jueves, 26 de abril de 2012

GRACIAS, GRACIAS, MUCHAS GRACIAS.






ESTO ES LO QUE HE RECIBIDO, SOY PERSONA HUMILDE, QUE SOLO EXPRESO LO QUE DICTA MI CEREBRO , MIS EXPERIENCIAS, EN FIN MI VIDA, AGRADEZCO MUCHISIMO A QUIEN ME HAYA NOMINADO, A TODOS LOS QUE ME SIGUE Y LEEN, A LOS QUE COMENTAN Y A LOS QUE NO. MUCHISIMAS GRACIAS A TODOS.


Tu blog ha sido nominado para los “Premios RoB Dangal TV”… Invitamos a quienes te siguen a que también envíen su voto, para respaldar tu nominación y/o la de otros blogs que merezcan ser galardonados.

Estás son las bases para quienes deseen votar:

Para participar de la elección sólo debes enviar un mail a rob.dangal.tv@gmail.com con tu voto, pudiendo nominar hasta un máximo de 3 blogs. Tienes tiempo de hacerlo hasta el día 5 de mayo de 2012.
No serán computados los votos que se hagan a favor de un blog propio, ni tampoco a favor de blogs que estén inactivos desde el 1 de enero de 2012.
Los galardones a entregar serán de acuerdo a la cantidad de votos recibidos por cada uno, a saber: 3º lugar, “Blog de Oro”; 2º lugar, “Blog de Platino”, y para el 1º lugar, “Blog de Diamante”.
Una vez más, gracias por participar y suerte para todos los que sean nominados.

RoB Dangal TV (Music Television)

lunes, 23 de abril de 2012

Simiocracia (de Aleix Saló)

lunes, 16 de abril de 2012

SI LLEGO A SABER LO QUE HOY SE……..TODO HUBIERA SIDO DISTINTO.


La visión de ese hombre que dice ser mi padre, me produce indiferencia, no siento nada, miro a ese anciano tendido en la cama del hospital, que aparentemente no se entera de nada, está un poco sedado. Mi hermana dice que pregunta constantemente por mí, algo que sinceramente me extraña. Porque me mira sin verme, así que creo que es algo que mi hermana se a sacado de la manga, nunca se ha preocupado por mí, ni por ninguna de sus hijas. Quizá eso no sea del todo cierto, porque de la mayor si se ha preocupado. En fin, ya es tarde para reproches, me siento cerca de la cama, sin saber muy bien el motivo, no quiero tocarle ni darle un beso, no me sale. Miguel se ha quedado fuera, salgo a buscarle, quiero que esté a mi lado, me preocupa ese no sentir nada, esa indiferencia ante este hombre que me mira sin verme con ojos vidriosos. De esta sale, pienso.
Me mira y sonríe.
-¿qué tal todo por casa? ¿Qué tal las niñas?
No es la primera vez que me equivoca con mi madre, parece ser que nos parecemos mucho.
-soy Marian, aita.
Sonríe y vuelve a cerrar los ojos. Me siento tan apática que no soy capaz ni de llevar una conversación con mis hermanas. Llevo la coraza bien puesta, está claro, todo me da lo mismo.
Rememoro la muerte de mi madre en ese momento. El que entonces era mi marido, Oscar, no se hablaba con mi familia, no pude estar donde debía por no ser capaz de enfrentarme a él, si entonces llego a saber lo que hoy sé… Todo hubiera sido distinto, muy distinto. Cuando me avisaron de que le quedaban pocas horas salí corriendo, Oscar me acompañó, pero no permitió que mostrara mis sentimientos en ese momento, como siempre. Entré sola a la habitación, allí me desmoroné. Me impresiono muchísimo, estaba ya sedada, allí estuve hasta el su último aliento. Si llego a saber lo que hoy sé ¡qué pena! ¡Qué injusta es la vida! Han pasado muchos años de su marcha y muchas cosas. No voy a justificar ahora su comportamiento conmigo, me faltó lo más importante su amor, eso es insustituible, pero hoy sé que su vida fue muy dura, que quizá no lo hizo bien, pero lo hizo lo mejor que supo o pudo.  Ya me reconcilié con ella, pos morten, pero lo hice, la coloqué en su sitio.
-¿las niñas están abajo? ¿Las has traído?
-aita, soy Marian.
Digo intentando no mostrar mis sentimientos o mejor dicho mis no sentimientos. Está atado, mejor, no quiero ni pensar en que me ponga la mano encima.
Llega la noche, todo sigue igual, este sale, pienso, no es la primera vez que está al borde y luego remonta.
-vamos a dormir a casa.
Le digo a Miguel.
-tú decides.
Paso la noche sin poder pegar ojo. Con su imagen en mi cabeza y deseando volver.

