lunes, 28 de febrero de 2011

ESTO NO ES NORMAL NI BUENO

Manuel la miraba de forma extraña, no era capaz de definir su mirada, este tampoco es el Manuel que yo conozco, quizá sea cosa del alcohol, no lo sé. Se levantó a por un par de cervezas, lo prometido es deuda.
-toma guapo, pero esta va a ser la última.
-nos bebemos una a medias, saca algo para picar.
Yo creo que no sabe ni el que es lo que le pasa, está confundido ¡es tan extraño verlo así! No sé qué decirle, es mejor darle tiempo para que asimile lo que está pasando, mañana hablamos con Fermín, ya se hará lo que haya que hacer. Estaba tan absorta en sus pensamientos, que no lo escuchó entrar en la cocina, cuando le toco la cabeza se asustó.
-¿porqué estas asustada?
-no te he oído, no estoy asustada, no te he oído entrar en la cocina
Se dio la vuelta para mirarle a los ojos.
-te siento extraño, no sé qué decirte, no sé qué es lo que pasa por tu cabeza en este momento, me miras de forma rara.
-me siento raro, no pienso en nada en concreto, solo tengo ganas de mírate, no era mi intención asustarte. Te necesito.
-lo se
Apoyó la cabeza en su pecho buscando al Manuel, protector. Abrazándose a él para reconfortarlo  y reconfortarse.
Ufffffffff……. Está nerviosísimo y excitadísimo, ¡madre mía! La excitó sentir su urgencia, su reparación entre cortada, ¡si qué está raro! había rabia en sus caricias, cierta violencia contenida, esto es sexo, aquí no se ve el amor ni la ternura, si mucha ira. Ella era un mar de contradicciones, como siempre, pero este no es el Manuel que yo conozco, pero le estaba gustando, se dejó llevar, tiró de su camisa haciendo saltar todos los botones, lamió su cuerpo como una perra en celo,   exigió de él más caricias, su falo dentro de ella, ¡ya! La que sentía rabia e ira era ella, exigía ser atendida por su macho en celo.
-para, nena.
-sigue, ahora no puedes parar, esto lo has iniciado tu, ¡venga!
-yo lo he iniciado y yo lo paro, ahora mismo, no sé lo que está pasando, pero no me gusta.
-qué es lo que no te gusta, ¿yo no te gusto?
-esto es increíble, para cariño, ven.
-no voy a ningún lado.
-si te gusta el sexo con violencia, vale, lo haremos, pero ahora no, no sé lo que está pasando, no eres tú.
-¡chorradas! ¿Tu nunca te descontrolas o QUE?
Manuel rió, moviendo la cabeza.
-ven, vamos a pegarle una paliza al puchig, no lo has utilizado nunca, acaba de llegar el momento. Luego haremos lo que tú quieras.
Subieron al desván, Manuel golpeó la bolsa de serrín y le dio en la cara, se acabó el control, la rabia, la ira, el odio, salían de ella. Golpeaba el saco con furia, deseaba derribar el saco, iba a acabar con él.
-hija de puta, mal nacida, zorra. No vas a poder con nosotros, por mucho que te esfuerces. Te corroe la maldad, estás podrida ¿cómo puede existir alguien con tanta maldad? Zorra. Lo  llevas claro, mierda, no vas a poder con nosotros, sabes por qué, porque nos queremos, porque hay amor entre nosotros, algo que tu nunca has conocido, más quisieras tu tener lo que yo tengo, mala, eres mala, es mío no vas a poder  hacer nada contra eso, no hay maldad que puede con nuestro amor. ¡Fastídiate!
Manuel volvió a golpear la bolsa, volvió a darle.
-¡qué te pares! No me provoques, no vas a conseguir nada, no vas a poder separarnos, nos has hecho un bien, sabiendo que existe Nekane, que lo sepas, no nos vamos a separar por eso, todo lo contrario.
Se dio la vuelta para mirar a Manuel, que la observaba, moviendo la cabeza de un lado para otro, incrédulo ante lo que estaba pasando. El saco la golpeó de nuevo,
-dile algo, me ha pegado.
-dale una buena hostia y sal corriendo.
Así lo hizo, salió corriendo y riendo.  Manuel la sujetó en su huida.
-quieta leona, que ya no le dejo que te pegue más.
-Esto no es normal.
-pues no, cariño, vamos a hablar de lo que ha pasado. ¡Increíble! No puedes seguir haciendo estas cosas.
-es que no sé qué es lo que hago, no tengo ni idea de lo que pasa, solo se lo que siento en esos momentos, ¿no me llevaras a un siquiátrico no?
Manuel rió a carcajadas abrazándola con fuerza,
-eres la mujer que cualquier hombre desea, lo mejor que me ha pasado en mi vida, pero no hagas eso, no puedes ponerte en mi papel, absorbes todo, lo bueno y lo malo, no puede ser cariño, no es bueno.
-no entiendo que es lo que me quieres decir.
-has cogido la rabia y la furia que yo sentía en ese momento, primero has intentado que la vuelque sobre ti, me he dado cuenta y he parado, entonces la has absorbido y la has hecho tuya, no tienes por qué hacer eso, me ves sufrir y quieres cargar tu con mi dolor, es mío nena, yo tengo que cargar con él, no tu.
-no es algo que yo pueda controlar.
-pero si páralo y hablarlo. No es la primera vez que pasa, te pasa muy a menudo, normalmente son pequeñas cosas, sin importancia, ¿te acuerdas del día que nos casamos? ¿Cómo te molestó que mi prima me llamara borde? Te ha pasado lo mismo.
-creo que te equivocas,
-no, es lo mismo. Me comporte como un borde, pero me molestó que me lo dijera, lo percibiste, y empezaste a mostrarte tu como una autentica borde, conmigo claro, dijiste, la borde soy yo no él, la culpa  para mí.
- no siento culpa, te estás equivocando, eso ha cambiado.
-inconscientemente sí, prefieres cargar tu con la cruz, antes que cargue yo con ella, ojalá pudiera hacer yo lo mismo, te sientes culpable, porque yo lo estoy pasando mal y tú no sabes cómo remediarlo, no es culpa tuya. No puedes cargar con esa culpa.
-Me aburres, déjalo, anda. No sé qué es lo que pasa, pero no estoy cargando con ninguna culpa.      
-pues sí, bonita, no quieras cargar con lo que no es tuyo. Tengo una respuesta.
-a qué pesado.
-a tu culpa.
-suéltala, no te hagas el interesante, habla o calla para siempre, no puedes analizarlo todo, eres un pesado.
-¿de donde ha salido eso de habla o calla para siempre?
-no tengo ni idea, pero me ha gustado, a sonado bien.
-te voy a dejar tranquila de momento, no veas el morbo que me ha dado verte pelearte con el saco desnuda.
-¡fíjate!  Ahora querrás sexo
-no, quiero hacerte el amor, ahora que eres tú, bueno de paso un poco de sexo también, me ha gustado lo de la camisa.
-¡claro! Como tú no vas a tener que coserle los botones, mira qué gracioso. Porque no me he dado cuenta en ese momento, si no de qué.
-mándala al montón de ropa que tienes por ahí, esa que dices, ya lo haré.
-¿estás intentando decirme algo?
-sí, que me vuelves loco, ya no podría vivir sin ti, me da lo mismo que no me cosas los botones de la camisa, una tontería por cierto, lo único que tienes que hacer es decírselo a Itziar para que lo haga y olvidarte del tema,
Le cayó con un beso, buscando por fin sexo, provocándole con sus caricias ¡habrá comido lengua! Qué manera de enrollarse ¡qué pesado! ¡cómo le gusta hablar!
La cogió en brazos hasta la habitación y la dejó dulcemente sobre la cama.
El timbre de la puerta sonaba.
-no hagas caso, ya vendrá más tarde, no esperamos a nadie.
Volvió a sonar, Manuel se asomó a la ventana.
-es Fermín.
Bajó a abrir. Le molestó la interrupción, Se quedó tendida sobre la cama echándole de menos.
-no piensas bajar
-ya voy.
Se puso una bata y bajó de mala gana.
-¿No habéis oído el puto timbre? Hemos ido a casa a por las llaves, pensando que os había pasado algo.- miró la ropa esparcida por la cocina- ¿vosotros lo arregláis todo en la cama? hace un rato se os había caído el mundo encima, uno desaparecido, la otra histérica perdida, qué me falta mi amor, ¡parecéis dos putos críos! Todo el mundo preocupado y ellos follando.
-vale Fermín, no hemos oído el timbre, perdona.
-manda cojones, Manuel, desde que estás encoñado no hay quien te reconozca.
-se ha puesto muy nervioso, al estar la luz de la cocina encendida, ha pensado que os pasaba algo.
-no pasa nada, no hemos oído el timbre. Siéntate Fermín os saco un café.
Cruzó la mirada con Luisa y se sonrieron.
-¿de qué os reis vosotras?
-casi les pillamos en plena acción, imagínate que en vez de llamar abres con las llaves- dijo Luisa riendo, intentando relajar los nervios de Fermín.
-manda cojones, los salidos estos.
Solo llevaba una bata puesta y empezó a sentirse incomoda.
-recoge los gallumbos, marrano, que están en mitad de la cocina
Marian muerta de la vergüenza empezó a recoger la ropa.
-desde luego, Manuel, no se os ocurre nada, yo habría recogido la ropa antes de abrir la puerta, nos hubiéramos evitado la bronca de Fermín,
-lo mismo he pensado yo- dijo Luisa.
-tú no vayas de listilla, que de tus bragas no he dicho nada, pero las veo ¡será posible! Pero mira cómo la está mirando, ¿no habéis tenido suficiente?
No pudo evitar reírse.
-solo necesitábamos diez minutos más- dijo Manuel- casi lo teníamos.

