martes, 9 de agosto de 2011

UNA CONVERSACION PARA QUITARMELO DE ENCIMA

Aquel que recibe un beneficio, nunca debe olvidarlo; aquel que lo otorga, nunca debe recordarlo
 Pierre Charron


¡Por fin las cosas vuelven a la normalidad!

Hasta el cara borde ha vuelto ¿porqué se irá cuando hay alguien en casa? Que más le dará a él, si solo yo le veo, en fin ¡qué más da!

Parece que se ha instalado el buen tiempo, esperemos que dure mucho y las malas previsiones para agosto no se cumplan.

En recepción había un ramo de flores para mi, he mirado la tarjeta, son del pesado que equivoca mi mirada, he dudado si llevármelas a la oficina, al final lo he hecho, más por educación que por otra cosa, tendré que hablar un poco más seriamente con él, le tiene que quedar claro que ni busco un clavo ni una estaca, que ha de dejarme tranquila, se lo tome como quiera. ¿Qué haría Manuel en mi situación? Tonta pregunta, antes de mí, no hubiera desaprovechado la ocasión ¡menudo era él! Se hubiera lanzado a la faena sin dudarlo, a lo mejor exagero un poco. Yo sexo porque si, no lo quiero, no me complace. Además no creo que exista un amante como Manuel, era único, era fantástico en la cama. Cambio de tema.

Andrés ha venido a la oficina como todas las mañanas, es el encargado del hotel, mi mano derecha, se coge unos días de descanso, no es el mejor momento porque ahora estamos a tope, pero su mujer coge vacaciones, aunque sea una semanita, hay que dejar que disfrute de su familia, por cierto no conozco a su mujer, seguro que no tiene nada que ver a como yo me la imagino. Antes de salir de la oficina me ha dicho que si no quiero nada con el pretendiente que me ha salido, le deje las cosas claras, pues se pasa el día preguntando por mí. Es lo que voy a hacer le he respondido.

El trabajo en el hotel es relativamente sencillo para mi, mi misión como Manuel decía, dejarme ver, que los empleados se sientan observados y los clientes puedan hablar conmigo, eso es lo que hago. Es fácil, mientras tenga a Andrés a mi lado y a Ángela en la cocina, otra joya, no sé qué haría sin ellos.

Hasta mañana. Agur.

MARIAN

1 comentario:

JAVIER AKERMAN dijo...

¡Que magnífica reflexión! Que sencillo sería vivir, querida Marian...
Un fuerte abrazo.