lunes, 30 de mayo de 2011

SIN TI NO SOY NADA



Iba mirando por la ventanilla del coche, de muy mal humor, sin saber muy bien que hacia ahí, a qué demonios tenía que ir ella a Burgos a pasar un mal día, con lo a gusto que se hubiera quedado en casa.

-un poco más adelante hay una área de descanso donde suelo para siempre que vengo por aquí ¿te apetece que paremos a tomar un café?

-como quieras, mira que eres aburrido ¿porqué siempre haces las mismas cosas? Cambia un poco chico.

-no sé porqué, tengo mis costumbres, así siempre sabes dónde estoy a ti eso te gusta ¿no?

-¿a qué viene eso?

-simple comentario, sigue mirando por la ventana.

-no te metas con migo.

-ni tu conmigo guapetona.

Entró en el área de servicio observando cada detalle, sobre todo quien había detrás de la barra, que por cierto era una mujer entrada en años, muy simpática y agradable, pero ella no estaba de humor para galanterías, estaba claro que no iba a ser un buen día.

-¡Buenos días señor Manuel!-saludó amablemente- ¡Cuánto tiempo!

-¡Buenos días Bea! ¿Dónde anda Pedro?

-está fuera colocando las mesas.

-luego voy a saludarle. Sácanos un café para mi mujer y para mí lo de siempre.

-ahora mismo va. Encantada de conocer a tu señora, nos hemos preguntado muchas veces si estabas casado o soltero, como siempre eres tan reservado, yo siempre decía que tenías pinta de estar casado.

Me está cayendo bien la tal Bea, si, si, voy a intentar caerle yo bien.

-Esta es Marian la que me tiene amarrado.

-encantada.

¿Por qué siempre tendrá que ir de graciosillo? Tengo que relajarme, el café está buenísimo.

En cinco minutos ya estaban en la calle, saludando al tal Pedro, un hombre muy agradable, que casualidades de la vida tiene un gran parecido con un primo mío que también se llama Pedro, mi primo es más joven, pero se parece muchísimo, por cierto cuando éramos pequeños decía que se iba a casar conmigo ¡qué gracia! Hace unos cuantos años que no le veo, vive en Valencia, creo que va llegando la hora de hacerle una visita, hacia mucho que no me acordaba de él, con su hermana ya tengo algo más de contacto por lo menos telefónico. ¿porqué habrá salido esto ahora? Voy a dejar de divagar, aunque ahora que me he acordado de ellos, tendré que ir ha hacerles una visita, un día de estos.

-¿qué piensas?

-nada en especial.

-ya vale, nena, no tienes motivos para estar enfadada.

-vale perdona, no puedo evitarlo.

Ojala me hubiera quedado en casa, no tenia que haberme dejado convencer. El día va a acabar mal, ¡qué estrés! Hicieron todo el viaje sin abrir la boca, cuanto más cerca estaban peor se sentía, no iba a ser capaz de enfrentarse a Gema ¿porqué me tengo que enfrentar a esa? ¿Pero qué coño pinto yo aquí?

Manuel paró el coche a la entrada de la ciudad. Sin mediar palabra la atrajo hacia él cubriendo su cara de besos, atrapando su boca transportándola a a su cerebro, fortaleciéndola con su amor, su apoyo, su pasión, su deseo. Separándose de su boca para mirar sus ojos, mientas acaricia su mejilla, volviendo a atrapar su boca, sellando un pacto no hablado, pero entendido por los dos, de amor, de apoyo mutuo.

-si he sido capaz de transmitirte lo que siento, tiene que servir para fortalecerte, para darte confianza, ¿por qué lloras?

-porque te quiero y me quieres.

-Te quiero más que a mi vida, entérate, hasta que tu has entrado en ella, estaba muerto, mi vida no tenía sentido, no eres consciente de cuanto has cambiado mi vida, en todos los aspectos. Tu eres la protagonista de mi vida, vivo para ti y por ti, lo que sea que hagamos lo haremos juntos de la mano, entre nosotros no hay cabida para nadie más. No sigas llorando, cariño, me vas ha hacer llorar a mí, tú has sentido mi amor, yo siento el tuyo en cada cosa que haces, en tu forma de mirarme, me has dado la vida, la ilusión por vivir. Cuando me fije en ti, estabas con Oscar, le pertenecías a él, no tienes ni idea de los celos que sentía cuando te veía pasear con él por el pueblo, nunca te he contado estas cosas, me moría de celos, cuando te veía sola, pasaba a tu lado solo por ver tus ojos, para que me mirases. Quizá tu relación con Oscar no fue perfecta, pero educasteis juntos a esa niña, estuvisteis juntos hasta el final, yo intente crear una familia con la persona equivocada, no tenía que haber pasado nada de lo que ha pasado, un polvo cambió mi vida, uno solo, nena, lo hicimos la primera vez y no la volví a ver hasta un mes más tarde, cuando vino a decirme que estaba embarazada, la acepte, hice todo lo que pude para que las cosas fueran bien, cuando desapareció dejándome con el niño no me importó, los cinco años que tuve al niño conmigo fuimos felices los dos, no hay día que no recuerde la risa de ese niño, la sensación de llevarlo de la mano. No tenia que haber vuelto, pensó que con cuatro chorradas la perdonaría, la odie con todas mis fuerzas, pero otro puto polvo mal echado y vuelvo a dejarla embarazada, manda cojones. No se llevó al niño, porque lo quisiera, se lo llevó para joderme la vida, por venganza. Desde que ese niño desapareció de mi vida, dejé de vivir, tu has hecho que recupere mi vida. Entérate ya de una vez, nena, voy a luchar por esta relación con uñas y dientes, no voy a permitir que nada se meta en medio. Mírame, te quiero más que a mi vida, sin ti no soy nada.