sábado, 26 de febrero de 2011

TE ENCONTRE

Se quedó un buen rato en el coche sin saber qué hacer, se había llevado las llaves, en casa había copia, pero no quería perder de vista el coche, no iba a permitir que lo cogiera, tenía la sensación de que debía protegerlo de sí mismo, creo que en este momento es capaz de hacer cualquier cosa. No tenia superado lo de Amaya, cada vez que salía algo de ella, notaba el cambio, en su mirada, en su forma de actuar, hasta en su lenguaje, dejaba de ser el Manuel que ella conocía, era capaz de sentir el odio que él sentía, la impotencia, el dolor que le había causado la desaparición de ese niño, su muerte. Aunque decía que era algo que pertenecía a su pasado, no lo tenía superado, seguía doliendo mucho, incluso podía percibir su violencia, se transformaba por completo. Esta vez no había sido capaz de pararle, no puede hacer nada, dará una vuelta recapacitará y volverá a casa, tengo que esperarle en casa, pero no puedo dejar el coche, si hace falta llamo a una grúa, no pienso dejar aquí el coche. Si  necesitaba estar solo, vale, lo entiendo, es normal, tiene que ser duro enterarse de algo así, si estuviera segura de que no iba a hacer ninguna tontería, se iría a casa a esperar. Gema, es capaz de hacerle cualquier cosa, más vale que no la pille, le arruina la vida, seguro y la mía, no puedo permitir que la vea ahora.
Marcó su número.
-¿Dónde estás?
-en mi casa, ¿porqué?
-¿en Burgos?
-sí, ¿qué pasa?
-nada, nada.
Colgó. No voy a permitir que se lleve el coche, Andrés, que venga hasta que yo coja las llaves de casa.
-si Manuel se quiere llevar el coche, yo no voy a poder hacer nada, Marian, todos conocemos el genio que tiene, puedo entretenerle si quieres mientras tu vienes, pero nada más.
-inténtalo, en menos de media hora ya he vuelto.
Llamó a Luisa por el camino para que la ayudase a llevarse los dos coches.
Ojalá este en casa esperando, ojalá me este asustando en vano, si pudiera llegar a su cabeza, alguna vez lo he hecho, pero para eso tengo que estar relajada, ahora no podría, luego lo intento. Seguro que está en casa, me estoy preocupando sin motivo.
Cuando volvió a por el coche, Manuel se lo había llevado. Se le cayó el alma a los pies.
-Luisa qué hago.
-no se puede hacer nada, vamos a casa ya irá él. Se le pasará el cabreo, vendrá. Vamos a casa Marian, aquí no hacemos nada.
-nos damos una vuelta por ahí, igual lo vemos.
-puede estar en cualquier sitio, vamos a casa, él sabe que le estas esperando en casa, ya irá.
-llama a Fermín igual le ha llamado, a lo mejor él sabe dónde está.
-vale, en casa le llamamos.
-me estoy poniendo mala
Fue directa a sentarse en el sofá, justo en el sitio donde él se sentaba. Iba a relajarse e intentar hablar con él, ya lo había hecho en otras ocasiones, siempre como un juego, ahora tenía que hacerlo de verdad, poniendo todo su empeño. Era muy difícil relajarse en el estado de nervios en el que se encontraba, nada de lo que intentaba le funcionaba.
-me voy a preparar una tila ¿quieres algo Luisa?
-ya me encargo yo, quédate ahí tranquila.
Por fin consiguió relajarse, habló con él, es la mejor forma de centrarme.
Hola cariño, ya sé que estás mal, pero escúchame, resolveremos esto juntos, ya no estás solo, ya no estamos solos, lo que hagamos es cosa de los dos. Piensa en esa niña, aísla todo lo demás, solo esa niña. Yo estoy deseando conocerla, ¿te imaginas? Se parece a ti, dice Fermín que hasta tiene tu genio, piensa en ella, Manuel, ¿te imaginas lo que tiene que ser para ella conocerte? Tener un padre como tú, no sabemos qué vida a llevado, estamos a tiempo de lo que sea. Piensa en ella, te necesita, lo mismo que yo. No hagas ninguna tontería, ¿qué haríamos las dos sin ti? Sé que me estás escuchando, llámame voy a buscarte, dime dónde estás, cariño. No olvides nunca que te quiero, piensa en lo que estamos viviendo los dos, en el regalo que el destino nos ha concedido, en tu hija, Manuel, se merece conocerte.
Lo vio sentado. ¡Claro qué boba! Cómo no me he dado cuenta antes.
-ya sé donde está, Luisa, vamos.
-ya vendrá, ten un poco de paciencia
-está en el restaurante de la frontera, ahí es donde suele ir cuando está mal y necesita relajarse, vamos, corre.
-para, Marian, si lo que quiere es estar solo, ya vendrá.
-no, vamos, se que espera que vaya.
- esperamos a Fermín.
-no.
-vamos en mi coche, no subo ahí arriba con tu trasto.
-vale, como quieras.
-igual te estás haciendo ilusiones, y a lo mejor no está ahí.
-está. Estoy segura.
Entró en el restaurante, el dueño le hizo una seña de que estaba fuera, en la trasera de la casa.
Se encontró un Manuel hundido, con la mirada perdida, con alguna cerveza de más, que la miraba como si no fuera real.
-¡hola guapo!
Se agarró a su cintura y lloro. Un llanto desgarrador, salía del fondo de su corazón, había desaparecido el odio, la rabia, la violencia. Quedaba un Manuel, inmerso en una profunda tristeza, herido, necesitado de cariño. Otro Manuel que no conocieres curioso, él se ha preocupado de mirar en mi interior, pero de verdad, ha ido quitando capas. ¿Y yo? Me apoyo tanto en él, parece tan fuerte, pero ahora parece un niño perdido. Acarició su cabeza, su cara, secaba sus lágrimas, aguantando ella las suyas.
Poco a poco, fue cesando el llanto, se sentó a su lado, para pode verle la cara, reconfortarle, cubrir su cara de besos, abrazarle y dejar que él la siguiera abrazando, tragando saliva para no llorar, tenía que ser fuerte, llevar ella las riendas.
-gracias, cariño, por tu comprensión,…
-gracias a ti por dejarme compartir estos momentos contigo, estamos juntos en todo, en lo bueno y lo malo, todo ,Manuel, lo quiero todo.
-qué suerte he tenido, eres lo mejor que he tenido en mi vida.
-vamos a casa o pedimos aquí habitación, y nos quedamos tranquilos.
-no, vamos a nuestra casa, tendrás que conducir tu.
-ya apestas a cerveza, me tomaré yo una en casa para equipararme contigo.

