Emprendo una lucha contra mis impulsos, contra mi miedo a estar sola. En este momento es sencillo, como no está no puedo salir corriendo a buscar sus brazos, su protección. Le echo muchísimo de menos, pero el fatal orgullo, que no sé de donde sale, me impide llamarle, decirle que le quiero, que le echo de menos, que por mucho que tarde, solo se ha ido para cuatro días, voy a esperar ansiosa su vuelta.
Cuando me llama dejo que el teléfono suene un rato, mirando su foto. Descuelgo contestando fríamente, tanto que me hace daño hasta a mí. Cuatro secas palabras y cuelgo. Me quedo mirando un buen rato su foto, hablándole cariñosamente, diciéndole todo lo que no soy capaz en este momento, no podría hacerlo mirando sus ojos, su expresión. No soy capaz ni de meterme en la cama sola, duermo en el sofá, con la tele puesta para evitar el silencio, le echo tanto de menos que solo me duermo si imagino que está a mi lado.
-¡Marian!
-qué
Nekane invade mi intimidad, no sé porqué siento eso en este momento, no tiene sentido, estoy en la oficina, un sitio donde ella tiene cabida.
-¿vienes a comer?
-vale. Comemos en el apartamento si te parece, quiero hablar contigo.
-como quieras.
Entro en el apartamento, me echo las manos en la cabeza ¡qué desastre! Para poder sentarme en el sofá, tengo que hacerme hueco, en la mesa no queda ningún hueco libre, llena de trastos, ceniceros llenos de colillas, mugre, suciedad. No es mi casa, me digo no es asunto mío, me digo, pero no puedo callarme.
-¿cómo puedes vivir así? ¡Si ve esto tu padre! ¡Con lo que era él!
En la habitación pilas de ropa tiradas por el suelo, platos en la mesilla, en el escritorio, mugre por todos los lados. Abro la ventana.
En la cocina bolsas de basura sin tirar, pilas de cacharros sin fregar, restos de comida. Me pongo enferma al ver tanto desastre, tanta mugre. Si Manuel viera esto, no lo permitiría. Ante mi llamada de atención se encara conmigo.
-es mi casa, vivo como me da la gana, tú no eres nadie para llamarme la atención, tu eres la responsable de que no venga nadie a limpiar.
-tú no necesitas una interina, necesitas un contenedor de basura. ¿Tienes dinero para pagar criados?
-no. Pero para ser la dueña de la mitad del hotel, tengo muchas carencias.
- y más que vas a tener, vas a tener un sueldo, no esperes gran cosa, no hay dinero. Te vas a hacer cargo de todos tus gastos, está claro que no sabes apreciar lo que tienes.
-trabajo más que nadie.
-no, trabajas lo que te corresponde, como todo el mundo. ¿Sabes que a Juan le han cortado la luz? Trabaja tanto o más que tu, no le he escuchado quejase, me he enterado por casualidad. ¿Sabías que a Alicia le han mandado un burro fax diciendo que o paga a le llevan al juzgado? ¿Sabes lo que significa eso? Que le pueden quitar la casa. También trabaja tanto o más que tu. Baja de las nubes, maja, si no sabes apreciar lo que tienes entonces no te lo mereces. Que sepas que seguimos en números rojos, no me toques las narices ni me vengas con chulerías, porque entre todos estamos financiando tus gastos, pero eso se acabó. Por cierto solo tienes el cuarenta por cien de lo que vale el hotel, que en este momento, poco vale, así que poco tienes, no solo no hay dinero para cobrar, si no que tendrías que poner dinero para que esto siguiese para adelante, pagar los sueldos que corresponden. Baja de las nubes que vas por mal camino. Te guste o no aquí se hace lo que yo diga.
Salgo del apartamento, por no seguir, no sé si merece la pena.
Lo de “si ni sabes apreciar lo que tienes es que no lo mereces” me lo aplico a mí.
Voy a casa, hago una maleta con cuatro cosas y me hago quinientos kilómetros sin parar.
Hasta mañana. Agur