Hasta mañana. Agur.

MARIAN

domingo, 15 de abril de 2012

NO SOY CAPAZ DE PERDONARLE


Las horas pasan, sigo sin tomar una decisión con respecto a mi padre, no quiero ir, pero sé que debo hacerlo, lamentaré el resto de mi vida no haber hecho lo correcto, no estar donde debía.
¿Dónde estaba él cuando salí de mi casa con una maleta y una niña de dos años en brazos? ¿Dónde estaba él, cuando mi madre me reñía sin parar? ¿Qué lugar ha ocupado en mi vida?
A pasado de ser mi ídolo de la niñez a no poder verle, a darme asco su presencia, antes de recordar lo que pasó, no podía verle. Me ha costado mucho ponerlo en su sitio, no fue tan buen padre como yo imaginaba, todo lo contrario, lo que pasó con él ha marcado mi vida, aún sin tener un recuerdo concreto del acto, pero sé que pasó.
Mi cabeza da vueltas y vueltas, sin ser capaz de tomar una determinación.
-no soy capaz de perdonarle.
-no podrás hacerlo si no te enfadas con él, si no asumes que abusó de ti no puedes enfadarte con él, sin enfado no hay reconciliación.
-¿qué tengo que hacer? ¿Ir y montar un escándalo?
-ni mucho menos, es un trabajo interno tuyo, tienes que asumir lo que pasó, tienes que enfadarte y luego perdonarle.
-¿si estuvieras en mi lugar irías a verle?
-si, pero por ti no por él, si tuvieras claro que no deseas verle, no te estarías haciendo esa pregunta. Ve, despídete de él, es tu padre mal que te pese, gracias a él estás en este mundo. Hasta yo en condiciones normales le daría las gracias por ello. Ve, Marian, conociéndote vas a sentirte mal si no lo haces.
-¿me acompañas?
-por supuesto.
-¿cómo voy a ir así? ¡Tengo una pinta!
-venga, haz esas cosas que tú haces, pero ligerito, ya hemos perdido mucho tiempo.
-habrá más gente, familia a la que hace muchísimo que no veo. Voy a intentar arreglarme lo mejor posible, es una tontería mía, pero no me gusta que me vean mal.
-Marian, vas a ir a ver a tu padre que se está muriendo, asúmelo, no vas de paseo, ¿te das cuenta de lo que haces? Entretienes tu cabeza con bobadas para no ver.
-lo sé, pero es que si ni acabaría mal, Teno que hacerlo así.
-seguirás cayendo una y otra vez.

HASTA MAÑANA. AGUR.

MARIAN

sábado, 14 de abril de 2012

ME LA ESTÁS PEGANDO ¡CONFIESA!