viernes, 25 de febrero de 2011

LA HIJA DE MANUEL

-llevas toda la semana comiendo lechuga, se te va a poner la cara verde.
-jajajajaj.
-comes fatal, por mucho que me empeño no consigo que lleves una alimentación equilibrada.
-me he puesto a dieta, tu debías de hacer lo mismo.
-me gusta comer bien, yo si como equilibradamente.
-eso es lo que estoy haciendo yo.
-solo comes lechuga y yogures, a eso no le llamaría yo comer bien.
-¡qué sabrás tu lo que yo como!
-lo de la lechuga lo veo, solo te veo comerte dos yogures, pero o tenemos un ladrón de yogures en casa o te los estás comiendo tu.
-¿no puedo?
-puedes hacer lo que te dé la gana, como siempre, pero no digas que comes bien.
-no me des la chapa ¡pesado!
-cuida el michelín, es mío. No lo agredas.
-si estuviera en mi mano ya habría desaparecido, me voy a hacer una liposucción.
-¡venga ya! ¡Nena!
-llevo una semana haciendo dieta, casi ni se nota, antes con estar dos semanas casi sin comer, era suficiente. ¿Tan difícil es perder cuatro kilitos de nada?
-yo como bien y no engordo.
-si yo comiera lo mismo que tu pesaría doscientos kilos.
El teléfono de Manuel empezó a sonar.
-dime Luisa- contestó- si está aquí.
Le pasó el teléfono.
-Fermín lleva toda la mañana llamándote, quiere hablar contigo en cuanto puedas, dice que es importante.
-ah, vale.
Se puso nerviosa.
-¿qué os traéis entre manos?
-nada ¿pues?
-estoy haciendo como que no me doy cuenta, pero algo tramáis.
-cuando tenga algo que contarte, lo haré.
Manuel tió a carcajadas.
-se te olvida que no puedes mentirme, algo os traéis entre manos tu y Fermín.
-cosas nuestras.
-¿para qué te ha llamado Luisa?
-deja de interrogarme y no seas pesado.
-Fermín te habrá estado llamando, igual que yo ¿Dónde tienes el teléfono?
-me lo habré dejado en la oficina, contigo ya he hablado.
-te he vuelto a llamar y no me has contestado.
-no seas pesado, cambiemos de tema.
-solo quería que supieras que disimulas muy mal.
-estupendo.
-llevas una semana intentando disimular.
-me estás dando la comida, majo. No vas a sacarme nada, así que déjalo estar.
-lo que me preocupa es que estás nerviosa.
-¡quieres dejarme en paz ya!, Manuel, eres tu el que me pone nerviosa.
Pidió de postre un arroz con leche, echaba de menos un cigarro.
-te acabas de cargar tu supuesta dieta.
-es mi problema, de los postres golosos, este es el que menos engorda.
-Ahhhhhhhhhh……..- dijo riendo.
-¿de qué te ríes?
-de ti ¿vas para casa?
- no, voy un rato a la oficina.
-eso es raro, te acompaño. A no ser que quieras que te de el achuchón aquí mismo, tengo que medir el michelín.
-discreción, no me mires así, ¿no puedes aguantarte?
-si, pero no quiero. Ya sé que estás deseando quedarte sola.
-¡qué pesado eres a veces!
-me voy, luego te veo si tu quieres ¿en casa?
-¿donde si no? No pongas esa cara de oveja apaleada.
- eres mala.
-y tu, un pesado.
Por fin se quedó sola, llamó a Fermín.
-Acabo de conocer a la versión de Manuel en femenino
-¡hay ama!
-clavadita a él, tiene hasta su mala hostia.
-¿qué hacemos?
-habla con él, a partir de ahora él manda.
-se cachaba de ir.
-tu veras.
Le llamó.
-puedes venir.
-¿ya me echas de menos?
-si, te has ido sin darme el achuchón.
-he quedado con un representante, no tardaré mucho ¿me esperas?
-que remedio, prefiero esperarte en casa.
-¿tan grave es?
-luego hablamos.
-anulo la cita y voy para allá, me estas pasando tus nervios.
No supo que decir,
-doy la vuelta y voy, diez minutos.
Estaba nerviosísima, encendió un cigarro aun sabiendo que le llamaría la atención por hacerlo, fumaba a escondidas. Fue a esperarle al aparcamiento.
-hola guapo.
-monta. ¿Qué pasa Marian? ¿Has fumado?
-si.
-habla.
-tienes una hija.
-chorradas, no es la primera vez que alguien intenta colármela.
-lo hemos comprobado, si es hija tuya, si quieres hacemos pruebas.
-que no, nena, siempre he tomado medidas, imposible. ¡No!
-tiene veinticinco años, echa cuentas.
Dio un manotazo al volante.
-hija de puta ¿la dejé preñada?
-Parece ser que sí.
-no tiene porqué ser mío, era más puta que las gallinas.
-ya lo hemos comprobado, se parece a ti, es una chica.
-¡hija de la mala puta! ¡Imposible! No puede ser.
-pues lo es.
-¿Quién se supone que es mi hija? ¿Es alguien del pueblo?
-no, vive en Burgos. No la conocemos, Fermín ha ido a verla. Si te parece le llamamos y que nos de los detalles. Lo que sea que hagas yo estoy contigo ¿vale?
-decidiremos los dos ¿no?
-lo que tú quieras.
-me está entrando una mala hostia, nena, ¿no tendrá nada que ver con esto la zorra de Gema? Otra puta.
-sí. Pero ahora eso da lo mismo. La niña se parece a es igual que tu, anímate.
-¡imposible! Nos la están dando con queso, que no, nena, que no puede ser.
-Manuel, es tuya.
-¡hija de puta! Zorra, qué mala hostia me está entrando.
-vale, así no arreglamos nada, llamamos a Fermín, esperamos que venga, Ahora de lo que hay que preocuparse es de esa niña, de qué clase de vida a llevado, si necesita algo, que sepa que estamos aquí.
-¿qué clase de vida va a llevar una niña sin padres? Me cago en su puta madre, hija de puta. No tengo ganas de ver a nadie, me voy a dar una vuelta.
-vale, ¿te veo en casa?
No le contestó.

