir con él, pasado, asumido, no olvidado pero bien aparcado. Lo que no puedo ni olvidar, ni aparcar por mucho tiempo que pase, es la falta de mi hija, no hay nada que pueda llenar ese vacío.

El volver a celebrar la navidad en familia, me trae muchos recuerdos, buenos y malos, mucha añoranza por lo que dejé en el camino. Encima con suegra nueva, en fin, después de lo vivido es absurdo que mi cabeza forme películas de miedo antes de empezar, por muy desagradable que pueda llegar a  ser, ojalá no, nada va a ser peor que mi pasado. Aguantaré con talante lo que venga, no queda otra. VAN A FLIPAR CONMIGO.

Hasta mañana. Agur.



MARIAN

¿LO LOGRARE?


Por lo menos no tiene hermana, una menos con quien ¿competir? Dichosa familia, si quiero seguir con esta relación, no me queda otra que por lo menos intentar relacionarme con ellos, miedo da.

A su madre la he visto muchas veces, nunca he hablado con ella, es una mujer muy mayor, no sale de casa, él va a verla todos los domingos a la tarde, pasa dos horas con ella. Lo curioso es que nunca me ha llegado ningún comentario sobre ella, no sé si eso es bueno o malo. Esto lo tengo que hablar con Luisa, seguro que ella sabe algo.

Su hermano me cae bien, es simpático, poco más puedo decir de él, la verdad, hemos coincidido con él varias veces en el bar o dando una vuelta por el pueblo, poco más. Está soltero, aunque creo que tiene un rollito con una chica de mi calle, no estoy segura. Este no me preocupa.

Luego están los hijos:

El hijo, Manes simpatiquísimo,  cuando nos vemos me pregunta ¿todo bien Marian? Y se ríe, tiene los mismos ojos que su padre. Creo que conoce la historia desde el principio o casi. Está emancipado, tiene trabajo. Este tampoco me preocupa.

La hija,  Nahia, miedo da, se ven poco porque está en la universidad, una niña muy mona, se parece muchísimo a su padre. Creo que no le caigo bien, no me mira recto, las pocas veces que hemos coincidido, ni me ha mirado a la cara. Es muy joven, tiene que ser duro para ella ver a su padre con otra mujer, tiene que ser duro vivir el divorcio de tus padres. Vive con su madre cuando no está fuera estudiando, aunque según Miguel, es posible que una vez que acabe los estudios se quede en Barcelona, hay más oportunidades para lo que ella está estudiando que aquí. Esta si me preocupa. Va a ser un reto para mí, espero saber hacerlo bien, es importante para él y para mí. ¡Qué dios me pille confesada!

Quizá para empezar con buen pie debería comprarles un regalo, es el momento indicado para ello, no tengo ni idea de qué. A lo mejor resulta un poco ñoño si lo hago, a lo mejor pueden pensar que intento comprar su aprecio.

Uff ¡qué calor! ¡Ya me está dando de nuevo la calorina!

No sé ni qué hacer, la verdad, no sé como presentarme ante su familia, si pudiera chasquear los dedos y saltar hasta el siete de enero, sería feliz en este momento, aunque no resuelvo el problema con eso, la familia sigue aunque me salte las navidades dichosas.

Bueno, una mantita para la madre, le vendrá bien, está en silla de ruedas, esperemos que no me la tire a la cara, seguro que tiene diez y ocho mantitas. Su hijo la tiene bien atendida, no tengo duda de ello, no creo que le falte de nada. ¿Qué coño le compro? ¡Por dios! ¡Qué difícil!

Al hermano una cartera, con los hombres es más fácil, al hijo otra y listo, sin complicarme más la vida.

¿A la niña mona? Con esta no acierto, seguro, esto no es que me lo tire a la cara, seguro que ni abre el paquete, va directo a la basura.

¡Qué rollo! ¿No me puedo quedar solo con él? No necesito nada más.

Hasta mañana. Agur.