Espera pacientemente a que mi llantina pase, ajeno por completo a los motivos reales de ese llanto que pasa de querer dar pena a la rabia. Me abraza con fuerza, poco a poco va pasando la crisis, por llamarlo de alguna manera, vuelvo al presente. A ese no saber qué hacer con mi padre, a ese saber que estoy quedando fatal, por no estar donde se supone que me corresponde. El picor ha pasado, los nervios no. Me deshice del erizo que habitaba en mi estómago, eso creo, ahora aparece otro síntoma olvidado, no recuerdo cuando pasé por esto, pero se me hace conocido.
-enseguida vuelvo.
¡Tiene una manía de irse sin decirme donde va! Pero yo tranquila, sé que vuelve, creo que ha ido a tomar un poco el aire, que no me extraña. Lo escucho entrar en la casa, trastear en la cocina, no sé el tiempo que ha pasado fuera, no sé si ha sido un minuto o sesenta.
-ten, toma esto, te sentará bien y podrás descansar.
Me ofrece un vaso de agua y una pastilla.
Voy a acostarme, esperando que la pastilla haga su efecto, que mis músculos vayan relajándose, mi cerebro deje de funcionar, que el sueño vaya apoderándose de mí. No lo consigo, la cama se me hace grande, me impaciento. Mis músculos siguen tensos mi cabeza se llena de preguntas. Miguel entra en la habitación, besa mi frente.
-dame otra, no me hace efecto, alguna vez me ha pasado.
Vuelve con una tila y otra pastilla.
Cierro los ojos esperando un descanso que no llega, me impaciento. Se acuesta a mi lado y comienza a masajear mi espalda, me incomoda.
-¡déjame!
Se aparta, pero sigue recostado a mi lado.
-lo siento.
Hace un gesto muy suyo con los hombros, su cara refleja impotencia, eso me hace daño. Me acerco a él buscando sus brazos, un poco dubitativo pero reacciona, abrazándome con tanta fuerza que me pongo a llorar de nuevo al sentir su apoyo y cariño.
-¿tan difícil es de entender?
-¿qué?
-¿tu distingues entre amor y sexo?
-por supuesto, de todas maneras el amor a tu pareja te lleva a la necesidad de sexo, es una reacción natural entre un hombre y una mujer.
-¿entre un padre y una hija?
-por supuesto que no, ahí solo entra el amor.
-pues eso.
-te convendría hablar de ello.
-todavía no puedo, ahora ya sabes cuál es el problema con mi padre.
-¡hijo puta!
-es mi padre.
-y tu abuela una santa pero su hijo un hijo puta. Dilo, mi padre es un hijo puta.
-no puedo. Siento asco cuando le veo, no quiero verle, pero tampoco puedo insultarle.
-tienes que estar enfadada con él, no reaccionas, estás parada en el momento, enfádate con él, es la única manera.
-no tengo un recuerdo completo solo son flases, frases, momentos. ¿Y si estoy equivocada?
-no, lo que te sucede es que tú misma prefieres dudarlo, si te enfadases, si dejases de controlar lo que sientes, te ayudaría a recordar.
-a pesar de las dudas, siento mucha vergüenza, mucha culpabilidad, aun sabiendo que no tuve la culpa, pero no puedo evitarlo.
-el primer paso es enfadarte con él, no negarte algo que sabes que es cierto.
-hueles muy bien. Es agradable estar en tus brazos. Mi padre olía mal, bebía, siempre olía a alcohol. No me han hecho nada las pastillas, has sido tú.
-me alegro.
-no sé que me da señor Miguelito, que me la estás dando con queso. Mira que a veces parezco tonta pero no lo soy, solo me lo hago.
-¿porqué dices eso?
-¿qué pastillas me estás dando?
-no sé, unas que me he encontrado por ahí.
-confiesa.
-¿te vas a enfadar conmigo?
Esa sonrisa suya me cautiva.
-no. Confiesa.
-son caramelos, lo curioso es el efecto que hacen en ti.
-no me han hecho efecto.
-hoy no, otras veces sí.
-¿lo has hecho más veces?
-unas cuantas.
-¡vaya manera de tomarme el pelo!
Hasta mañana. Agur

MARIAN

miércoles, 11 de abril de 2012

¿QUE TE HA HECHO TU PADRE?