jueves, 24 de febrero de 2011

GEMA

Estaba en la oficina archivando facturas, era muy metódica para esas cosas, las llevaba a raja tabla, para ella era importantísimo el orden en el trabajo, en casa era un autentico desastre, personalmente también, si no fuera por Manuel muchas veces se le olvidaría hasta comer, o simplemente por no hacer la comida no comería, por eso quedaban todos los días a la una para comer en las Ventas, él la llamaba a las doce y media para que no se despistase y acudiera a la cita. Andrés asomaba la cabeza por la puerta.
-jefa, una tal Gema quiere verte ¿estás?
-¿te ha dicho para qué?
-dice que es privado.
-dile qué pase.
Encendió un cigarro ¿qué querrá? Es muy raro que quiera hablar conmigo ¿qué se traerá entre manos? Mal rollo, algún disgusto me trae, seguro.
-Buenos días Marian.
-buenos días Gema.
Sintió una punzada de envidia ante esa belleza de mujer, tendría su misma edad, más o menos, pero aparentaba diez menos, iba impecablemente vestida, como siempre, conjuntada de los pies a la cabeza. Pensar que había estado con Manuel, la hacía sentirse muy pequeña, se quitó rápidamente el pensamiento de la cabeza, lo único que me falta es que se dé cuenta, de mi falta de seguridad. Manuel me quiere a mí, me ha elegido a mí.
-¿qué me cuentas Gema?
-he intentado hablar con Manuel y no quiere escucharme.
-entonces no tenemos nada que hablar tu y yo- le cortó.
-yo creo que sí, voy directa al grano, ya sabes cómo soy. Manuel tubo una niña con Amaya, él no lo sabe, pero así es.
-Mira Gema , no me empieces con tus trapacerías, no voy a pasar por ahí, déjanos tranquilos ¿vale? Acéptalo, Manuel y yo estamos juntos  y bien, déjanos tranquilos.
-paso del tema, tú verás lo que haces, ojalá no te arrepientas, si os hablo de esa niña es porque necesita ayuda, él es su padre.
-¿no dices que él no sabe nada?
-él no lo sabe, pero es su hija, en este momento necesita un padre.
-Hablaré con él y ya te diré algo. No tengo más que hablar contigo.
-dile que eche cuentas, esa niña tiene veinticinco años- dijo saliendo por la puerta.
¿cómo le planteo yo esto? Seguro que es un mal rollo de esta tipa, mejor no hacer nada. Y ¿si es cierto que tiene una hija? No podemos dejarla así ¡qué agobio! Voy a enterarme por mi cuenta si hay alguna posibilidad. Tengo que evitarle ese mal trago. ¿cómo hago yo para enterarme? .Veinticinco años, justo la edad que tenía mi hija cuando se fue ¡madre mía! ¡qué casualidad! O no, mi hija tendría ahora treinta años, uno menos que el hijo de Manuel. Las fechas coinciden , más o menos, tampoco lo sé con certeza. Voy a llamar a Fermín, él sabrá que hacer.
-¿qué te pasa cuñadita?
-¿estás bien sentado?
-suelta.
-Me acaban de decir que Manuel tiene una hija de veinticinco años.
Fermín no le dio ninguna importancia, muchas veces le habían venido con historias de ese tipo.
-Echemos cuentas solo por curiosidad, por la edad si puede ser suya, todos sabemos lo que pasó.
-¿qué sabes de ella?
-solo la edad.
-Necesito datos, ya lo miraré yo.Encargate de saber algo de ella, y no le digas nada a Manuel de momento.
-vale, te llamo en un momento.
Llamó a Gema.
-dame datos de esa niña, dime todo lo que sepas de ella.
-lo se todo, estoy en la cafetería, si quieres me paso y te doy todos los datos.
-vale ven.
Encendió otro cigarro mientras esperaba, fumo este y ya no más, me estoy pasando, no tenía que haber comprado tabaco.
-Vamos a dejar las cosas claras, no quiero que hables con Manuel, no quiero que sepa nada hasta que yo no sepa que es verdad y no una de tus fechorías ¿vale?
-tranquila puedes estar, no quiere hablar conmigo, le he llamado un montón de veces  y no me coge, incluso he ido a verle, raro que no te haya contado nada, por cierto.
-no empieces Gema, dame datos de esa niña ¿cómo se llama?
-Nekane Mendiburu,- le pasó una hoja con todos los datos.
-con lo que sea ya te llamaré.
A ver cómo disimulo yo esto ahora, ¡con lo que es este! Me va a notar algo. Se dio una vuelta por recepción. Habló con los empleados y los clientes del hotel, solo para poder quitarse el problema de la cabeza, a Manuel no podía engañarle, así que tenía que dejar bien aparcado el problema, ni pensar en él. Sí que es raro que no me haya contado que Gema quiera hablar con él, dejémoslo pasar que no tiene la mayor importancia. Incluso ha ido a verle y no me ha dicho nada, no ha hablado con ella, no tiene nada que contarme, o si. ¿porqué tendrá esta tipa el poder de hacerme dudar de él? Eso es mío y mis miedos a perderle, a que la mire como mujer, ya lo ha hecho, ha tenido relaciones con ella, es guapísima, menudo cuerpazo que tiene. Por ahí voy mal, ya puedo empezar a pensar en otra cosa.¡ dios me comen los celos de pensar que la ha deseado, que ha estado con ella, un montón de veces, pero está conmigo es a mí a la que quiere, pero puede haber un desliz, donde hubo llama…………. Me estoy haciendo daño yo sola. Le llamó por teléfono.
-¡hola cachorrita!
-¡hola guapo! ¿Qué haces?
-echarte de menos.
-gracias.
-¿qué te pasa, nena?
-nada, te echo de menos. ¿Me quieres?
-más que a mi vida, voy para allá ¿Dónde estás?
-en las Ventas todavía, no hace falta que vengas, voy un rato a casa, luego vuelvo.
-ya estoy saliendo, espérame ahí mismo.
La sola idea de que pudiera encontrarse con ella, la hacía sentirse muy pequeña, una miniatura a la que nadie prestaría atención.
-te espero en casa.
-no tardo.
A veces parezco tonta, en vez de evitarle le llamo. ¡Qué más da! Si yo lo que quiero es estar con él. Refugiarme en sus brazos, olvidarme de todo esto, tenerlo todo el día para mi, ya sé que son cosas mías, no tengo ninguna queja de él, cualquier otro hubiera pasado de mi hace mucho, me estoy poniendo mala. A ver si soy capaz de pasar un buen día sin liarla.
Se acicaló de los pies a la cabeza, se esmeró en aparecer lo más atractiva posible, se maquilló como, hacia mucho que no lo hacía de esa manera, solía dejar esas cosas para días especiales, nunca le había gustado ir demasiado maquillada, aunque el resultado le gustase, le parecía de dejaba de ser ella, le gusta la naturalidad, siempre ha sido muy coqueta, pero le guata ir cómoda. Pero se esmeró, eligió la ropa que mejor le sentaba, sin dejarse ningún detalle, mira, tampoco estoy tan mal, la cuestión es si realmente me gusta ir así, si merece la pena tanta capa de pintura, tanto pose estudiado, llegó a la conclusión de que no, soy como soy, sin artificios, tengo cuarenta y siete años y se me nota ¿y qué?, ya, pero donde esté una mujer impecablemente arreglada………….
Estaba tan absorta en sus pensamientos que no había oído la puerta, Manuel la miraba de arriba abajo, se puso un poco nerviosa ¿será posible?
-hola cachorrita – dijo mirándola fijamente a los ojos.
Me está sicoanalizando, está pensando qué decirme.
-hola guapo.
Se acercó a él y le dio un ligero beso en los labios. La agarró por la cintura, y la besó. Como suele hacer él, dándolo todo,
-tanto prepararme para que ahora te comas el pintalabios.
-tú no necesitas pintarrajearte tanto para estar guapa, ya lo eres. Me gusta más el sabor de tu boca, al natural- sonrió- ahora me cuentas que es lo que te ha dicho esa.
-esa quién ¿de qué me hablas?
-nena, yo de tonto no tengo un pelo, dos más dos son cuatro, sabes de sobra de lo que te estoy hablando.
-¿porqué no me has contado tu nada?
-no hay nada que contar, no voy a perder ni un segundo de mi tiempo en pensar en ella.
-pues ya está, pasamos.
-yo si paso, pero tu no, prefiero que me cuentes la conversación, lo hablamos, lo aclaramos, y pasamos página, tenemos cosas mejores en qué pensar.
-da lo mismo lo que pueda decir, el problema es lo que yo siento ante ella.
-hablemos de ello.
-siempre consigue crear duda entre nosotros.
-es lo que persigue.
-es muy guapa.
-¿y?
-está muy buena.
- eso está bien si lo que buscas en un polvo, no sirve para nada más.
-ya.
-no necesito buscar sexo fuera de casa, tengo eso y muchas cosas más, que para mi son más importantes.
-ya….
-no te llega ni a la suela de los zapatos, ni física ni personalmente. Solo es una tía que está buena, tu eres mucho más que todo eso.
-ya….- se inflaba por momentos.
-no necesitas aparentar que estás buena, ya lo estás, te sobran todas esas cosas.
-bueno……….
-no te cambiaria ni por mis mundo.
-está bien saberlo.
-eres lo mejor que me ha pasado en mi puta vida.
-vale……….
-me da lo mismo como vayas vertida, solo pienso en lo que hay debajo.
-vaya……
-puedo volverme loco solo con mirar tus ojos
-mira……….
-tenemos algo que celebrar.
-¿a si?
-hemos sido capaces de hablar sin llevarnos un mal rato ni enfadarnos.
-di más bien, que no me he enfadado, tu nunca te enfadas conmigo por estas cosas.
-¿tienes alguna duda más? Momento de aclarar todo lo que haga falta.
-me voy a poner cómoda.
-si te quieres quitar todo eso que te has puesto en tu cara bonita, a mi no me importa, con las cuatro cositas que haces tú normalmente es más que suficiente, cuando te bese quiero sentir tu piel, tu sabor, te quiero a ti.