-gracias. Que sepas que lo que siento por ti, lo que yo he vivido contigo, no lo viví con Oscar, lo quise pero no tiene nada de qué ver con lo que tu y yo tenemos, ojala te hubiera conocido a ti primero, es muy triste que nuestras familias se hayan destruido para que podamos estar juntos, pero ya es pasado, no se puede hacer nada, no se si crees en estas cosas pero pienso que tu y yo estábamos destinados a conocernos a querernos. Ahora nos queda luchar por Nekane, ella es tan víctima como tu, más diría yo, tenemos que hacer lo que haga falta por ganarla, tienes que dejar que te conozca, gánatela, Manuel, vendremos las veces que haga falta hasta que consigamos que nos acepte y no por el dinero, sino porque es lo que corresponde, no podemos seguir viviendo en el pasado, hay que corregir errores ya ha llegado el momento. Lo único que no soporto de este tema es a Gema, tienes razón cuando dices que no tiene nada que ver contigo.

-vamos a picar algo antes de ir, tenemos tiempo, seguimos hablando. Bésame.

-ya has estado tu aquí antes.

-sí, pero los dueños han cambiado, no conozco a los nuevos. Tanto besito, nena, te haría el amor ahora mismo.

-tú estás enfermo, lo tuyo no es normal.

-no soy de piedra, esa forma tuya de besar, me vuelve loco.

-para un poco con esas manos, que pareces un pulpo, ¿conseguiremos pasar desapercibidos?

-a mi me da lo mismo.

-para quieto ¡hombre! que me pillas con las defensas un poco bajas y a la mejor te dejo.

-podíamos ir al baño.

-a ti se te va la olla.

-si por ti, venga tonta, ve tu primero luego voy yo, no se si es por los nervios, pero tengo unas ganas.

-no me lo puedo creer, estás diciendo esas cosas porque sabes que te voy a decir que no, pero ten cuidado haber si te vas a llevar una sorpresa.

-venga, no se va a enterar nadie.

-no que va, como que la gente es tonta.

-venga, tienes tantas ganas como yo.

-que no, estate quieto, estamos dando la nota.

-¿lo has hecho alguna vez en un baño público?

-no, y no te voy a preguntar si tu lo has hecho.

-mírame, no, pero ahora me apetece muchísimo, seria una buena forma de relajarnos.

-¿estás seguro? yo no lo tengo tan claro.

-hazme caso, ve que yo te sigo.

-que ¡no! estate quieto.

-mírame a los ojos y dime que no te apetece.

-estas siendo malo conmigo.

-todo lo contrario, tienes tantas ganas como yo, mírame y niégalo. Estas ardiendo por dentro, se te nota.

-me da apuro.

-solo es un juego, venga cachorrita. No se va a enterar nadie.

-me da vergüenza.

-déjate llevar por el momento, aquí no nos conoce nadie.

-¿con qué cara salimos?

-con la más alta y orgullosa que te salga, así voy a salir yo, ve que te sigo.


martes, 24 de mayo de 2011

SOY COMO UN CERO A LA IZQUIERDDA

-ven conmigo.
-no, prefiero quedarme, pero pórtate bien.
-yo siempre me porto bien, ven a vigilarme.
-si sospechase enserio que tengo que vigilarte, no estaríamos juntos ¿vale guapo? Ya te echaré la bronca a la noche por cualquier cosa, ya está, no pasa nada ya tienes que estar acostumbrado, te aguantas y punto
-vale guapa, estate pendiente del teléfono, si no la que ve a tener una bronca y gorda esta noche vas a ser tu. Dame un beso, deja que me llave tu sabor y tu olor.
-no te das cuenta lo mal que suena eso, por favor, ya sé que no lo dices por mal, pero no me lo digas así.
-joder qué bronca me ha echado en un momento.
-Vamos a la oficina.
-¿estás nerviosa?
-un poco, quiero que hables con Nekane, pero no quiero que vayas a Burgos.
-no hay más remedio, ven conmigo. Hace mucho que no lo hacemos en la oficina.
-el qué
-que va a ser, nena ¿te acuerdas la primera vez que lo hicimos?
-sí, yo y todo el mundo. ¿Cómo puedes pensar ahora en eso?
-como despedida.
-¡como despedida de qué!
-relájate un poco, nena, tranquila, ven tontina.
-venga un besito rápido y vete.
-no, guapetona, te vienes conmigo, no hay más que hablar.
-no, en serio, no me apetece.
-no pienso discutir contigo, vienes y punto, es absurdo que pases un mal día imaginando, vete tú a saber que barbaridades, no hay más que hablar.
-tengo trabajo
-yo también, si tu no vienes no voy, que pase lo que sea.
-por favor, que no quiero ir, prefiero quedarme.
-no, tenemos dos acciones vamos  o nos quedamos los dos.
-¿a qué viene esa tontería ahora? ¿Qué sentido tiene que vaya yo? No pinto nada allí.
-¿estar conmigo no te parece suficiente motivo?
-no es eso Manuel, quiero que lo entiendas.
-no lo entiendo, ni quiero entenderlo, lo que no tiene sentido es que te quedes mal y que yo vaya mal, eso es lo que no tiene sentido, así que decide.
-no voy vestida para ir a ningún sitio.
-yo te veo bien, como siempre  ¿tienes que ir de gala?¿porqué?
-no lo entiendes, déjalo, si quieres que vaya hay que pasar primero por casa.
-no. Así estas muy bien, Marian no tienes que competir con nadie.
-me lo estás poniendo muy difícil.
-tú lo haces difícil, no me mezcles, tienes que enfrentarte a tus miedos, creo y no me equivoco, que yo no tengo nada que ver en tus miedos hacia Gema, así que vamos pensando en los motivos reales mientras vamos, tres horas de camino dan para mucho.
-no lo entiendes, de verdad no quiero ir.
-te estás comportando como una cría, vamos a hablarlo como dos personas adultas que somos los dos.
-lo voy a pasar mal si voy, no lo entiendes.
-lo que si se es que llevamos mucho tiempo con este tema, va siendo hora de zanjarlo. Te he explicado mil veces que Gema no me interesa, ni me ha interesado nunca, no entiendo tu miedo a verla o a que yo la pueda ver ¿qué pasa, piensas que voy a ir detrás de toda mujer guapa? Si quisiera hacerlo, lo haría en cualquier lado, no tengo que irme hasta allí ¿hasta ahí estamos de acuerdo?
- no desconfió de ti, de verdad, lo digo con el corazón en la mano, créeme.
-pues entonces vamos a analizar qué te pasa con Gema.
-me hace sentirme como una pulga, como si no fuera nada, un cero a la izquierda. Se la ve tan esplendida y maravillosa, abierta, siempre sabe que decir, es el centro de atención de todo el mundo, cae bien a todo el mundo…
-¿estás segura de eso? Y perdona que te interrumpa, me parece que estamos hablando de dos personas distintas. ¿A ti te gusta ser el centro de atención?
-no para nada, prefiero pasar desapercibida.
-No la conoces te has formado una idea de ella errónea, y yo me pregunto ¿porqué?