Mis intentos por disimular nulos, es tal mi agitación mental y física, que me es imposible controlar mi reacción. Miguel me mira con cara de no entender, controlo lo único que en ese momento puedo, mi lengua, no sé ni quiero darle una explicación de mi estado. Vuelvo a tener unos deseos incontrolables de ducharme, como si así pudiera aliviar la suciedad que siento en ese momento, aliviar el picor que escuece mi piel, le pido que me acompañe, sigue mis pasos sin decir nada, al momento me arrepiento, sé que es Miguel, que no va a hacerme nada que no deba, que me quiere y me respeta ¿cómo mi padre? ¡Dios! No quiero despreciarle pero no puedo contarle los motivos de mi estado. No me sale, no estoy preparada para ello, aún siento vergüenza, culpa, aunque sepa que no tiene sentido, no puedo evitarlo. No he avanzado nada, necesito ayuda, pero no sé cómo conseguirla.
El teléfono suena, sale del baño aliviado, no he visto su gesto pero lo sé, está tan perdido como yo. Aprovecho su ausencia para meterme en la ducha, el agua quema mi piel, giro el grifo del agua fría, un buen chorro aliviará la quemazón de mi piel, esto nunca me había pasado, el agua fría alivia momentáneamente el síntoma físico. Me doy la vuelta para salir de la ducha, él me espera con el albornoz en la mano, sonriendo con los brazos abiertos, en un momento de serena lucidez dejo que me arrope, que me ponga el albornoz, sentir sus brazos sobre mi cuerpo me sumerge en un sentimiento contradictorio, la protección de su abrazo me gusta me calma y a la vez siento deseos de rechazarle, no lo hago. Intento controlar hasta el más mínimo gesto de mi cara cuando se separa de mí para mirarme, bajo los ojos avergonzada, no puedo sostener su mirada.
-lo siento.
-mírame, Marian ¿qué es lo que sientes?
-lo siento, no puedo hablar de ello.
-¿qué te ha hecho tu padre?
-nada, de verdad, son cosas mías, no sé porqué me he puesto así, estoy muy nerviosa. Si pudieras conseguirme algo para tomar te lo agradecería. Lo siento, no puedo ir a verle y sintiéndolo mucho no voy a ir a trabajar, hoy no puedo. Solo quiero calmarme, retomar mi serenidad, mi sentido común, para eso tengo que estar sola.
-no voy a dejarte sola, no estás sola. No me eches de tu lado cada vez que te pasan estas cosas, porque  ya no me voy a ir, ¿qué clase de persona piensas que soy?
-no quiero discutir contigo, lo siento, prefiero estar sola.
Digo controlando cada silaba que sale por mi boca.
-si me voy no vuelvo.
Muerdo mi lengua por no soltar lo que acude a ella, en este momento no quiero verle, quiero estar ola, pero no quiero que desaparezca de mi vida, así que hago lo único que puedo hacer, llorar, llorar hasta hartarme, lloro desesperadamente buscando perdón, no es a él al que lloro, no, busco el perdón de mi padre, sabiendo que no tiene sentido, pero sintiendo que algo muy malo debí de hacer para semejante trato. Sintiéndome una niña pequeña, sin entender qué pasa, yo solo buscaba la protección de sus brazos, su cariño. Sigo arrastrando mi culpa, mis picores que según escribo tengo que parar a rascarme. Lo dejo por hoy. Hay muchas preguntas sin respuesta todavía, mucha culpa mal dirigida, mucha vergüenza porqué quizá tuve lo que busqué ¡por Dios! Me horroriza el pensamiento, porque no señores, yo solo tenía tres años y mucha necesidad de cariño, lo demás él se lo sacó de la manga, me pasó su culpa y su vergüenza, porque lo que yo siento deberían ser sus sentimientos no los míos, solo tenía tres años. Si ya se todo esto, si racionalmente lo pienso, ¿porqué sigo sintiéndome culpable? ¿Porqué sigo protegiéndole? No lo sé. ¿Quizá ha llegado el momento de perdonar?

Hasta mañana. Agur.

MARIAN

martes, 10 de abril de 2012

ME PICA TODO ¡TODO! ¡DIOS! ¡QUÉ ESTÁ PASANDO?