miércoles, 23 de febrero de 2011

DIA TONTO DE MANUEL


Estaba tumbada en el sillón de casa, hacia un día de perros, aire, lluvia, la luz se iba y venía, de internet no hablamos. Se levantó asqueada, si seguía tumbada acabaría por dormirse, lo que posiblemente le daría problemas a la noche. Se asomó a la ventana ¡qué día más horroroso! Me voy a tomar un café. Se puso un chubasquero, botas y salió de casa. No le gustaba nada usar paraguas, se puso la capucha se cerró bien el impermeable y siguió su camino. El bar estaba a uno setecientos metros de su casa, no se encontró con nadie por el camino, normal, ninguna persona en su sano juicio saldría a pasear un día como ese, a ella no le importaba nada mojarse, es más, casi se podía decir que le gustaba pero el viento la incordiaba un poco. Se quedó mirando un buen rato la corriente del río, era algo que le llamaba poderosamente la atención, el rugir del agua parecía que la llamaba, la atraía. Se quedó un buen rato, disfrutando del espectáculo, como siga así acabará por desbordarse, se le inundaría el jardín como ya había pasado en más ocasiones, mientras que el agua no llegue hasta la casa, no pasa nada.
Según Manuel solo había pasado una vez que se tenga constancia, todavía había una marca que habían hecho los anteriores dueños de la casa. No sabía nada de esas personas, había pensado muchas veces en investigar, pero nunca lo había hecho, como tantas cosas en las que pensaba y luego no hacía, algún día lo haré. Esa casa tenía algo, la primera vez que se fijó en ella, se quedó prendada, se acostumbró a ir a andar por esa zona, para poder verla, era muy antigua, como muchas casas en el pueblo, estaba muy bien conservada, ahí era donde Manuel la esperaba todas las mañanas para darle los buenos días, ¡las cosas que habían pasado desde entonces! ¿Qué estará haciendo? Ahora que lo pienso no me ha llamado en toda la tarde, eso es raro, con lo que le gusta a él el puñetero teléfono, por cierto ¿Dónde tengo el teléfono? ¡Madre mía! Ya la he liado. Volvió a la casa a por el teléfono, un poco enfadada, qué pesadez de teléfono, ¿Quién inventaría los móviles? Se  podía haber quedado ese día en su casa, vaya atadura, con lo despistada que soy yo. Recordó que lo había puesto en silencio cuando había ido al médico, claro por eso no ha sonado en toda la tarde, ¡vaya bronca que me espera! ¡Con lo nervioso que se pone cuando no contesto a sus llamadas! ¡Madre mía! Haber que le digo. Fue directa a por el teléfono, tenía siete llamadas perdidas de él, le llamó inmediatamente.
-hola guapo ¿qué haces?
-¿y tú? Llevo toda la tarde intentando hablar contigo.
-ya, lo siento, lo tenía en silencio.
-¿tú no piensas nada en mi verdad? Tú siempre a lo tuyo, no te apures, no sufras.
-vale, vale, lo siento, de verdad, lo he puesto en silencio cuando he ido al médico, luego se me ha olvidado, lo siento.
-excusas, nena.
-ya…..
-¿estás en casa? Hace un momento no estabas.
-ahora sí, he salido a dar una vuelta, a tomar un café pero me he acordado del teléfono y he vuelto.
-al bar no has ido, nadie te ha visto.
-vale, Manuel, ya está, no pasa nada estoy bien, siento ser tan despistada, intentaré que no vuelva a pasar.
-eso no te lo crees ni tú, que le vamos a hacer, la cachorrita es así. Hay partido ¿vamos al bar a verlo?
-como quieras, cenamos allí. Llamo a Luisa o ya has hablado tú con Fermín.
-llama tú, ¿paso a buscarte? Que sería lo más lógico, contigo nunca se sabe.
-¿vas a tardar mucho?
-no, voy saliendo.
-te espero.
Marcó el número de Luisa.
-¿ya has aparecido? Está negro.
-¡qué pesado! Tenía el móvil en silencio. ¿Te ha llamado?
-sí, todo preocupado, he estado a punto de acercarme a tu casa. No he ido por el tiempo.
-¿os animáis a ver el partido en el bar?, podemos cenar ahí
-da un poco de pereza con este tiempo, si Fermín se entera querrá ir, ¿a qué hora?
-una hora, más menos
-nos vemos.
Se arregló de forma especial, pensando en él, en cambiarle el mal humor, se puso el jersey verde que tanto  le gustaba a él, le quedaba demasiado ceñido para su gusto, pero bueno, vamos a hacerle un poco la pelota, incluso se maquilló un poco. Le pareció que tardaba demasiado, bueno ya vendrá, siempre venia derecho a casa y más sabiendo que le estaba esperando, no nos impacientemos, ya vendrá. La luz se volvió a ir,, aburrida se sentó en el sofá a esperar, se quedó adormilada, la despertó el sonido del teléfono.
-¿se puede saber donde andas, nena?
-en casa ¿Dónde si no?- contestó mal humorada.
-¿no habíamos quedado en el bar?
-no, en casa, si te parece podías venir a buscarme, si no es mucha molestia.
-si al final la que se va a enfadar va a ser ella, manda huevos.
-si quieres venir a buscarme estupendo, si no, sigo durmiendo, lo que sí sé es que no voy a discutir contigo ¿entendido?- se arrepintió al momento de hablar de esa forma.
Manuel colgó el teléfono sin contestarla .A los cinco minutos tocaba el timbre insistentemente. ¡Cómo estamos hoy! Haber como le doy yo la vuelta a esto. Salió de casa con su mejor sonrisa.
-¡hola guapo!
-que hay- contestó secamente.
Llegaron al bar sin abrir la boca.
-¿a donde te has ido sin decir nada?- preguntó Fermín.
-a por la señorita, parece ser que le molesta mojarse, cuando lleva toda la tarde en la calle.
-¿qué le pasa? –preguntó Fermín mirándola.
-está enfadado conmigo.
-¡peligro! En cuanto se reconcilien, presenciaremos una peli porno en vivo y directo.
-¡Fermín!- amonestó Luisa.
Se está haciendo el enfadado, pero no está enfadado, cada vez que lo miraba se encontraba con sus ojos, pero enseguida miraba para otro lado. Necesita que le haga caso, tendrá día tonto, si eso es lo que necesita, lo tendrá, se está haciendo el interesante.
-pide unas croquetas Fermín.
Le encantan las croquetas de aquí, vamos a mimarle un poco, lo voy a volver loco, ¡por Dios cómo me gusta! ¡ Qué guapo es!
Se sentaron los cuatro en una mesa, se sentó enfrente de ella, cuando siempre lo hacía a su lado.
-¿me das un trago de tu cerveza?
Le pasó el botellín mirándola de reojo, aprovechó para acariciar su mano y sonreírle.
