viernes, 1 de marzo de 2013

ES DE BIEN NACIDOS SER AGRADECIDOS

CARTA DE AGRADECIMIENTO DE UNA AMIGA MÍA

Llegué a ellos derrotada, desahuciada mental y materialmente, un cero a la izquierda, un mosquito cojonero al que se quitaban de encima con un manotazo, hundida y humillada, sintiéndome una delincuente, avergonzada. Inmersa en un túnel kilométrico ahogándome, arrastrándome, sin fuerzas para respirar a veces, otras simplemente no me llegaba el aire a los pulmones.
No nos merecemos esto, repetía una y otra vez. Nunca hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, a nuestras manos nunca ha llegado el dinero fácil. Desde bien jóvenes aprendimos que la vida no regala nada, que para salir adelante has de luchar, trabajar de sol a sol. No nos merecemos esto, repetía una y otra vez. ¡No! ¡No! ¡No! Me repetía en los momentos en que la ansiedad y el miedo me dejaban ver un atisbo de esperanza.
Un día escuché una entrevista por radio a stop desahucios. Acudí a ellos no pensando en que mi solución estaba ahí, si no porque alguien me escuchase, compartir mis miserias con otras personas.  
Conocí a Rosa ¡qué mujer! Me inyectó adrenalina. Conocí historias mucho más dramáticas que la mía. Salí de aquella reunión fortalecida, sabiendo que lo mío tenía solución, que nadie merece sentirse desahuciado, que los ladrones no somos nosotros. Que con su burbuja avariciosa y mezquina nos llevan al límite de nuestras fuerzas. Solo deseo que esa burbuja avariciosa y mezquina les estallé a ellos, que lo hará, porque el camino que llevan no tiene salida.
Conocí a un montón de gente que sin ánimo de lucro ayuda, una mano amiga que agradeceré mientras viva.
Conocí a Josean ¡gracias, gracias, gracias! Me acompañó. Asesoró, animó, algunas bronquillas también cayeron, por supuesto merecidas. Lo conseguí gracias a ti, a tu capacidad negociadora, tu fuerza,  tu tenacidad,  tu saber estar, a tu seguridad. Gracias, gracias, gracias.
Gracias stop desahucios, me habéis devuelto la vida, hacía tiempo que había dejado de hacerlo. Estoy feliz, lloro de gratitud. Se lo cuento a todo el que quiere escucharme. Nos queda un largo y difícil recorrido pero podemos hacerlo, lo haremos. Por fin pude levantarme dentro del túnel y correr hacia la luz, tirando de las dos personas que más quiero en esta vida. Después de las celebraciones ¡a trabajar! Mientras hay trabajo hay esperanza.
Muchas gracias.

BEGOÑA.