MARIAN

miércoles, 21 de diciembre de 2011

AQUÍ TERMINO LA DISCUSION


-¿ya hay algún interesado en comprar el hotel?

-que yo sepa no, de todas formas tendría que hablar con Fermín, no sé nada.

-lo has dejado todo en sus manos y te has despreocupado, eso no está bien.

-no me apetece ir. Es un tema que lo tengo atascado. Mientras en mi cuenta llegue dinero todos los meses, prefiero no meterme.

-ya sé que confías en Fermín, es de fiar, pero no haces bien dejando el hotel en manos de otras personas.

-Andrés hace bien su trabajo, ojala lo pudiera comprar él, aunque me vendría bien el dinero para mis planes, da lo mismo. Sigo manteniéndome en lo que dije, si se lo queda él dejo mi dinero, para que él no tenga que empufarse tanto, pero no pienso ir, no es mi sitio.

-tú verás lo que haces, espero que no te arrepientas.

-¿sabes algo que yo no sepa?

-la vida, lo bien hecho, bien hecho está.

-ya. Va a costar mucho venderlo, no es un buen momento. Quizá no haga bien, pero si voy me da la sensación de que retrocedo en el tiempo, es un tema que lo tengo atascado.

-tiempo al tiempo. Un día de estos vamos los dos a dar una vuelta.

-vale. Tenemos la navidad a la vuelta de la esquina, si pudiera chasquearía los dedos y pasaría al siete de enero.

-a mí me gustan, momentos de familia. No sé como lo ves tú, pero va llegando el momento de que te presentes ante mi familia como mi pareja. Este sería el momento más adecuado.

-¿saben lo que hay entre nosotros?

-más o menos. Como todo el pueblo.

-vale, noche buena con tu familia, navidad con la mía. Hace un montón de años que no celebro la navidad, este año la voy a celebrar por ti.

-no quiero que hagas eso, no quiero que hagas nada si no lo deseas. Yo tengo que dedicarles por lo menos un día, son mis hijos, mi madre y mi hermano. Si tú prefieres quedarte en casa, yo voy como con ellos y vuelvo. Me parece tristísimo que pases la navidad sola.

-no quiero pasarla sola. No lo había pensado seriamente, ahora tengo suegra. ¿Cómo es tu madre? Nunca he hablado con ella.

-como todas las madres.

-vaya cosa que me dices. ¿Va incluido en el paquete?

-¿por qué dices esas cosas? Tengo madre y me alegro de ello, un hermano al que veo poco, dos hijos a los que casi no veo, es normal, son ya mayores y hacen su vida, como yo hago la mía, estoy deseando verlos a todos juntos tú estás incluida en ese paquete, pero si aún no quieres, no seré yo el que fuerce ninguna situación.

-ya.

-habla, consuerte, dime que ronda por tu cabeza.

-olvídalo, lo dicho navidades en familia, no hay más que hablar.

-yo diría que sí.

-pues yo digo que no. Se acabó la discusión.



Hasta mañana. Agur

MARIAN

martes, 20 de diciembre de 2011

¿ME VAS A DEJAR LEVANTARME DE LA CAMA?


-cuando estés mejor, tenemos que ir a mirar muebles, no me sobra el dinero, pero tendré que poner algo en la sala, aunque solo sea eso.

-¿me vas a dejar levantarme de la cama hoy?  Estoy hasta los huevos de cama.

-vale, tienes mejor cara, levántate.

-me voy a dar una ducha ¿me acompañas?

-ya te saco las cosas.

-eso lo puedo hacer yo. Te digo que me duches tú.

-¡qué, qué!

-me encanta la cara de alucine que pones cuando algo no te esperas. ¡Guapa! Y esa sonrisa maliciosa que me estás echando, me vuelve loco. Vamos a ducharnos juntos.

-vale… ¡cómo te has despertado! ¡Vaya! ¡Vaya con el griposo!

-con ganas de ti.