Me despierta el teléfono, las alarmas alucinógenas de mi cerebro suenan todas a la vez. En los pocos segundos que tardo en coger el teléfono, pasan por mi cabeza cientos de catástrofes, nadie llama a estas horas si todo va bien. La voz de mi hermana me estremece, no entiendo lo que dice, intento calmarla, imposible, solo consigo llorar con ella. Miguel me quita el teléfono.
Miro la hora ¡me he dormido! Son las nueve de la mañana, mi nerviosismo se incrementa ¡dios qué desastre! Empiezo a andar de un lado para otro, quiero saber que pasa con mi hermana pero también debo irme a trabajar inmediatamente.
-es tu padre, Marian, está mal.
¡Vaya noticia! ¿Alguna vez ha estado bien? Me siento mal por ese pensamiento, tengo que irme a trabajar, es muy tarde ya.
-Marian.
-¡qué!
-tu hermana quiere que vayas.
Tengo que trabajar, estamos a tope, no puedo faltar. ¡Dios! ¡Qué mal momento! Ahora no pedo abandonar mi trabajo, ni hablar.
-Marian.
-¡qué!
-¿me escuchas?
-sí, pero tengo que ir  a trabajar, no puedo faltar.
-tienes que ir.
-no puedo ir, tengo cosas que hacer.
-no hay nada más importante en este momento que despedirte de tu padre.
-no, lo siento, no puedo ir, no, no, no, ¡joder! No puedo, lo siento.
-no sé qué problema has tenido con tu padre, pero es el momento de resolverlo.
-ningún problema, la vida nos ha separado, no pasa nada, solo que no puedo ir, lo siento de verdad.
-te vas a arrepentir, luego será demasiado tarde, lo que tengas que hacer respecto a él ahora es el momento de resolverlo.
-no. ¡No hay nada que resolver!
-está histérica, no piensas lo que dices.
-no es la primera vez que ha estado al borde de eso y luego a remontado, ya iré otro día.
-¿al borde de qué Marian?
-nada, nada, no le des importancia, ya iré otro día.
-vamos a ir hoy, voy un momento al ayuntamiento y en media hora estoy aquí, espero que me estés esperando aquí.
Y se va, me deja dando vueltas por la casa, nerviosita perdida, perdida en mi bosque interno, con el cuerpo lleno de zarzas que pican, me pica todo el cuerpo, las moras ¿qué moras? Las que iba a recoger con él, ¡dios! Estoy desvariando, mi cabeza va de un lado a otro, a cuando las comíamos con vino, en casa, todos juntos ¿eso es un buen recuerdo? Si claro, a lo mejor es el inicio de algún mal recuerdo, pero no lo encuentro, solo encuentro sus cuidados cuando las ortigas me picaban  o cuando algún mosquito dejaba huella en mi piel, no recuerdo que me daba, pero me calmaba, me tranquilizaba, estoy desvariando, pero el picor de mi cuerpo es real, me pica todo ¡todo! ¡Dios! ¿Qué está pasando? Tengo que tranquilizarme, tengo que ir a verle, pero no puedo, imposible, mejor me voy  trabajar, no puedo. No puedo ir a verle ni a trabajar tampoco, pues me quedo en casa, diga Miguel lo que quiera, no me muevo de casa, que pase lo que dios quiera.
Me tumbo en el sofá, el picor de mi cuerpo no me deja estar quieta, esto es nuevo, un nuevo síntoma, ¿qué significa? ¿Qué hago?, me faltan, manos para rascarme, él me rascaba, eso es,  me estoy poniendo mala, voy a darme una ducha, no puedo desnudarme, siento asco, ganas de vomitar. Necesito un tranquilizante, lo que sea que me ayude a pasar este momento, que me quite el picor molesto de mi cuerpo, que me permita analizar qué está pasando, mi cabeza está hecha un lio. Llega Miguel, ¿qué le digo yo ahora?


HASTA MAÑANA. AGUR.

MARIAN

miércoles, 4 de abril de 2012

¿QUÉ LE PASARÁ AHORA?


Vengo de hablar con Joxetxo, de explicarle la situación, con los nervios a flor de piel y no por la caótica situación, si no por su reacción, más bien por su no reacción. No entiendo como alguien en su situación me mira se encoge de hombros y dice es lo que hay. Ese conformismo me pudre, ese asumir una derrota sin protestar, no va conmigo.