sábado, 21 de mayo de 2011

Black Stones

OS MANDO OTRA HISTORIA DE MI VECINITA, ESPERO QUE OS GUSTE.
Hoy en día mi nombre es conocido por muchos. Mi popularidad ha ido creciendo hasta llegar a se considerada como una Idol, mis canciones mueven masas. A mis conciertos cada vez asiste más y más gente, jóvenes adolescentes ingenuos, influenciables, fácilmente moldeables. Verlos al pie del escenario me trae amargos recuerdos de tiempos pasados, en los que yo era igual de ingenua e influenciable. Sí, hubo un tiempo en que fui como ellos, pero eso ya pasó, aquella “yo”  desapareció entre las llamas que devoraron mi inocencia….aquella fatídica noche….
Aquél día que había empezado como otro cualquiera iba a terminar de la peor de la formas. No, aquél no era un día cualquiera, sino el día de mi decimosexto cumpleaños. Dios, lo había olvidado… Era domingo, creo, volvía a casa de asistir al concierto de uno de mis Ídolo, como de costumbre, más tarde de mi hora, así que decidí  que sería mejor entrar a hurtadillas por la puerta trasera, que daba a la cocina, para evitar a mis padre, quienes, seguramente, me estaría esperando en el salón para echarme la bronca. Entonces algo llamó mi atención, un resplandor anaranjado entre los edificios y un intenso olor a quemado. Me encontraba a un par de manzanas de mi casa, así que aceleré el paso. Mi calle estaba anegada de humo, pero pude ver claramente que era mi casa la que ardía. Me quedé paralizada, lo único en lo que era capaz de pensar en ese momento era en que mis padres debían de estar en casa. Quería correr, quería gritar, pedir ayuda, pero me fue imposible, mi cuerpo no respondía. No se cuanto tiempo permanecí así, mirando la casa arder, con los ojos desorbitados y llorosos a causa del terror y el humo, pero de repente algo cambió en mí, como si un mecanismo se activase en mi interior, mi cuerpo se puso en marcha solo. Moviéndome como por acto reflejo me acerqué a la entrada trasera a paso firme, recuerdo haber mirado la cerradura destrozada un segundo antes de continuar. Encendí los aspersores mientras dirigía mis pasos hacia el lado derecho de la casa, donde un gigantesco ventanal conducía al salón principal. El cristal sobrecalentado chirrió al romperse en diminutas astillas ante el frío contacto del agua. Entré impasible ante las llamas y entonces los vi… mis padres. El cadáver de mi padre yacía sobre la alfombra persa empapada de sangre. El cuerpo de mi madre, tendido desnudo sobre el sofá, con abundantes cortes aún sangrantes por todo el cuerpo. Estaba abierta de piernas y las moraduras y restos de semen que habían dejado sobre ella denotaban claramente que la habían  violado, probablemente más de una vez… Era una estampa grotesca, que no pude evitar contemplar.
Los recuerdos de esa noche los conservo como vividos a través de una niebla espesa, y muchos están tan borrosos que en ocasiones dudo de si son reales o no; pero esa imagen se me quedó grabada a fuego y aún hoy me produce pesadillas. A partir de aquí los hechos están aún más confusos, supongo, a causa del humo que se había colado ya en mis pulmones y comenzaba a afectarme. Creo recordar que me sentí mareada y que la vista comenzaba a nublárseme, aún así y gracias seguramente a la adrenalina que aún fluía por mis venas, fui capaz de percibir que no estaba sola, al fondo del salón había un hombre vestido de negro. Vagamente recuerdo como se acerco a mí y mantuvimos un leve forcejeo. No estoy del todo segura, pero tengo la vaga sensación de caer sobre la alfombra bajo él peso de aquel hombre. La sensación de ahogarme, de la falta de aire me invadió cuando sus manos rodearon mi cuello. No fui consciente de poco más, no tarde en quedar inconsciente, pero justo antes de perder el conocimiento la imagen de un dragón rojo vino a mi mente. No fue hasta bastante más tarde que comprendería su significado.
Los siguientes seis meses son un borrón en mi memoria. Hay imágenes sueltas, inconexas: Un bombero sacándome en sus brazos de la casa. Una enfermera curando mis quemaduras. Una agente de protección de menores.  Un comedor atestado de jóvenes que me miran, que me ignoran… La mayor parte de lo que sé con certeza de ese periodo lo descubrí tiempo después. Al parecer lo bomberos, alertados por la llamada de varios vecinos acudieron al lugar 5 minutos más tarde de que yo entrara en la casa. Nos encontraron a los tres en la sala. Los cuerpos de mis padres, que ya presentaban quemaduras serias tuvieron que ser identificados por su dentadura. Yo también tenía algunas quemaduras, que según relataron los periódicos me gané por un acto heroico en el que valientemente entre en la casa para salvar a mis padres, que se vio frustrado cuando el humo de dejó fuera de combate. Tras permanecer un mes ingresada en la unidad de cuidados intensivos de un hospital, la pobre huerfanita, aún en shock y con una aparente amnesia, fue internada en un orfanato…Y ahí acaba la historia sensacionalista que tanto fascina a los medios, legando al olvido a la pobre huerfanita.
Por otra parte, el shock provocado por los acontecimientos de esa fatídica noche me dejaron en una especie de estado vegetativo, donde a pesar de que mi cuerpo se movía, mi mente se encontraba aislada en un rincón de mi inconsciencia, refugiado, a salvo del dolor del mundo exterior. Creo que parte de mi aún se encuentra en ese refugio, y sinceramente, espero que siga ahí, por que el mundo exterior es demasiado cruel para que alguien tan inocente e ingenuo sobreviva en él. Pero finalmente desperté de aquel sueño, para despertar en la pesadilla que representa esta puta realidad, cruel donde las haya. Y como no mi despertar fue provocado por otro hecho nefasto que hizo aflorar una parte de mí oculta, que me ayudaría a sobrevivir y a forjar lo que soy hoy.
Fue una noche, fue de sopetón y sin previo aviso. Parpadeé varias veces, desconcertada. Estaba desnuda sobre la cama  y unas manos gruesas, ásperas y grasientas  manoseaban mis pechos con brusquedad. Contuve una oleada de nauseas al percibir el olor a sudor y sebo que desprendía el hombre que se movía con ansia sobre mí. Aquello me resultó extrañamente familiar. Al parecer no era la primera vez que aquel guardia me violaba, pero sí sería la última. Deje que la rabia y la ira acumulados durante tantos meses se apoderaran de mí y me dieran la fuerza necesaria para golpear a aquella mole de sebosa, empujándolo contra el espejo que había anclado a la pared, haciéndolo añicos. Me levanté con movimientos ágiles, casi felinos, disfrutando de aquel momento. Agarre uno de los cristales y lo clavé repetidas veces en el pecho de ese cerdo violador y pederasta.
Cuando acabé ambos estábamos cubiertos de sangre. Jadeando a causa del esfuerzo me levanté y me miré en el fragmentote espejo que aún quedaba pegado a la pared y para mi sorpresa, contemplar mi cuerpo, desnudo y chorreante de sangre, me dejó indiferente o, si cave, satisfecha con lo que acababa de hacer. Cogí algo de ropa de un cajón y, aún desnuda, dirigí mis pasos hacia los lavabos comunitarios donde me lavé la sangre y me vestí, mientras disfrutaba del dulce sabor de la venganza.
Venganza… Si, venganza era la palabra que bramaba en mi interior. Debía buscar venganza por lo que le habían hecho a mis padres. Aún no comprendía por qué alguien querría matar, y de una manera tan brutal a una simple familia como la mía, mi madre era catedrática en la universidad de Tokio, mi padre un simple farmacéutico. Con este pensamiento retumbando en mi cabeza, salí del baño esperando encontrar una salida y escapar. Me sorprendió descubrir que conocía con exactitud cada pasillo que recorría, esquivando las cámaras de seguridad con una agilidad pasmosa, como si siempre hubiera sabido que estaban allí. Supongo que mi cerebro registró aquellos detalles en mi subconsciente de manera automática. Salí del edificio por una ventana que daba a una escalera de incendios. Por supuesto ésta estaba vallada, pero mi cerebro sabía que el segundo y tercer barrotes estaban sueltos y dejando espacio suficiente para que un cuerpo pequeño como el mío se colase. La imagen de dos chicas saliendo a hurtadillas por él me vino a la mente, un nuevo recuerdo de mi subconsciente. Sentí como una sonrisa de suficiencia se dibujaba en mis labios. Aquello era flipante!!