-te brillan mucho los ojos ¿no será que tienes fiebre?

-por ti. ¡Eres más bruja! Nunca nos hemos duchado juntos.

-en mi imaginación sí. El que tiene cara de alucine ahora eres tú.

-cuenta, cuenta.

-no, me da vergüenza hablar de esas cosas, solo las pienso.

-¿porqué empiezas?

-para ver la cara que pones.

-lo dicho, bruja y juguetona como ella sola. Yo pensaba que eras fría, seria, más seca que una uva pasa. Eres encantadora, deliciosa, tierna, cariñosa, ardiente. Te estás poniendo roja, esa timidez que muestras a veces, me encanta. Por mucho que tú crees que has vivido, no tienes experiencia, vives demasiado metida en tu mundo. Sal y muéstrale al mundo como eres, eres fantástica, no me extraña nada que Manuel cambiara por ti. No te pongas seria, échame una sonrisa, siempre acabo estropeándolo, olvídate de lo que te he dicho, desde luego soy un patán, no quiero que pienses en él y soy yo el que te lo recuerdo. Éramos buenos amigos, a los dos nos gustaba competir, solo había un tema en el que él no competía, tu.  Yo pensaba: qué tendrá esta chica que lo tiene tonto perdido, tiene que ser buena en la cama. Perdona. Lo siento.

-me voy a dar una vuelta.

-sentía celos de él, cuando hablaba de ti se le llenaba la boca. Yo llegaba a casa y me encontraba malos rollos, él estaba deseando llegar a casa. No me extraña porque eres fantástica. Empecé a rondarte, primero porque él me pidió que cuidara de ti sin agobiarte, si consigues que te abra la puerta de su corazón, entra, no la dejes escapar me dijo. Me picó la curiosidad, me hice el encontradizo mil veces, ni sé las veces que he pasado por tu casa para intentar verte. Hasta que un día me pareció que me mirabas de distinta forma. Eres fantástica, he acabado enamorado de ti como un crio de quince años, te quiero en mi vida, en mi cama, en mi ducha, en  todo. ¡Vaya rollo te he metido para decirte que te quiero! Que estoy encantado de que estés en mi casa, no te vayas. Ahora soy yo el que necesito un abrazo.

-y una ducha.

-contigo.

-vale.

-te quiero, consuerte.



Hasta mañana. Agur



MARIAN

ESTA NO SE LIBRA DE QUE LE TOME LA TEMPERATURA


Me meto en su cama con la tranquilidad de estar vacunada contra la gripe, que no de espanto. Estoy preocupada, no puedo evitarlo, aunque pudiera contagiarme, no me hubiera separado de él en ningún momento. Estoy muy a gusto con él, somos opuestos él tan tranquilo que a veces me desespera, yo puro nervio, como él dice. Me he acostumbrado e él, a sus cosas, a su vida. Quizá no sea el amor apasionado que viví con Manuel, estoy en otro momento. Me adapto a todo, lo único que necesito es sentirme querida, comprendida y eso me lo da a raudales. No haremos el amor todas las noches, pero dormimos abrazados, menos cuando me da la calorina y lanzo las mantas al otro lado de la habitación, esperemos que esto no dure mucho, porque cualquier día salgo ardiendo.

No pierde la compostura, algún día le enseñaré una aguja, solo por verle un poco nervioso. Me siento afortunada, consuerte, como diría él. Me encanta como me mira cuando me pongo nerviosa o histérica, puedo ver el interrogante en sus ojos, seguro que piensa “¿qué le pasará ahora?” termina haciéndome reír o llorar depende del momento.

Se agita mucho en la cama, eso hace que no le pierda ojo, no puedo dormir. No puedo evitar el temor a perderle, a quedarme sola de nuevo, así que aquí estoy, desvelada, pendiente de cada movimiento suyo, ya dormiré cuando él esté mejor. Creo que ya no tiene fiebre, mañana mismo compro un termómetro, este no se libra de que le tome la temperatura, en cuanto abran la farmacia ahí estoy.