Necesito hablar con alguien, no puedo ir así a trabajar, así que me acerco al ayuntamiento a ver a….. Todavía no sé cómo llamarle, como no se me ocurre de momento nada mejor seguiré llamándole alcalde, entre nosotros. Está ocupado, vaya por Dios. Bajo a tomar un café y me encuentro con Luisa, es mi amiga, le hago muchas confidencias, pero no me apetece hablar del tema con ella. Joxetxo es primo de su marido, por cierto. Paso el tiempo hablando de chorradas, nos encanta hacer eso. Al rato aparece Miguel, mi alcalde.
-¿has hablado con Joxetxo?
Me pregunta sin saludar ni nada, me sienta fatal, no quería sacar el tema delante de Luisa.
-no.
Le digo mirándole, esperando su discreción.
-¿a qué esperas?
-luego.
-¿no habías quedado con él?
Me está poniendo negra, así que decido irme a trabajar.
-me voy  a trabajar.
-te llevo.
Ya en el coche y sin mirarle sé que me mira de reojo, con esa cara muy suya de” ¿qué le pasará ahora?”. Estoy de un humor horroroso, sé que él no tiene la culpa, pero sé que haga lo que haga me va a sentar mal, no quiero discutir con él, más bien no debería pagar con él mi mal momento.
-suéltalo, venga descarga.
Encima provoca, pero no, no pienso pagarlo con él, si es que soy capaz de controlarlo. Enciendo un cigarro y le sonrío. Se ríe, con esa risa contagiosa que él tiene, que normalmente me hace gracia, pero que en este momento no.
-qué día más malo ha salido hoy, una pena, con la semana tan bonita que hemos tenido.
-¿has  hablado con Joxetxo?
-si.
-¿y?
-se ha encogido de hombros, me dan ganas de darle un meneo para que reaccione, su no reacción no es normal.
-no es asunto tuyo.
-sí lo es. La casa es mía, me siento responsable.
-de lo único que eres responsable es de solucionar tu vida, no la suya, ¿vas a permitir que te quitan la casa sin luchar?
-no me van a quitar esa casa, no sé como lo voy a solucionar, pero esa casa es mía.
-¿qué me dices del hotel? ¿Vas a permitir que te lo quiten? ¿Vas a permitir que toda tu gente, como tú los llamas, se queden sin trabajo?
-no.  Se habla mucho de los bancos, pero nadie habla de la administración, de hacienda, de la seguridad social, son peores. No atienden a razones. Solo quieren dinero sin pensar en el mal que ocasionan para conseguirlo. Nunca me he negado a pagar, pero con las condiciones que me ponen es imposible. Estamos todos cobrando cuatro duros, aguantando como sea hasta que pase la tormenta, las cuentas están claras para todos, no hay ni trampa ni cartón. La gente que debía de estar exigiendo por que trabajan más que antes, cobran menos  y no les llega, hay dos personas con problemas serios por falta de ingresos, siguen dándolo todo sin protestar, haciendo su trabajo lo mejor que pueden. Miguel, tenemos que hacer algo, ahora me siento en un callejón sin salida, no sé para donde tirar.
-ahí es donde tienes que emplear tu energía, no en Joxetxo, que se las apañe. Hasta ahora ha vivido cómodamente en tu casa, se le ha acabado el chollo.
-¿no te gusta que ocupe esa casa?
-no.  Siempre me ha parecido un getas, cierra de una vez esa puerta, que sea el hermano del difunto Manuel no significa que tenga que vivir por la cara en tu casa.
-¿estás celoso?
-un poco. Termina de cerrar esa puerta. Podías alquilar la casa.
-gracias.
-¿porqué me das las gracias? Te estoy presionando.
-por ser tu, por hablar conmigo, por la infinita paciencia que tienes conmigo, fíjate que pensaba que íbamos a terminar discutiendo. ¿tú me quieres?
-más que a mi vida.

Hasta mañana. Agur.