A partir de ahí no hay mucho que contar, no tenía dinero y tampoco a donde ir, así que durante un tiempo me dedique a vagabundear y robar, refugiándome donde podía. No fue hasta un par de años más tarde (o tal vez tres), que se me ocurrió que podría ganarme algo de pasta cantando. Tiene gracia que hasta entonces nunca había pensado que mi voz sirviera para algo más que cantar en la ducha o en un karaoke. La idea me vino una tarde de febrero, hacía demasiado frío para estar en plena calle, así que me refugié en los pasillos subterráneos del metro. Fue mientras me mezclaba entre los viandantes intentando mangar un par de carteras cuando oí una música conocida. Era uno de mis temas favoritos de los Trapnest, uno de mis grupos predilectos y sentí cierta nostalgia de tiempos mejores. Me acerque al guitarrista, que tocaba una destartalada guitarra con una maestría que me conmovió. A su alrededor se había reunido un considerable grupo de personas para escuchar, conseguí abrirme paso hasta situarme justo delante. Lo mié tocar durante un buen rato, ensimismada, ni siquiera me di cuenta de que estaba cantando hasta que terminó la canción y lo vi mirándome fijamente. Hasta había dejado de tocar y sólo me miraba, con los ojos desorbitados por la sorpresa y una curiosa sonrisa en los labios que se debatía entre divertida y sarcástica. Me ruborice como no lo hacía en años y empecé a retroceder pero la muchedumbre que me rodeaba no me dejaba avanzar. De repente una voz firme y autoritaria retumbó en el pasadizo:
      - Qué está ocurriendo aquí, dispérsense señores, abran pasó – espetó el guardia y la gente se apartó a su paso como el mar ante Moises. Dos hombres corpulento y con cara de malas pulgas avanzaron entre la gente directamente hacia nosotros.
      - Mierda!- hoy a mis espaldas. Aquello me sacó de mi estupor y mi cerebro volvió a funcionar como de costumbre. Eché a correr serpenteando entre la gente, es por todos sabido que es ilegal mendigar en el metro y lo que les ocurre a los que son atrapados, y esa no iba a ser yo. La gente que hasta entonce había permanecido observando entró en pánico y se lanzó a correr en todas direcciones llevándose cuanto pillaran por delante. Incluso mi agilidad superior, desarrollada por años de huir y callejear, me resulto escasa para zafarme de aquella marabunta. De repente una mano me agarro del brazo y tiró de mi, era el tío de antes, - por aquí! - me dijo, y ambos salimos corriendo, si que me soltara la mano, por callejones secundarios menos transitados. Saltamos a las vías y nos colamos por un pasadizo que daba a una estación abandonada. Sólo entonces dejamos de correr, ya estábamos salvo, habíamos conseguido escapar. Ambos suspiramos de alivio, nos miramos y nos echamos a reír. La verdad es que por peligroso que resulte aquellos años fueron los más divertidos. Saboreando el riesgo, sentir la adrenalina correr por mis venas… Una increíble sensación sólo comparable con lo que se siente al subir al escenario ante miles de personas.
      No fue hasta que nos hubimos calmado un poco que no me di cuenta de que él aún sostenía mi mano:
      - Ejem… m la devuelves? – pregunte señalando nuestras manos.
      - Te molesta? – contestó él sonriendo descaradamente. Me solté con un movimiento brusco y me dí la vuelta, más para ocultar mi sonrojo que por que realmente me hubiera molestado, pero me había costado mucho forjarme mi  reputación de chica dura y fría como para que un tío como él la echara por tierra por una gilipollez como esa. Pero lo cierto es que me complacía. Desde mi huida del orfanato no había tratado con mucha gente y los pocos que me conocían o me temía o me odiaban (o ambas cosas). Y no es que me molestara, pero ese tío me había tocado una fibra sensible o algo así. Me dije a mi misma que había sido su manera de tocar la guitarra la que me había conmovido, pero en el fondo sabía que había sido aquel primer contacto, el simple y absurdo acto de cogerme de la mano. Claro que esto no lo iba a reconoce nunca, y menos en voz alta. Así que trataría de continuar con mi fachada de tía imperturbable y le soltaría el comentario más mordaz y sarcástico que se me ocurriera, me preparé para que mi voz sonase lo más fría posible, pero antes de darme tiempo a contestar él se me acercó por detrás, me rodeó con un brazo y me susurro:
- Canta para mí…
- QUE! -  mi voz sonó más aguda de lo que me hubiera gustado. – Mierda- pensé – a la mierda mi reputación de dura. Cabreada, me zafé de su brazo de un empujón y me alejé de él a grandes zancadas. – Será engreído! Maldito imbecil! Qué coño se ha creído ese….- iba pensando yo mientras me aljaba pos el túnel.
- Eh! Espera o te perderás – esto me cabreó aún más
- No eres el único que sabe moverse por estos túneles sabes! – le grite sin girarme siquiera
- Vamos, venga! Qué te ha molestado tanto? – preguntó él, y al ver que lo ignoraba corrió hacia mí y me agarro del brazo obligándome a girarme. Fue un tirón bastante brusco, si no hubiera sido por mi equilibrio y fuerza anormalmente superiores probablemente me habría derribado. Y él se percató de ello haciendo que fugaz gesto de sorpresa se reflejara en sus ojos, aunque no tardo en recupera la compostura. La satisfacción que me produjo aquél fugaz gesto ayudo a suavizar mi mal carácter. – Estás llena de sorpresas – susurro – Lo digo en serio, tienes una voz increíble, por favor canta para mí, aquí, ahora, por favor – su voz sonaba tan suplicante que no tuve otra que acceder, aun con reservas.
      Él sacó su guitarra y comenzó a tocar y yo canté. Canté como nunca antes. Fue entonces cunado descubrí cuanto me gustaba y desde entonces no he parado. Después de aquella primera vez, en aquella estación de metro abandonado, ha habido muchas más. Aprendí a confiar en él y hoy en día no confío en nadie más, ni cantaría para nadie más. Ambos, juntos, formamos este grupo y lo hemos llevado hasta la cima del mundo.
      Pero si crees que nuestra historia acaba aquí te equivocas, pocos saben lo que hay detrás de los Black Stones, tal vez algún día te lo cuente….  