-Marian.

-qué

-¿no duermes?

-tengo que cuidarte.

-estoy bien, ven acuéstate, no me quiero que te preocupes por mi sin motivos, ven mi vida déjame que te achuche y te consuele, ya verás cómo mañana estoy perfectamente.

-si he de serte sincera, no me importa que estés un poco malo, así te tengo todo el día para mí.

-entonces aprovecharemos la escusa de la gripe, para pasar más tiempo juntos. Mañana voy al médico y pido la baja.

-¿no pensabas pedir la baja?

-no, siempre voy a trabajar sea como sea. Pero ahora prefiero estar contigo, que me cuides, no me mal interpretes, pero me ha gustado ver tu preocupación, eso significa que me quieres.

-¡claro que te quiero! Un montón además. Mucho muchísimo, tanto que ya no puedo dormir sin ti, habrá que hacer algo al respecto.

-¿lo nuestro va enserio?

-¿no?

-por mi parte si, ¿quieres que vivamos juntos? ¿Quieres ser mi mujer? ¿Quieres compartir tu vida conmigo? No quiero agobiarte, consuerte, se que necesitas tu espacio. A mí me encantaría ver tu cara todas las mañanas al levantarme, organizar mi vida contigo.

-si quiero.

-¿te encargaras de que no nos falten las naranjas?  De hacer todas esas cosas que hacéis las mujeres para que las cosas marchen bien. Yo soy un desastre con la casa.

-ya me he dado cuenta, pero si lo que necesitas es una interina, te equivocas conmigo.

Sonríe.

-tú te equivocas, no necesito una interina,  ya la tengo, te necesito a ti para que las cosas se hagan como dios manda. No necesito una mujer para que se ocupe de mis cosas, me las arreglo muy bien solo, te quiero a ti, quiero que seas tú la que se ocupe de mis cosas, lo haces con tanto cariño, cuando te veo trajinar en la cocina, cuando cambias el orden de las cosas, los gestos que haces, pienso, si no me quisiera no lo haría. Te quiero consuerte, no te quiero solo en mi cama, te quiero en mi vida. No quiero que te sientas presionada. Tu solo has hablado de cama, yo te hablo de vida en común, solo quiero que aceptes cuando creas que debes hacerlo.

-¿dudas de mis sentimientos?

-no, pero hay veces que no se si hago bien las cosas, hay veces que te noto distante, si yo estuviera seguro de que es lo que quieres, me quedaría todas las noches contigo. Hay veces que por tu actitud, pienso que lo que quieres es estar sola.

-no tiene nada que ver contigo, soy así, tengo mis momentos tontos, pero sé que estás ahí y me gusta, cuando te vas me quedo triste. ¿Sabes lo que necesito cuando estoy así? Un abrazo. ¡UFF qué calor! Ahora sepárate un poco, ¡dios qué calor! ¿Durará esto mucho? Tengo que hablarlo con Luisa. ¡qué calor!

-ya te abanico.





Hasta mañana. Agur



MARIAN

domingo, 18 de diciembre de 2011

¡QUÉ DESASTRE DE CASA!


-¿se puede saber donde guardas tu el termómetro?

-no tengo

-¡cómo no vas a tener! ¡Todo el mundo tiene termómetro!

-yo no.

- me pone negra tu pachorra, da lo mismo, ya voy a mi casa. A ver si hay suerte y recuerdo donde lo dejé la última vez que lo utilice. No me puedo creer que no tengas, ¿nunca te tomas la temperatura? Es importante, de verdad, yo alucino contigo, ¿Dónde tienes tú la cabeza? ¡Miguel por favor! ¿En qué mundo vives tú?

-val, vale, ya compraré uno si tan importante es. No hace falta que vayas a por uno, me tomo un antipirético y ya está.