Los dos hombres discutían acaloradamente, como siempre que hablaban de futbol, no se ponían nunca de acuerdo, no sé si hablan de jugadores, jugadas, o quizá la culpa la tuviera el entrenador, creo que da lo mismo, me parece a mí que lo hacen para desfogarse. ¡La que están liando! Le encanta obcecarle cuando discute de esa manera con Fermín, parece que les va la vida en ello, movía sus manos con firmeza, para dar más énfasis, a sus palabras, de vez en cuando la miraba de reojo, está tan pendiente él de mi, como yo de él, no lo hace abiertamente como otras veces, yo no voy a disimular, te sigo la pista colega, que lo sepas. Solo se les oía a ellos en el bar, nadie les hacía caso, todo el mundo estaba acostumbrado a sus discusiones, faltaban dos más para tener la batalla campal al completo. Yo creo que Fermín le está provocando para que chille más, seguro, le conoce tan bien como yo, he aprendido mucho observando a Fermín, él sabe cómo tratarlo en esos días tontos que a veces tiene, es curioso su comportamiento, es la persona más segura de sí misma que conozco, pero hay veces, muy pocas, que pierde totalmente esa seguridad.
-Marian vuelve, te lo estás comiendo con los ojos- le decía Luisa- me estoy aburriendo.
-¿qué pasa con esas croquetas Fermín?
-¿pequé  no se las pides a tu marido?
-porque tu estas más cerca. Deja a mi marido en paz que no te ha hecho nada.
-me está tocando lo huevos desde que ha venido.
-más quisieras tu cabrón.
La camarera dejó el aperitivo encima de la mesa, cogió una.
-toma , cariño – dijo ofreciéndole la croqueta.
Cuando Manuel la cogió ella retuvo su mano.
-¿me das un pedazo?
-¿A vosotros no se os va a pasar nunca la tontería? Si mi mujer me mira como lo hace la tuya, ya me la había llevado a casa hace rato.
Manuel sonrió complacido, mirándola. Ya va pasando, ya va cambiando la expresión de sus ojos. Fermín siempre ayudando, cómo sabe lo que tiene que decirle
La luz se fue, el bar se quedó a oscuras, estiró la mano buscando, enseguida sintió la mano de Manuel sobre la suya, acariciándola suavemente hasta cubrirla por completo, la envolvió entre sus manos, el contacto con su palma, la excitó emocional y sexualmente, sus pulsaciones se aceleraron, dirigiendo su mano hasta la mejilla, buscando caricias, pasó sus dedos por su frente, por sus ojos cerrados, el contorno de su nariz, ¡por Dios qué guapo es! Guió su mano hasta la boca, cubriéndola de besos dulces y apasionados a la vez. Alguien había puesto una vela sobre la mesa, no hacía falta los ojos de Manuel iluminaban la estancia.
-¿estás mejor?
Afirmó con la cabeza, sin apartar los ojos de ella, que tuvo que aguantar las ganas de llorar, al ver el brillo de sus ojos, por todo lo que la podía hacer sentir en un momento, con una suave caricia.
-te quiero , cariño.
- ala, venga- decía Fermín- que esas cosas se hacen en casa. Quien me iba a mi ha decir que iba a ver a este así. ¡Manda cojones!
Manuel reía satisfecho.
-casi no me lo creo ni yo, este es el mejor año de mi vida.
-vas a tener que darle un morreo, ya está llorando.
-y me va ha hacer llorar a mí.
-ala, venga, daros un morreo rapidito, que os conozco, vamos a jugar a cartas, que hoy partido no hay.
-no te beso- dijo acariciándole la mejilla- no me voy a conformar solo con eso.
-¡ya lo arregló! ¿No sois un poco mayores para tanta tontería? ¡Qué tenga yo que oír eso! Venga uno rapidito al baño, ya esperamos.
-¡Fermín!- recriminó Luisa- ¡vaya tarde que me estáis dando todos! ¿Echamos la partida o qué?
-venga , hombres contra mujeres.
-¿mus?
-yo no sé jugar al mus, chinchón.- Dijo Marian
-tu, cambia de sitio – dijo Fermín dándole una colleja a Manuel- que tu por mojar esta noche eres capaz de cualquier cosa.
Con lo bien que se me da a mí el chinchón os vais a enterar, pensó.
-saca unos bocadillos o algo, visto que cena tampoco va haber.
Empezaron la partida, los hombres cerraron varias veces seguidas, la verdad es que no estaba atendiendo mucho a sus cartas, bastante tenia con mirarle y sonreírle, se estaba fumando un purito, ¡cómo le gustaba verlo fumar! Cada vez que le daba una calada, la miraba, era como si sintiera sus labios sobre ella o se llevaba la copa a los labios mirándola. Luisa le dio con el pie, la miró de reojo, le estaba haciendo gestos con los ojos ¿qué quiere? Le estaba dibujando un siete con el dedo, ya me he enterado. Con el nuevo sistema cerraron varias veces seguidas, claro que a ella, siempre que hacía trampas le entraba la risa, había que disimular. Manuel reclamó su atención haciendo el tonto y claro no podía atender a las dos cosas a la vez. Luisa le pegaba patadas debajo de la mesa, pero no conseguía descifrar lo que quería decirle.
-¿a qué hora tenias hoy el médico Marian?- preguntó Manuel
-a las tres y media ¿por?
-pensaba que era a las cuatro- dijo Manuel guiñándole el ojo.
¡Dios pero qué guapo es!
-que le eches un cuatro ¡coño! – Dijo Fermín- lleva una hora diciéndotelo y no te enteras.
-nos están haciendo trampas, Marian.
-¡tramposos! No se puede jugar con vosotros.
-mira quién va a hablar,
-no sé qué es lo que  están haciendo, pero están haciendo trampas ¿porqué te crees que se han colocado así?
-aquí las únicas que estáis haciendo trampas sois vosotras, no nos habéis pillado en ninguna.
-si están haciendo trampas hay que anular la partida.- dijo Marian.
-tu misma, si anulas la partida sin pillarnos en ningún renuncio, perdéis.
-pues perdemos qué más da, solo es una partida.
-el que pierde paga, pásate por la barra.
-pues voy ¡que más da! Pagamos a medias, no es justo que solo pague uno,
-paga y luego hacemos cuentas- decía Fermín.
-dame la cartera, yo no llevo dinero- le dijo a Manuel
Fue levantarse y todo el mundo mirándola y murmurando ¡qué cabrones! Fue a la barra a pagar.
-¿has perdido Marian?
-no, hemos anulado.
-¿te han mandado a ti a pagar?¡qué cabrones! Mira como se rien.En este pueblo, pasar a pagar después de una partida, es como humillarse.
-ya, me he dado cuenta, por eso montan la de dios cuando pierden y les toca pagar, se van a enterar.
-deja claro y que todo el mundo se entere de que la partida se ha anulado.
En la mesa los tres se reían a carcajadas.
-ven aquí guapa- dijo Manuel agarrándola por la cintura- parece mentira con los años que llevas en el pueblo y todavía no sabes las costumbres.
-no me hagas la pelota que tu eres el peor de todos .- se dio la vuelta para que todo el mundo la escuchase- la partida se ha anulado, porque nos estaban haciendo trampas.
Risas por todo el bar.
-¡ala ya se ha enterado todo el mundo! Que tonta no soy y aprendo rápido, me voy a hacer una experta tramposa, os vais a enterar los tres.
-esta noche no mojas Manuel – decía Fermín riéndose.
-has estado todo el rato llamando mi atención, para despistarme, ya te vale, tu tranquilo que yo aprendo rápido, ya verás. La próxima no me pilláis.
 