martes, 17 de mayo de 2011

¿JUGAMOS?

La casa de Carmen, es el único comercio que hay en el pueblo, tiene de todo, desde un bote de alubias, ropa interior, de todo tipo, por cierto, cosa que me hace mucha gracia, tiene hasta ligueros, tangas y demás artilugios provocadores del sexo opuesto, esta parte de la trastienda la acabo de conocer, nunca me lo hubiera imaginado, a lo que iba, como dice Manuel mientras te tomas una copa, porque también es bar, puedes comprar filetes , calcetines, media docena de tornillos y hasta hacer copia de llaves, una maravilla. Asun se ha encargado de enseñarme la trastienda, ni un almacén de Eroski tiene tantas cosas, como todo el mundo nos ignora pasamos el tiempo abriendo cajas y riéndonos como locas, esto es lo que hace ella, cuando viene para evitar aburrirse.
-¿cómo aguantas que te ignoren de esa manera?
-al principio me mosqueaba con Alfonso por permitirlo, ahora paso, vengo cuatro veces al año, no quiero complicarme la vida.
-no merece la pena.
-en cuanto llegue Andrés la cosa cambia, ya lo verás, las manda a la cocina rápido.
-¿qué tal es Andrés? ¿Te llevas bien?
-genial, me cae muy bien, tampoco es que lo vea mucho, pero por lo menos te trata con educación.
-así me parece a mí también. Vaya lio están montando, como gritan.
-eso es que ha entrado algún cliente, hombre, seguro.
-pues  vaya….
-hola Asunción.
-hola Leire, Marian la mujer de Manuel.
- he oído hablar de ti.
¿Habrá querido decir algo con eso?
-encantada.
-¿pasando el rato?
-como siempre. Vamos a enseñarle a Marian los juguetes.
Una que es un poco mal pensada, imaginé juguetitos eróticos, después de haber visto la lencería.

-estas no tienen ni idea del valor de lo que hay aquí ¡madre mía! Unos juegos reunidos ¿os acordáis?, yo nunca tuve, pero si jugué con ellos.
-Leire y yo a veces jugamos para matar el tiempo.
-está con el precinto.
-qué va, se lo quitamos y volvemos a ponérselo.
-¡qué pasada! Esto es como retroceder en el tiempo casi cuarenta años, yo he jugado con estas cosas. ¿Hay cromos de los de dar con la palma de la mano.
-sí, ya te dejaremos alguno, nos los hemos repartido entre Asun y yo, ya te haremos tu montoncito, con cajita y todo.



-¡qué guay! ¿Jugamos?
-yo primer.
-de eso nada, hay que rifarlo. En la casa de Pinocho sólo cuentan hasta ocho. Uno, dos, tres, cuatro, cinco seis, siete y ocho, te ha to-ca-do.
-Asun la primera en darle. Pinto, pinto, gorgorito, ¿dónde vas tú, tan bonito? Te ha to-ca-do.
-Marian siguiente, luego yo.
-¿qué hacéis? –Manuel asomaba la cabeza por la puerta.
-jugando.
-bah…..eso son juegos de chicas- dijo riendo- aquí hay auténticos tesoros. Cuando terminéis de jugar te enseño las fotos.
-vale, luego. Quiero comprarme una muñeca.