-y ya está no, Miguel, ya está no, hay que saber la temperatura exacta, mañana cuando el médico me pregunte ¿qué le voy a decir? ¡Qué fundamento es este!

- no voy a ir al médico, además ¿Qué más da lo que piense?

-¡hombre que vas a ir! Si hace falta te llevo a rastras. Mañana vamos al médico y punto, sin rechistar.

-consuerte ¿estás nerviosa? No pasa nada, ven siéntate a mi lado, creo que tengo gripe, una simple gripe. ¿Te cuento el chiste?

-no, venga a la cama, a sudar. Te voy abriendo la cama, luego te subo algo caliente para que tomes, un caldo. ¡Mierda! ¿Tampoco tienes naranjas? ¡Qué desastre de casa! Mucho libro y te falta lo imprescindible, está claro me voy a tener que ocupar yo, no sabes cuidarte. Ya no eres un niño, majo, así que se acabó la tontería. ¡A la cama! Ahora mismo subo yo. No me mires así que ya se, estoy histérica perdida, es mi problema y tú te aguantas por desastre.

-estás preocupa.

-¡qué listo! Se dio cuenta, premio para ti.

-no te invito a mi cama porque no quiero contagiarte. Con lo que te he echado de menos.

-vamos a dejar las cosas claras, yo me meto en tu cama, si o si, llevo cuatro noches sin ti, van siendo muchas, que me contagias, pues nos cuidaremos alternativamente, ¿te has enterado? A mí no me rechistes, cuidadito conmigo que estoy menopáusica y ni yo misma se cómo voy a reaccionar, si ya de por si reacciono raro ni te cuento ahora. ¿Tú no te quejas cuando estas mal? No te he oído ninguna queja, lo tuyo no es normal.

-con verte se me pasan todos los males.

-venga, venga, no me vengas con esas ahora, ¡a la cama! ahora subo yo.

-si es que es puro nervio, ¿para qué me voy a quejar si tu lo haces muy bien?

-yo me quejo de lo mío, tu quéjate de lo tuyo.

-¿porqué  cuando estás preocupada chillas?

-¡y yo que sé!

-¿porqué todo lo arreglas chillando?

-¡qué sé yo! ¿Por qué no te has vacunado contra la gripe?

-me ponen nervioso las agujas, prefiero meterme en la cama contigo.

-¡miedoso………! ¡pero qué guapo eres!



Hasta mañana. Agur

MARIAN

¡MI CUERPO ARDE¡


-¿un café?

-como quieras.

Entramos en el bar que en esos momentos está abarrotado, una oleada de calor recorre  mi cuerpo, me quemo, todos mis órganos están ardiendo, me abanico con las manos, no es suficiente, ¡qué calor! ¡Por Dios! En cuestión de segundos mi cuerpo está empapado de sudor, uff, me quito la cazadora, esperando sentir alivio, pero no, el calor surge de dentro de mi cuerpo, es mi cuerpo el que lo produce, ardo.

-¿qué pasa?

Pregunta Miguel al ver mi agitamiento.

-tengo el termostato estropeado.

Ríe a carcajadas.

-tienes cada salida, consuerte.

-los  hombres no entendéis de esto, necesito refrigerarme, ¡qué sofoquina! Seguro que si abro mucho la boca salen llamas de ella, como a los vampiros.

-¡¡¡vampiros!!!

-es que no me sale como se llaman, así que suelto lo primero que se me ocurre, ya me entiendes.

-dragones, consuerte, se llaman dragones.

-eso quería yo decir. ¡Dios qué calor! Esto no hay quien lo aguante.

Con las ganas que tengo de estar con él, pero en este momento no quiero que ni se me acerque, me siento incómoda, sudada, me molesta todo, ¡Dios qué calor!

Con una carta de menú, comienza a abanicarme. Yo ardo, pero a él le da un escalofrío. Ese brillo de sus ojos……

-estoy destemplado.

-¡ya! Aquí hace calor.

-yo tengo frio.

-¡ya! ¿Estás bien?

