EL GRAN CAZADOR
Lo mejor del día es la vuelta a casa, hay alguien que me
espera, que se alegra de verme, quizá interesadamente, pero al fin y al cabo da
muestras de su alegría al verme. Dice Miguel que es por interés, porque soy yo
la que le pone la comida, yo tengo mis dudas, no voy a hacer la prueba, no
puedo dejar de ponerle la comida para comprobarlo, pobre, lo mataría. El caso
es que el otro día, me entretuve con calcetines, se me pasó el tiempo sin
enterarme, es un cochorro y necesita de atenciones, me veo corriendo por toda
la casa persiguiéndole, cuando dejo de hacerlo maúlla hasta que le vuelvo a
hacer caso de nuevo. El caso es que se me fue el santo al cielo y cuando Miguel
vino la cena ni tan siquiera había salido del congelador.
No le hizo mucha gracia, lo tengo mal acostumbrado, alguien
se ha cruzado en nuestro camino y la verdad es que me tiene enganchada, nunca
lo hubiera pensado pero así es. A Miguel le ha salido un competidor en mi
atención. Creo que si lo llega a saber no nos presenta. Ahora ya no hay
remedio, se ha hecho la dueña de mi corazón y mi tiempo. No soy muy cariñosa
con los animales, pero este me tiene gilipollas perdida. Miguel tiene dos
perros de caza, prohibido la entrada en casa, bajo ningún concepto, calcetines
comparte el sillón con nosotros.
Cuando le dije a Miguel que había pedido hora para el
veterinario, se rió de mí, solo es un gato callejero al que le ha tocado la
lotería al dar contigo. Yo creo que es justo al revés la afortunada de tenerlo
soy yo.
Nunca hubiera pensado
que una cosa tan pequeña y tan revoltosa iba a llenar mi vida de esta manera.
Hay algo en él que me inquieta, caza, dicen que es muy
pequeño para eso. Yo tengo mi teoría al respecto. Me parece a mi que este gato
se perdió o alguien lo abandonó, el caso es que es tan lista y superviviente
que para sobrevivir aprendió a cazar, su instinto cazador se desarolló antes de
tiempo. El caso es que al principio cuando correteaba por el jardín ya le vi
alguna vez con alguna lagartija jugando, hasta a veces se la comía. Luego
comenzó a meterlas en casa aún vivas jugaba con ellas y cuando las mataba las
dejaba abandonadas, eso es que no tiene necesidad de comérselas, pensaba yo. La
le advertí que no tenia necesidad de cazar que yo proveería para ella. El otro día
estaba sentada delante del ordenador cuando la vi entrar con un topito vivo en
la boca, me pareció un ratón. Me puse nerviosísima, no me atrevía a quitárselo, pero no lo quería
en casa. Dicen que para educar a los gatos hay que ustarles, yo ulitizo una
pistola de agua para ello, de poco me sirvió, no soltaba su presa. Al final fue
Miguel el que soluciono el problema. No hace falta que me enseñes lo que azas,
le dije a calcetines, con que me lo cuentes es suficiente.
Hasta mañana. Agur.
MARIAN
3 comentarios:
No somos nosotros quienes elegimos a los gatos, al contrario, son ellos quienes eligen quedarse con nosotros o huir de nuestras manías.
Y hasta hay veces en que llegan cuando más los necesitamos.
Saludos
J.
Un gato es un ser muy independiente. Él decide donde se queda, y cuando se va. Son muy cariñosos pero no les gusta la disciplina.
Suerte con él.
Un beso y feliz día.
¡hola! por eso me gustan los gatos, son libres, ellos deciden cuando y como.
besos.
MARIAN
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