MARIAN

lunes, 2 de abril de 2012

ODIO CUANDO ME LLAMAS ALCALDE


-¡Egunon alcalde!
-¡odio cuando me llamas alcalde!
-¡qué!
-lo que has oído ¿te has quedado sorda?
-nos hemos despertado de mal humor, no pasa nada, ya soportaré tu mala leche, además tú te enfadas poco, eso no es normal, hoy te dejaré que estés un rato enfadado….
-calla un rato lo único que te he dicho es que no me gusta que me llames alcalde, busca otra forma más cariñosa de dirigirte a mí.
Eso tengo que pensarlo, ¿cómo querrá que le llame? Todas las cosas que se me ocurren me parecen horteradas. Lo tendré que pensar más detenidamente, a mi lo alcalde me gusta, no sé porqué, será porque es la primera vez que me codeo con algún alto cargo, dicho así suena muy rimbombante, porque aquí el alcalde  es uno más, no estoy muy segura de eso.
-¿qué es lo que piensas?
-nada en concreto, ¿por?
-por nada, solo observaba tu cara, no sabes la cantidad de gestos que haces.
-¿eso también te molesta?
-no, de hecho me hace gracia.
-sonríe un poco pues, que estás muy serio, que si tienes mal día, no pasa nada, nos aguantamos y punto pelotas. ¿Qué vamos a hacer hoy? No hemos hecho ningún plan, ¿te apetece algo en concreto? Si no me equivoco, que no, hoy es domingo,  ¿te estás durmiendo?
-te escucho, sigue.
-digo que podíamos salir a comer por ahí, a cualquier lado, fuera del pueblo al poder ser. Me apetece arreglarme, tengo día coqueto, tengo un montón de ropa que hace mucho no me pongo, como casi nunca salimos del pueblo, eso es lo que vamos  a hacer. ¿Me escuchas?
-sí.
-¡contéstame!
-acabo de contestarte.
-¿qué te he dicho?
-pues eso, tenemos que hacer planes.
-no me estás haciendo ni puñetero caso, ya me callo.
Pues yo tengo ganas de hablar, aunque para hablar sola, no sería la primera ni la última vez, de hecho lo hago muy a menudo.
-me apetece andar, podíamos coger unos bocadillos e irnos por ahí, andando andando, hasta la china ¿Qué te parece?
-como quieras.
-podíamos comer con los chinitos y vuelta, no sería mala idea, entre ir y volver pasaríamos el rato. Eso sí, llegaríamos cansados, es mejor que dejes la cena hecha, ¿qué te parece?
-como quieras.
-ya puestos, podíamos darnos una vuelta por Rusia, andando, andando, se llega a cualquier lado, ¡mira!  podíamos quedarnos a cenar por ahí, unos cuantos chupitos de vozca y vuelta ¿cómo lo ves?
-estupendo
-ya puestos, damos un salto y hacemos noche en Nueva york, vemos la torre iffel.
Está roncando.
-¿quieres escucharme?
-te escucho.
-si como la trucha al truco.
-la trucha y el trucho se quieren, no se escuchan.
-lo mismo que tú haces en este momento.

Hasta mañana. Agur.

MARIAN

domingo, 1 de abril de 2012

IMPOTENCIA


Presionada por la seguridad social, las agobiantes circunstancias, la necesidad de salir adelante como sea, porque el poco dinero que tengo va llegando a su fin, quita y no pon se acabó el montón, las necesidades de las personas a las que he aprendido a respetar, por su fuerza y valentía. Decido poner mi casa en venta, la casa que tanto me costó pagar que se libró varias veces del embargo, por la que luché con uñas y dientes. Que ahora no uso, ni me acerco a esa zona del pueblo. En ella vive, Joxetxo, hermano de Manuel. En su día se ofreció a comprarla, no quise deshacerme de ella, ahora ha llegado el momento. Se la ofrezco a un precio razonable o eso pensaba yo, hasta que viene un tasador, primer disgusto. Lo asumo y sigo para adelante con la venta. El banco deniega el préstamo a Joxetxo, la empresa en la que trabaja está en ERE, le han bajado el sueldo, el futuro de la empresa es incierto, segundo disgusto. Dice que hay una remota posibilidad de conseguir financiación si consigue avalista. Lo asumo y me ofrezco.

Tercer disgusto, la seguridad social me ha inscrito en una lista de morosos que no me permite ser avalista.