-un poco cansado

Mi cuerpo cambia de temperatura en segundos, el sudor se vuelve frio, ¡Dios qué frio! En mi cabeza resuenan las sirenas de alguna ambulancia seguida de la policía, bomberos, protección civil,  central nuclear,etc., etc.

-vámonos.

Termino con el café de un trago, está tan caliente que mi boca arde, vuelve los sudores, la calorina. Sus manos están frías pero su frente arde.

-vamos a casa.





HASTA MAÑANA. AGUR

MARIAN

sábado, 17 de diciembre de 2011

NO ME GUSTA QUE ME IGNORE


Estaba en la clase de pintura, mi ratito semanal, perdida entre pinceladas y matices, ¿la nieve es blanca? No, tiene muchísimos tonos, reflejos, un mundo de colorido. Pintando aprendes a mirar la vida de forma diferente. Yo no soy de normas, rebelde por naturaleza, siempre dentro de una armonía, pero dejando clara mi personalidad en cada cosa que hago, la pintura me permite hacerlo, aunque mi profesor no siempre está de acuerdo. “primero hay que aprender  a mirar y pintar lo que ves, luego podrás hacerlo a tu manera” dice. ¡Cómo me cuesta eso! Con lo que me gusta hacer las cosas a mi manera.

En ello estaba cuando escucho la voz de Miguel fuera, no lo esperaba hasta la noche, llevamos tres días sin vernos. A entrado en la clase, saludando cordialmente a todo el mundo, una decima de segundo más me ha dedicado a mí, se ha puesto a charlar con el profesor. ¡Qué mal llevo eso también! Esa forma suya de ignorarme sin ignorarme, se que está pendiente de mí, lo tengo enfrente, sé que me mira de reojo, no tengo duda, lo sé de cierto. Yo le miro sin pudor, todo el mundo sabe lo que hay entre nosotros, no hay porqué disimular. Ahora va de alcalde, es el alcalde, no sé muy bien qué hace aquí, pero es el alcalde, hay que tratarlo como tal. Es que para mí es Miguel, al que he echado muchísimo de menos estos tres días. Como sé que me mira de reojo le sonrío maliciosamente ¡madre mía qué guapo está! ¡Tengo un gusto con los hombres! ¡Qué tontería! Me mira un segundo con esos ojos color miel que tienen un extraño brillo, que malinterpreto. Mira los trabajos de mis compañeras de clase, ¿por qué no ha empezado por mí? Con las ganas que tengo de tenerle cerca, no pierde nunca la compostura, eso me puede. Cuando llega a mi me pongo chulita, hasta que siento la presión de su mano sobre mi hombro, me dejo llevar por la sensación de tenerlo cerca, me dedica un ratito más que a las demás, yo encantada.

-¿qué tal se porta esta?

Dice en tono jocoso. Todos le ríen la gracia.

-bien, bien.

Dice el profesor.

-te espero en el bar.

Me dice al oído, me da un ligero beso en la mejilla. Yo más ancha que ni sé, mirando como murmuran mis compañeras. Es mi chico además de ser vuestro alcalde majas, ha venido a verme a mí, pienso, aunque no estoy muy segura de ello.

Vuelvo a mi paisaje nevado, intentando retomar el trabajo,  no puedo, él está en mi cabeza, siempre está,  ahora más, es que llevo tres días sin verle, le echado muchísimo de menos.

Salgo cinco minutos antes de la clase, está esperándome fuera.

-¿te ha gustado la visita?

-me ha gustado verte, pero prefiero a Miguel, antes que a el alcalde.

-como Miguel no hubiera podido ir, como alcalde sí.

-sí, eso es cierto. ¿Has ido a verme? ¿Lo has hecho por eso?

-para verte a ti y al profesor, por si no lo sabía, ahora lo sabe, estás conmigo.

-te he echado mucho de menos.

-y yo a ti consuerte.





HASTA MAÑANA. AGUR



MARIAN