Un poquito de alegría en el hotel, para el fin de semana de
la constitución, tenemos lleno, todo a última hora ¡menos mal! Porque ni a un bajando los precios parecía
que íbamos a trabajar. Dios a escuchado mis suplicas. Muchas gracias a él a nuestro trabajo y paciencia. Dicen que dios
aprieta pero no ahoga, la agonía se hace muy larga, a veces es mejor que te
ahogue de una vez para así poder comenzar de nuevo. Es mejor morir, aprender y
resucitar, que esta agonía que no nos lleva a ningún lado. Dicho lo cual, este
mes hacemos caja, que buena falta nos hace.
Hoy en el café, otro efecto colateral porque antes pasaba de
largo después de saludar, el caso es que la conversación giraba en torno a la
guay, ya se ha quedado con ese nombre. Nadie la invitó se pegó como una lapa,
escucho la conversación analizando los hechos.
Recién llegada al pueblo. Todas o casi todas las del café
hemos pasado por eso, pero se nos a olvidado. Todas, incluida yo, nos hemos
sentido solas en algún momento. Antes de mi atasco emocional, yo misma me sentí
observada. Es un pueblo pequeño muy cerrado, cuesta muchísimo relacionarte. A
pesar de que esta chica me agobia, ahora, después de escuchar las
conversaciones en torno a ella, me da pena. Creo que habría que darle una
oportunidad y así lo manifiesto, menos mal que yo no vengo mucho pienso.
Después de una larga discusión, donde se dice, con motivos, que es
insoportable, que avasalla, que es la típica que sabe de todo, bla, bla, bla.
Se decide darle una oportunidad. Así que me voy a casa sintiéndome un poco
mejor.
Hasta que llego a casa y se lo cuento a Miguel.
-No me gustaría estar en su pellejo.
-si pone algo de su parte no veo el problema. ¿Sabes de
quien te hablo?
-no tengo ni idea, no me he fijado en ninguna cara nueva
¿Cómo es? es fea, con garrapatas, los dientes podridos ¿le huele el aliento?
-¿tu flipas? Es una chica normal, bueno es guapilla, está
bien.
-a lo mejor ese es el problema.
-no va por ahí la cosa, te equivocas. El problema no es que
sea guapa o fea, es que se cree san Dios, avasalla.
-ya, ya. No tengo el gusto de conocerla, pero ya se muchas
cosas de ella. Tiene unos treinta y cinco años más menos, morena, delgadita
pero con curvitas,…. No me lo ha contado ningún hombre. Dile que si quiere que
la hagan caso se ponga el chándal gris que llevaba el otro día, parece ser que
le sienta fatal, eso le ayudará.
-te equivocas, no va por ahí la cosa, además ni me he fijado
en su cuerpo.
-tú no, pero las demás sí.
Hasta mañana. Agur.
MARIAN.