Impotente me reúno con un empleado de recaudación, le explico el caso, le digo que podré hacer frente a parte de la deuda si consigo vender la casa, pero que para eso tengo que salir de la engorrosa lista. Me dice que la única forma es solicitando un aplazamiento, para lo cual necesito tener un veinte por ciento de la deuda, que evidentemente no poseo, si así fuera, el problema estaría resuelto hacia tiempo. Impotente escucho sus amenazas, si no pago en corto espacio de tiempo, sacará mi casa a subasta.

Salgo de la oficina con una sensación de impotencia que me corroe las entrañas. Me doy un paseo por la playa intentando relajarme, me encuentro en un callejón sin salida. Ya no es solo que pueda perder esa casa, es la descabellada situación, en su mano está que pueda hacer frente a una parte de la deuda, pero como tienen en una lista de morosos, no puedo hacer nada.

¿Qué le digo a Joxetxo? Si el embargo se hace efectivo se queda en la calle, con cincuenta y cinco años, un mísero sueldo, un futuro incierto. ¡Qué mierda de vida es esta! No puedo permitir que pase eso.



Hasta mañana. Agur



MARIAN

COMENCEMOS ABRIL COMO SE MERECE

Según el g.p.s. me quedan veinte minutos para llegar al hotel. Como todos los días a la misma hora, el teléfono suena, porque a pesar de mi mal comportamiento él sigue llamando. No le digo donde estoy, pero sé que si hablo mucho con él no voy a ser capaz de disimular mucho rato, así que hago de tripas corazón y como todos los días cuatro frases y cuelgo.
Conociéndome como me conozco sé que de veinte minutos nada, seguramente tarde más, me pondré nerviosa, histérica perdida por mi incapacidad, daré veinte vueltas hasta llegar a destino. No quiero presentarme ante él con mala cara. Todo lo contrario, así que me daré el tiempo que haga falta hasta ser capaz de conseguirlo.
Tres cuartos de hora más tarde aparco el coche, ya llegué, me lo tomé con calma, estoy tranquila, un poco nerviosilla, pero dentro de la normalidad y muy contenta y dispuesta a decirle todo lo que siento, a abrirle mi corazón. Espero que la sorpresa le guste, una ligera duda quiere instalarse en mi cabeza, ¿qué me encontraré? La deshecho al momento, no voy a permitir que ninguna duda estropee el momento.
Es muy tarde y estoy sin cenar, entro directa en la cafetería a por un café o lo que sea que engañe mi estomago, pues empieza a molestarme. Como soy tan impulsiva, ahora recuerdo que ni tan siquiera he comido, no es de extrañar que tenga hambre.
Estaba saboreando una madalena cuando le he visto entrar, se ha acercado a la barra, ha pedido una copa y se ha sentado en un sofá mirando la tele. No me ha gustado la expresión de su cara, está triste, melancólico, mirando la tele pero perdido en sus pensamientos. No he esperado más y con el corazón a mil por hora me he sentado a su lado.
-hola alcalde.
No había reparado en mí, en que alguien se había sentado a su lado. Me ha mirado dudando de su visión, con unos ojos como platos. Ha girado la cabeza de nuevo hacia la tele un segundo y ha vuelto a mirarme.
-ni puedo ni quiero vivir  sin ti.
Le he dicho apoyando mi cabeza sobre su hombro. Le ha costado reaccionar, he cogido su brazo y lo he pasado por encima de mis hombros, ahí ha reaccionado, me ha abrazado con tanta fuerza que he escuchado el latido acelerado de su corazón. Así nos hemos quedado, como si el sofá fuera el de casa, abrazados como todas las noches, agarrada a su cintura sintiéndolo muy cerca, muy mío, con su cabeza apoyada sobre la mía, su mano acariciando mi mejilla. No sé el tiempo que así estuvimos, solo sé que los quinientos kilómetros han merecido la pena, por ver su cara, esos expresivos ojos color miel, esa sonrisa que me llena de vida.
Ni puedo ni quiero vivir sin él.

Hasta mañana. Agur.

MARIAN