Alucinada me quedé cuando vi los juguetes ¡qué muñecas!  Hasta una cocinita, creo que tuve una igual o parecida, recortables  de los de antes, lo que habré jugado yo con ellos, me encantaban, una muñeca de comunión, que me recordó a mi hermana  mayor.

lunes, 16 de mayo de 2011

ME ACABAS DE ALEGRAR EL DIA

-no me digas que no es guapo.
-Manuel nunca ha sido guapo, resultón, quizá, tiene algo, pero guapo no.
-no tienes ni idea, es el hombre más guapo del planeta.
-¿de qué os reis? –dijo Manuel con cara de pocos amigos.
-cosas nuestras.
-¿porqué te has ido sin decir nada?
-estabas ocupado, creía que no te ibas a dar cuenta.
-pregunta María si nos vamos a quedar a comer.
-lo que tu digas.
-quedaros, así no me aburro.- solicitó Asun.
-que le digo ¿que sí?
-lo que quieras.
Manuel volvió a la casa.
-vaya excusa más tonta se ha sacado para ver donde andas.
-ya, hace el tonto con Carmen, pero no puede vivir sin mí.
-¿estáis enfadados?
-no. Cuéntame cosas de Gema.
-¿qué quieres saber?
-¿desde cuándo la conoces?
-ya hace unos cuantos años, un día vino Manuel al restaurante con ella. Te estás martirizando sin motivos. ¿Sabes a qué se dedicaba? Ya no, lo ha dejado
-prostituta. ¿Ya no ejerce?
-no, pero no se dé que vive.
-¿sabías que Manuel tiene una hija?
-no sé de qué me hablas, de Gema no puede ser si ella te ha dicho eso, es mentira.
-de Amaia, de su mujer.
-de su difunta mujer, Marian.
-bueno, eso.
-no tenia ni idea, hasta donde yo sé, tuvo un hijo, que falleció en un accidente de coche, de todas formas Alfonso nunca me quiere contar nada de él, dice que el pasado es pasado y no hay que enredar.
-ya.
-¿qué está pasando?
-no lo sé, no sé si son cosas mías, o algo me oculta, siempre he tenido la sensación de que en la historia de Gema, hay cosas que no me cuenta.
-hice amistad con Gema por Manuel, al principio pensábamos que estaba interesado en ella, Alfonso siempre decía que estaba muy solo, nos interesamos un poco por ella., como era de Burgos, nos hizo gracia la coincidencia, Alfonso se enteró, no sé cómo, de que era prostituta, dijo que era muy raro que Manuel anduviera con ella, siempre ha dicho que andaba con ella, por algún motivo, si Alfonso sabe el motivo, a mi no me lo ha contado, Yo con ella siempre he tenido muy buena relación, a pesar de todo, últimamente no nos vemos mucho. Sé que le fastidió muchísimo cuando te vio con él, ya te lo dije una vez, nunca habíamos visto a Manuel así, con esa tontería y la sonrisa perpetua que tiene ahora, le ha cambiado la cara, Marian, no parece el mismo, ha desaparecido la tristeza de sus ojos, a mí siempre me ha parecido que estaba amargado, verle así ahora nos hace gracia, ¿no te das cuenta de cómo te mira? Tía, no sé lo que anda haciendo Gema, pero yo no dudaría de los sentimientos de él hacia ti, sus ojos no mienten, ni la expresión de su cara. A mí me caía mal, ya sabes el motivo, cada vez que aparecia, Alfonso desaparecía con él y no volvía hasta el día siguiente, eso siempre lo he llevado muy mal, pero viéndole ahora, lo veo tan tierno, esa forma de mirarte, te aseguro que a Gema no la miraba así, nunca entendí que hacía con ella, se notaba que no había nada, yo creo que se acostaba con ella, le pagaba, estoy casi segura, y listo, que yo sepa no había nada más, por mucho que a ella le fastidie, creo que lo que realmente le molesta es que ha perdido a su mejor cliente, y que no te siente mal, eso es pasado.
-no  tengo ninguna duda de sus sentimientos, me los ha demostrado con creces, es lo mejor que he tenido en mi vida, de verdad, ahora mismo le estoy echando de menos, ¿porqué estará siempre Gema ahí?
-pasa de ella, ya se cansara ¿qué es eso de que tiene una hija?
-parece ser que antes de que Amaia volviera a desaparecer, le hizo un hijo, mala suerte, el caso es que la conexión con esa niña es Gema, era compañera de Amaia, trabajaban en el mismo sitio.
-¿Amaia era prostituta?
-pare ser que se dedicó a ello, cuando se fue del pueblo con él niño, hasta que murió.
-¿en Burgos?
-sí, casualidades de la vida.
-no tenía ni idea. Está claro que en esta historia hay muchas cosas que no se.
-con lo que me has contado, me acabas de alegrar el día, voy a darle un beso a mi marido, delante de Carmen, para que se chinche, que es mío, es mi hombre.