lunes, 21 de febrero de 2011

VUELVE LA CALMA

Cambió el llanto por la risa ¡qué bobo es! Los enanos habían dejado de tocar los tambores dentro de su cabeza, habían desaparecido despacito y de puntillas, se habían llevado el mal humor pero se les  olvidó llevarse la tristeza, claro es que no se lo he dicho, seguro que eran hombres y hay que decírselo todo.
-¿rebobinamos? Hago como que me acabo de levantar.
La miraba tan intensamente, a la vez con tanta ternura, le costó controlar el impulso de buscar sus brazos y seguir llorando, Se acabó el llorar por hoy, no más llantos. Se tragó las lágrimas, cerró la herida por la pérdida de una parte de ella, con cuatro puntos de sutura, volvería a abrirse, pero de momento la dejaría tranquila. Canjeó el llanto por una sonrisa, despejó la niebla sobre su cabeza, abrió la puerta a un bonito día soleado, recibió su mirada de amor con alegría, intentó corresponder de igual manera.
-hazme un sitio.
-no……….
-venga tonto, échate payá. Lo bien compartido sabe mejor.
-tienes que pagar peaje, pasa la tarjeta – dijo señalando sus labios- sube la barrera.
Atrapó su boca, dándolo todo, pasándole toda la gratitud por el apoyo recibido, reflejando su amor con cada caricia de su lengua, él correspondió a su beso de igual manera. El deseo se iba apoderando de ellos, no fue suficiente el contacto de sus bocas, intervinieron las manos  deseosas de explorar cada centímetro de piel, buscando los rincones más placenteros, dejando que la sangre fluya por sus cuerpos  desbocada bombeada por los descontrolados latidos del corazón, renovándose con cada caricia con cada gemido, uniendo sus cuerpos como si fuera uno solo.
-perdona guapo, creo que ya he levantado la barrera.- dijo riendo con picardía
Cayó su risa posando su boca encima.
-para un poco, que hay que hablar.
-no seas bruja, nena.
Se introdujo dentro de ella, suavemente, disfrutando del contacto, su cuerpo estaba demasiado excitado y deseoso de sentirlo suyo, se olvidó de sus juegos, se dejó llevar por el deseo de dar y recibir, moviendo las caderas extasiada, sintiendo su posesión en cada embestida, en cada caricia posesiva de sus manos, uniendo sus bocas en ese afán de sentir el gozo ajeno como propio, compartiendo una  inmensa satisfacción , llegando a la culminación placentera de sus cuerpos al mismo tiempo.
Siguen abrazados, mientras sus cuerpos recuperan la compostura, sus corazones suavizan las pulsaciones, emocionados por todo lo que son capaces de sentir estando juntos, conectando sus miradas, sobran las palabras. Acaricia su mejilla con la ardiente llama de deseo reflejada en el brillo de sus ojos.Sonrrie complacida volviendo a abrazarle con fuerza, queriendo alargar al máximo ese goce de sus cuerpos y sus mentes.
-me quedaría así toda la vida, pegadita a ti.
Se sentia tan agustito, reconfortada, acariciaba su espalda dejandola en un estado de autentica serenidad, calma placentera donde podia quedarse durante horas , siglos………
-guapo.
-zalamera.

