domingo, 6 de noviembre de 2011

¡IMPRESIONA!


¡Vaya temporal que tenemos encima! Lluvia viento, ¿no decían que necesitábamos agua? Pues ya la tenemos y como siempre en demasía. No hay punto medio. Desde luego el tiempo está rarísimo, hace dos días teníamos veinticinco grados, viento sur. Ahora diez grados, llegó el otoño de repente. Como siempre pasa en este pueblo, temporal oscuridad, no hay luz. Menos mal que tengo velas repartidas por todos los rincones, da un poco de respeto, la verdad. En fin hay que ser valientes, cojo una vela y me voy a la cama, no puedo hacer otra cosa, así que a la cama calentita, intentaré leer.

¡Cómo ruge el rio! Impresiona. Intentaré dormir, aunque con tanto ruido, es difícil, si hubiera luz, pondría la radio ¿porqué siempre me acuerdo de las pilas cuando las necesito? Me voy a cambiar el anillo de dedo, haber si hay suerte y la próxima vez que vaya a la tienda me traigo un buen cargamento de pilas, eso si me acuerdo el motivo del cambio de anillo. Por cierto, no debería llevar este añillo, es una alianza, pero me gusta. Hasta que  lo sustituya por otro no  pienso quitármelo. He dicho. Contaré ovejitas, porque como me dé por pensar en otras cosas termino cortocircuitando mi cerebro, así que una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve…… ¿Cuántas ovejas hay? Me aburro.

¿Qué hará Miguel? Son las nueve, no creo que esté acostado ¿le llamo? Me da cosa, no me gusta molestar. Con lo a gusto que estaría con él en mi cama, seguro que no tendría que contar tontas ovejas, escuchando sus ronquidos me dormiría. Hoy casi no nos hemos visto ¡está siempre tan ocupado! Y yo tan desocupada. En fin. La gente ya murmura sobre nosotros, nos han visto poco, todavía hay dudas, nadie se atreve a preguntarlo directamente, en este caso les contestaría encantada, pero bueno como ya me conocen, informo poco y mal sobre mis cosas, nadie pregunta. ¡Qué sosos! Para una vez que quiero que me pregunten. ¡Sosos!

Voy a contar ovejas de nuevo, una, dos ,tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho con pinocho, nueve que mueve, diez el apellido de Oscar, once ¡Dios cómo me aburro!

Al pasar la barca me dijo el barquero las niñas bonitas no pagan dinero, yo no soy bonita ni lo quiero ser ………….. las niñas ya no juegan a la comba, con lo bien que nos lo pasábamos ¡sosas!

¿Qué hará? Si él no pudiera dormir a mi no me importaría que me llamara. A lo mejor está cansado, no me gusta molestar. Si yo estuviera cansada y él me llamase, saldría pitando.

¡Suena la puerta! Alguien la está aporreando.¡ a que la tira!

-¡YA VOY! quien quiera que seas.

Miguel.

-¡hola!

-hola consuerte.

-te hacía en la cama ¿qué haces?

-noche larga nos espera, culona, el rio se sale.

-¡genial! No podía dormir ¿porqué me llamas culona?

-te está creciendo.

-será la inactividad,  estoy engordando.

-¡estás fantástica! Acompáñame hay que vigilar el rio.

-¿está la cosa fea?

-bastante.

-¿no entrará en mi casa?

-esperemos que no, pero prefiero que vengas conmigo. Por si acaso.

-me estoy poniendo nerviosa.

-subimos arriba solo lo que sea muy importante.

-todo es muy importante.

-no, lo único importante que hay aquí eres tú.

-me estoy poniendo nerviosa.



Hasta mañana. Agur.



MARIAN

4 comentarios:

Pilar Abalorios dijo...

Me asusta el agua desbocada, espero que no sea para tanto.

Besos

ion-laos dijo...

No hay que perder la esperanza, Miguel fue a tu casa, sosa, jajajaja.

Y què pasó con el agua?

Besos.

San dijo...

En barquita os veo, un temporal que asusta, ¿estará Miguel para remar?
Besitos Marian.

ZenyZero dijo...

Cuanto más destartalado está el mundo, más nos acecha con imprevistos. Eso parece, pero es
mentira. Somos nostros los que no queremos oír, ni ver. Y yo también quiero un príncipe azul que me rescate de esta riada. Pero es otoño, y el otoño es una manzana envenedada que mordí. Por eso, tal vez, estoy condenado a ver llover. Llover y llover.

Un abrazo
Chuff!!