domingo, 15 de mayo de 2011

CARMEN

CARMEN

-¿Sabes lo que me apetece?
-qué
-podíamos ir a hacer una visitita a Carmen y su madre.
-como quieras.
-estas de un apático, espabila hijo, ¡qué soso! ¡Por Dios!
-he venido a no hacer nada.
-lo de no hacer nada es un poco relativo, algo tendremos que hacer para pasar el rato ¿no te parece?
-pues estoy a gusto sin hacer nada, aquí sentado tocándome los huevos.
-pues yo me aburro. Vamos a ver a Carmen, cuidadito con lo que haces ¡eh!  Haber donde miras, para mirar ya tienes mi trasero, cuidadito eh…….
-los ojos están para mirar, los traseros también. Si no estoy mal informado, creo que andan por aquí Alfonso y Asun.
-ya me gustaría verles, podemos comer con ellos.
-como quieras.
- Deja de decir como quieras, discúteme un poco, no seas tan aburrido.
-vale…
-vale QUE, dime algo, pesado
-vamos porque si no me vas a dar el día ¡pesada!
La bienvenida fue apoteósica, besos, abrazos, desde luego se alegran de vernos, no hay duda, aunque a mi tanto agasaja miento me agobia. Duró poco la atención, a los pocos minutos, ya estaba sentada ella sola con el café,  es lo mejor del sitio, pero sola, observando como Manuel se pavonea y como Carmen coquetea ¡con mi hombre! Sintiéndose completamente ignorada por todo el mundo ¿ha sido idea mía la de venir aquí? En fin, no voy a darle más vueltas, voy a saborear este delicioso café. Carmen está enamorada de Manuel, vamos no hay duda, pero bueno, es el típico enamoramiento platónico, es lo que quiero pensar,  el capullo de mi marido lo sabe, por eso se pavonea delante de ella, ¿no habrán tenido algo? No le veo con Carmen, pero vete tú a saber, a falta de pan buenas son tortas, se lo preguntaré, si, si, tanta tontería me carga ¡será posible! De verdad que me pone negra, es con la única que actúa de esa manera, voy a dejarlo, me da lo mismo. Qué risa más tonta, por favor, negra me está poniendo, en fin, déjalo que disfrute con la tontería.
-hoy vienen a comer Alfonso y Asun- decía María, la madre. Que disfrutaba tanto como la hija de la presencia de Manuel.
Conmigo no hace esas cosas, que conste que nos reímos muchísimo juntos, pero esa tontería, en serio, parece un gallo, este ni se acuerda de que estoy yo aquí, en fin que le vamos a hacer, la idea ha sido mía, ahora no puedo protestar. No voy a decir nada, tranquilo puede estar, pero que conste que vamos a tardar mucho en volver, si, si. Bueno por lo menos hablan en castellano, ya es algo, aunque no sé, porque para oír tanta tontería, casi mejor no entenderles, me está poniendo negra.
Tan absorta estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta de la llegada de la pareja  ¡Qué exageración!  Se levantó a saludar a los dos minutos estaba sentada con Asun, saboreando otro café.
-tienes aspecto de estar sexualmente satisfe..- les entró la risa a las dos.
-no me puedo quejar, tú tienes cara de llevar un rato escuchando a mi suegra y mi cuñada.
-pues sí, menos mal que el café es bueno.
-nos ignoran completamente, vamos a dar una vuelta, déjalas que cacareen.
-yo pensaba que me lo hacían solo a mí.
-solo les interesan los hombres.
-los hombres en general o Manuel en particular, me parece que Carmen está enamorada de él.
-siempre lo ha estado, pero tranquila, él solo se ríe de ella.
-se pavonea parece un gallo.
-Vamos camino de Galicia a pasar quince días, nos hemos desviado para que el niño vea a su mamá.
-yo me libro, como no tengo suegra.
-menos mal que yo la veo poco, nos íbamos a llevar fatal.
-que corra el aire, cuanto más lejos mejor. ¿Sabes algo de Gema?
-¿sigue molestando?
-un poco. ¿Tienes un cigarro?
-sí, toma. Pasa de ella.
-lo intento, siempre acaba apareciendo.
-mira, ahí viene Manuel.

sábado, 14 de mayo de 2011

HABLEMOS


Sentada en una roca, fuera de la cabaña, dándole vueltas y más vueltas al tema “Gema”. Me pongo mala solo de pensar que ha estado con ella, que la ha deseado, ha estado con muchas mujeres, todas las que ha podido, como él dice, pero esta se me atraganta, serán cosas mías, pero me supera. Solo imaginarme mirándola como lo hace él cuando quiere tema, se me revuelve el estómago, me entra una rabia ¡Dios! La tengo atascada, atragantada.  Sé que no tiene sentido, pero me dan unas ganas de irme y castigarle, una chorrada, pero es lo que siento, él no tiene la culpa, todo esto pasó antes de que yo le aceptase en mi vida, ya lo sé, si no hubiera sido tan pava, me hubiera dado cuenta antes de lo que me estaba perdiendo, menos tiempo hubiera estado con ella. ¡Mierda! la cantidad de bobadas que estoy pensando, voy a ver si se despierta, así dejaré de pensar en estas cosas, lo voy a despertar, que me aguante un rato, ya son las nueve de la mañana, a despertarse, tanto dormir, ¡ni hablar! Voy a tocarle los huevos un rato, como diría él, y no literal ¡eh! Bueno a lo mejor sí, ya se verá.
-¿qué haces cachorrita?
-tocarte los huevos.
-¿estás aburrida? ¿Qué hora es?
-las once de la mañana, te has saltado tu protocolo.
-¿tan tarde? No ha sonado el despertador.
-lo habrás puesto mal.
-¿qué ronda por tu cabecita?
-¿porqué preguntas eso?
-te conozco como si te hubiera parido, maja, suéltalo, ya que no me vas a dejar dormir.
-ya es hora de levantarse.
-los cojones.
-hazme un sitio, que la cama es de los dos, egoísta.
-ven aquí, a mis brazos, que yo te protejo de todo, ven aquí cachorrita.
Dios qué a gusto, no hay mayor placer que estar  rodeada por sus brazos, por su cuerpo, no puedo permitir que esa entre en su vida de nuevo.
-dime qué pasa por esa cabecita.
-nada importante.
-si a ti te preocupa para mi es importante.
-no quiero que veas a Gema.
-no está en mis manos, no seré yo quien la busque.
-ya.
-Marian, ojalá no la viera, pero si es así, da lo mismo ¿qué es lo que temes?
-estuviste mucho tiempo con ella, te puede tentar de nuevo.
-no tiene nada que me interese, nunca me ha interesado, he estado con ella por interés, creí que había quedado claro.
-no te enfades conmigo, por favor.
-me duele que no confíes en mi, te he dado muestras suficientes de mi lealtad, de mis sentimientos, no sé qué más puedo hacer.
-le sé, lo siento ya sé que son cosas mías.
-deja de martirizarte con ella, pasado Marian, los dos tenemos un pasado del cual no podemos deshacernos.
-tiene una buena delantera.
Manuel rió a carcajadas.
-silicona.
-¿a si?
-si
-yo no sabía eso, entonces tendrá unos pechos perfectos.
-artificiales, como ella, se ha hecho la liposucción varias veces, tiene tendencia a engordar, pero no tiene fuerza de voluntad para cuidarse con la comida.
-eso tampoco lo sabía. Yo fuerza de voluntad ya tengo.
-no tienes porqué compararte con ella.
-No lo puedo evitar.
-da lo mismo lo  que yo pueda decirte ¿verdad?
-te equivocas, para mi es importante hablar de ello, nunca he expuesto tan abiertamente mi inseguridad y mis miedos.
-entonces sigamos hablando.
-si
-soy adulto, busco algo más que sexo en mis relaciones, y la única que me da lo que necesito eres tú.
-eres sexualmente muy activo.
-todo lo que he podido, que no significa todo lo que hubiera querido, que quede claro, me gusta el sexo, pero contigo, lo que siento al hacerlo contigo, no lo he sentido con ninguna, no lo hacemos más porque tú eres una sosa, y que sepas que soy mucho más celoso que tu.
-no creo.
-sí, no te digo nada porque veo tu actitud para los demás hombres, eres fiel por naturaleza. El marido de la innombrable te come con los ojos, cualquier día a lo mejor tengo unas palabras con él, no entiendo porqué le saludas.
-que no me hable con su mujer no tiene que ver nada con él, de todas formas no me gusta, quizá lo haga para darle por saco a su mujer, no me acerco a él a más de dos metros, nunca me ha gustado ese chico.
-por eso nunca te digo nada, porque mantienes las distancias con él, y con todo el mundo, me gusta que seas así.
-ya sé donde quieres ir a parar, no es lo mismo.
-yo diría que sí.
-por muchas tonterías que me puedas hacer él u otro cualquiera, nunca me iría con ningún hombre, pero no porque te sea fiel, que también, si no que no me apetece, solo te quiero a ti. Los hombres sois distintos.
-no nos juzgues a todos igual, no es justo, las mujeres sois igual de desleales que los hombres, sois más discretas, yo he tenido relaciones con mujeres casadas.
-ya, tienes razón.