viernes, 18 de febrero de 2011

capitulo 95 YA VALE DE LLORAR

Salió a la calle, le molestó el reflejo del sol. Le dolía la cabeza, horrores, parecía que tenía un montón de enanos dentro tocando el tambor, tenía el estómago revuelto. Vio a Manuel sentado en una roca tallando.
-¿qué haces?
-pasar el rato.
-me encuentro fatal, tengo la boca estropajosa, me duele la cabeza.
-eso es lo que normalmente se llama resaca- dijo riendo.
-hazme un sitio.
-hay más rocas, siéntate en otra.
¡Este es tonto o qué le pasa! Fue a sentarse a otro lado consternada por la contestación. Sentó dándole la espalda al sol. Lo siento Lorenzo me duele la cabeza. Miró hacia donde estaba él que la miraba, según ella con cara de no haber roto un plato, nos hemos vuelto a quedar sin vajilla, no has dejado ni los basos.Tonto del culo, ¿porqué me habrá dado a mi ahora por llamarle eso?capuyo, me gusta más.
Manuel estaba a su lado.
-¿qué haces?
-¡NADA!
-hazme un hueco.
-búscate otra roca, hay más- ¡toma! donde las dan las toman.
-yo también estoy de resaca y no lo pago contigo.
-pues mira que bien.
-habrá que echar a suertes quien prepara el desayuno.
-que lo prepare Agus, yo no tengo la menor intención.
-nena, cuando te pones desagradable eres la mejor.
-yo soy la mejor en todo, tengo un diploma en mi casa por ser la mayor borde del planeta.
-no me extrañaría nada, ¡desagradable!
-que te den majo.
-que te den a ti guapa.
Manuel entró a la casa.
¡Será idiota! Si ha empezado él, lo lleva claro, ¿qué se habrá pensado que soy? La mayor jalapillas del mundo, haber si hay suerte y no se da cuenta.
Se quedó un rato más refunfuñando. Voy a tomar algo para el dolor de cabeza. Entró en la casa, Manuel estaba desayunando y compartiendo las galletas con mantequilla con Agus.
-acostúmbrale mal que luego ya verás.
-siempre que anda Agustín por aquí como con él, por lo menos no me pone morros.
-mira que bien.
-lo que te fastidia es que no te unte a ti las galletas, él no me trata mal, es mi amigo.
-lo que tu digas.
-toma Agus.
-la culpa es tuya, no haberme emborrachado.
-ya eres mayorcita para saber lo que haces, yo lo único que hice fue sacar la botella, no haber bebido.
-como que no nos conocemos, a otra con ese rollito, majo, sabes manipularme muy bien. No tengo ganas de discutir contigo, lo dejamos así.
Se sirvió un café y salió a la calle.
-¡coño cómo se ha levantado la cachorrita! ¡Vaya mala uva que tiene eh Agus!
-No lo sabes tú bien, murmuró.
Se sentó debajo de un árbol evitando el sol, intentando no pensar en nada, con un poco de suerte los enanos de su cabeza se llevaban con ellos el mal humor, Un día tranquilo, necesito un día tranquilo, pasar un día bonito, hay que volver, me gustaría irme con buen sabor de boca, retomar el día a día con la sensación de haber tenido unas bonitas vacaciones, ¡tan difícil es! Tengo a mi lado al hombre más maravilloso del mundo, ¿por qué no soy capaz de disfrutar, sin más pretensión que esa, pasar un día bonito, tener una vida completa con él?
Siempre las mismas preguntas sin respuesta, ¿sirve de algo tantos sacrificios? ¿Tantos malos ratos? Mientras no termine de contestar mis preguntas, va a ser imposible vivir disfrutando de la vida,  la única forma es esa, dejando que mi cerebro me vaya mandando retazos de recuerdos a los que debo de hacer caso, aunque duelan, el problema es que cuando consigo sacar alguna conclusión no se qué hacer con ella. ¡En fin! Algún día conseguiré lavar mi cerebro del todo y llenarlo de cosas buenas, que también las ha habido.
Ufffff¡cómo le estoy echando de menos! Voy a ver que hace.
Escuchó su voz según iba acercándose a la casa.
-no hay quien entienda a las mujeres, Agus, son la rehostia. ¿Tu que haces cuando alguna gata te pone morros sin motivo?, a ti te da lo mismo, te lo montas con otra. El problema es que yo no quiero montármelo con otra, la quiero solo a ella, ella es mi vida, por la que me levanto todas las mañanas, es lo mejor que ha pasado por mis manos, te lo digo yo, que he conocido a muchas, es la mujer más noble que he conocido, si se viese como yo la veo, si perdiese ese miedo que tiene a buscar dentro de ella, está a punto de conseguirlo, solo necesita un poco más de tiempo, un poco más de esfuerzo, lo conseguirá. Llevo un año de relación con ella, Agus,  la he visto pasar por un montón de fases, ahora está en la más dura, en el último repecho. Es lo más bonito que ha pasado por mi vida, me tiene tonto perdido, si pudiera le quitaría esa losa que lleva sobre sus hombros, yo cargaría con ella, pero es imposible es ella la que tiene que ir desmontándola, poco a poco irá pesando menos, lo sé por experiencia, irá pasando, con un poco más de esfuerzo por su parte, lo va a conseguir. Esto es la hostia, Agus, le estoy diciendo estas cosas para animarla, y se me cae el alma a los pies al oírla llorar así. Me acabo de cargar otra vajilla. La voy a recomponer ahora mismo, le voy a dar una serenata, hace mucho que no lo hago, hoy se va a reír, como le gusta a ella, alocadamente, hasta que le duela la barriga. Vamos a hacer de hoy un día bonito, como a ella le gusta. Si hace falta la emborracho a otra vez, que se pone muy graciosa. Eso si Agus, mañana le das tu los buenos días.