Le llamo y no coge, eso me pasa por boba, por no hacerle
caso al diablillo malo. Pues hoy no pienso comer sola, este come conmigo, con
morros o sin morros, él decide, pero come conmigo.
Voy al pueblo ha hacer guardia, ya vendrá. Me siento fuera del bar con un marianito a esperar. Mª Carmen,
una mujer con una larga vida a sus cincuenta y cinco años, me encanta hablar
con ella, percibo su cariño y respeto hacia mí, correspondo de igual manera. En
plena charla de economía estamos cuando vemos pasar a Maika, la guay. Se une a
la conversación, resulta que tuvo dos tiendas, por un momento, muy corto, la
tomo enserio y la escucho interesándome por su vida. Pronto pierdo el hilo de
la conversación pues me aburre soberanamente, yo que sumo y resto rápido llego
a la conclusión de que su vida es justo al revés de lo que intenta aparentar.
Dime de qué presumes y te diré de qué careces, pienso mirándola fijamente.
Son las dos y de Miguel ni su sombra, llamo esperando que
por fin pueda hablar con él.
-¡hola guapo!
-¡por fin! ¿Dónde andas?
-en el pueblo. ¿Tu?
-a una hora de camino. ¿Esperas y comemos juntos?
-llevo una hora esperando…….
-yo llevo días esperando ver tu cara…
-ya, ya. No quiero discutir. Te echo de menos me apetece un
montón pasar el día contigo ¿me escuchas?
No obtengo respuesta, llamo de nuevo, apagado o fuera de
cobertura escucho. Va conduciendo, paciencia.
Frustrada vuelvo a la conversación, la guay ya lleva tres
vinos y se le nota. La conversación ha
cambiado completamente, ahora hablamos de sexo, más bien habla ella. Seducir,
seducir, seducir, no habla de otra cosa y mirándome siempre a mí, intentando
darme lecciones de cómo tengo que comportarme para tener contento a mi marido.
Ella, dice que está sexualmente satisfecha que su chico se lo hace de
maravilla. Ya harta del teme le digo.
-conozco suficientemente a mi marido para saber qué es lo
que tengo que hacer cuando quiero tema. Estoy sexualmente y emocionalmente
satisfecha ¡y él también!
Mª Carmen me mira y sonríe.
Por fin aparece el hombre fantástico que dice que es su
pareja y se lleva a la satisfecha guay a casa. ¡No la soporto! ¡No soporto su
conversación!
Suena el teléfono.
-te decía que hoy no quiero discutir, que te echo de menos,
que quiero pasar todo el día contigo, que dejes de lado tus obligaciones y me
hagas caso ¡SOLO A MI! ¿TE HAS ENTERADO?
Mª Carmen me mira y sonríe.
-si te hubieras molestado…..
¡Se cortó! ¡Qué frustración! ¡DIOS! ¡COMO ODIO ESTOS
APARATOS!
-¿qué pasa con esta chica?
Le digo a Mª Carmen intentando disimular mi frustración.
-no está bien, tiene muchos problemas.
-eso ya me lo imaginaba yo.
-le han dado muchas palizas.
-¿su padre?
Deduzco, nunca habla de él.
-su ex.
-¡madre mía! ¡Pobre!
Mi conciencia me señala.
-lo malo es que no se deja ayudar.
-ya, siempre hablamos de que hay que ser fuertes y decir basta,
pero no pensamos en el rastro que deja esa violencia en la mujer o por lo menos
yo no.
A lo mejor sí, pero eso me lo callo. Voy a por otro
marianito me queda media hora de espera.
Hasta mañana. Agur.
MARIAN
2 comentarios:
como siempre, una vez más llenas de vida mi pantalla de ordenador.
Dime de que presumes...lastimica
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