miércoles, 11 de mayo de 2011

SABINA

Esta entrada me la a pasado una vecinita mia que le gusta escribir cosas, me ha gustado y con su permiso la edito.
Era un local más o menos elegante, con algunos sofás de piel negros aquí y allá, y unos cócteles exquisitos. Sentado en la barra un hombre con su cerveza, junto a él una mujer hermosa cigarro en mano, ambos solos, ambos dispuestos. Miradas, gestos y sonrisas. Él se decide a preguntar por su nombre:
         - Qué adelantas sabiendo mi nombre, cada noche tengo uno distinto…Sigo la voz de mi instinto, cada noche me lanzo a buscar – canturreó ella
         - Imagino, preciosa, que a un hombre….
         - Algo más, un amante discreto, que se atreva a perderme el respeto. ¿Quieres probar? – Propuso ella, con voz seductora, labios carnosos de un rojo intenso, - Vivo justo detrás de la esquina. No me acuerdo si tengo marido, si me quitas con arte el vestido te invito a champán - ¡como si él necesitara más….!

Sin quitarle ojo de encima, casi con miedo a que ella desapareciese, colocó un billete de 50€ sobre la barra, apuró su cerveza de un sorbo y la siguió fuera del local. Una sonrisa  se dibujó en los labios del hombre al leer el nombre en titilantes luces de neón, que con gran acierto alguien había llamado a aquel local – “El templo del Morbo”, je…buen nombre- pensó él.

         Mientras caminaban, la dejó ir unos pasos por delante, para poder observar aquel hipnótico balanceo de sus caderas al son de los tacones al caminar. No tardaron en llegar a un elegante bloque de apartamentos que se hallaba a la vuelta de la esquina. Antes de entrar ella se detuvo, miró un segundo al hombre que la seguía, dedicándole una última y seductora sonrisa, antes de entrar en el portal con un enérgico movimiento de melena.

         Apenas pusieron un pie dentro, se abalanzaron el uno sobre los otro, como dos estudiantes en celo, ansiando satisfacer sus ansias del otro. El ascensor fue ansiosamente eterno y escasamente corto al mismo tiempo, pero eso ya no importaba, ya no existía el tiempo,  tan sólo un extenso paraíso. Pero un piso antes del séptimo cielo se abrió el ascensor dando paso a un universo terrenal lleno de deseo y lujuria, pura pasión, vicio y desenfreno.

Apuraron los últimos gramos sobre el cristal de una foto de boda. Ella desapareció unos instantes tras la puerta de un dormitorio, apareciendo instantes más tarde, ataviada con un sugerente  modelito de lencería, que cubría lo justo y necesario, para que el observador no perdiera el interés. La escasa y calida luz de la velas arrancaba de su piel destellos dorados y las sombras acariciaban su figura, jugando con ella y haciendo que la imaginación de él superara limites insospechados. Se sintió satisfecha al observar como la miraba y se mordía el labio inferior con ansia mientras se acercaba a él con paso lento y sinuoso. Se sentó a horcajadas sobre él, quien no perdió un segundo, pero cuando fue a besarla ella colocó delicadamente sus dedos sobre sus labios y le susurro al oído:
         - En mi casa no hay nada prohibido, pero no vayas a enamorarte. Con el alba tendrás que marcharte para no volver. Olvidando que me has conocido, que una vez estuviste en mi cama. Hay caprichos de amor que una dama no debe tener.
         -Es mejor que te calles - pidió él – No me gusta invertir en quimeras. Me han traído hasta aquí tus caderas. No tu corazón. 

Y después ya os lo imaginareis; copas, risas, excesos… para qué daros más detalles, es mejor dejar que vuestra imaginación despegue y juegue a sus anchas. No creéis, mis queridos lectores??

A pesar de sus palabras, algo hizo que él volviera a aquel bar a la noche siguiente. “Y peor para el sol, que se mete a las siete en la cuna del mar a roncar, mientras un servidor le levanta la falda a la luna” - el estribillo de aquella canción le hizo recordar la noche anterior. Nostálgico, miró su silla vacía y levantó la copa a modo de brindis, y entonces, sin saber si era un sueño, una voz ardiente y sensual le susurro al oído:
- Me moría de ganas, querido, de verte otra vez….