sábado, 20 de agosto de 2011

COMO DOS GOTAS DE AGUA

El motivo no existe siempre para ser alanzado, sino para servir de punto de mira
 Joseph Joubert


Lo de ponerle un café al cara borde todas las mañanas, ya es una costumbre, nunca se lo toma, cómo se va a alimentar algo que no existe, a lo mejor sí, nunca se sabe., yo se lo pongo. Como le veo muy aburrido, eso hace que yo me aburra, he pensado en cambiarle la silla de sitio, mañana estará a mi lado, a ver si se sienta.

Estaba en la oficina, pasando el rato, cuando han tocado a la puerta, tres toques igual que Manuel hacia, ¡me ha dado un vuelco el corazón! A entrado Joxetxo, su hermano, yo veía a Manuel, es que son iguales, ¡dios! Como dos gotas de agua, cambia su expresión y la mirada, los ojos de Manuel están gravados en mi retina, nadie es capaz de mirar con la intensidad que él lo hacía. En mi búsqueda de Manuel, este tendría que ser el perfecto, sin embargo pasado el primer momento, no me dice nada, es curioso, sé que no es él. En temas de corazón no entra la razón.

Joxetxo, desde que se separó vive en mi casa, se la ofrecí, estaba vacía y a mi cada vez me daba más pereza ir. La mantiene en perfectas condiciones, el jardín lo tiene precioso, yo encantada. Ninguna queja de él, todo lo contrario, agradecida.

·         ¡hola cuñadita!

·         hola Joxetxo.

·         el otro día vine y me dijeron que estabas fuera ¿vacaciones?

·         más o menos, he estado en la cabaña, descansando, sin más.

No puedo evitar mirarlo y compararlo con su hermano, qué iguales pero que distintos.

·         ¿todo bien Marian?

·         sí, te pareces tanto a tu hermano que hay veces que te miro y no puedo evitar acordarme de él. Me acuerdo mucho de él, le echo muchísimo de menos. Perdona cambio de tema.

·         vengo a hacerte una oferta, te compro tu casa.

·         no tengo pensado venderla.

·         pues piénsalo.

·         ¿por qué quieres comprarla?

·         me gusta, me he hecho a ella y me da pena irme.

·         ¿porqué tienes que irte?

·         he empezado una relación con una chica, no me parece correcto meterla en esa casa. Si por lo menos me cobrases alquiler, sería distinto.

·         ya, no me hace falta ese dinero, además los dos nos beneficiamos, tu cuidad de la casa. Entiendo tu postura, puedes hacer en esa casa lo que te dé la gana, te lo digo como lo siento, yo no creo que vuelva a vivir en ella, pero no quiero venderla. ¿La conozco?

·         que yo sepa no.

Me estoy sintiendo celosilla, por esa ilusión que veo en sus ojos ¡qué envidia! ¡Qué sola estoy! No estoy hecha para estar sola, necesito que alguien me espere, alguien a quien esperar. Ha cambiado su expresión al hablar de ella, creo que está enamorado, me alegro por él.

·         Lo de la casa ya veremos cómo lo hacemos, no quiero que te vayas.

·         no quiero irme.

·         me alegro.

·         lo sé.

·         anda, lárgate, te pareces tanto a él que me estoy poniendo tonta.

·         si tu quieres dejo a Carmen y me voy contigo.

·         ¡Anda ya ¡¡ larga! Me gustaba más tu hermano.

Me ha besado en la mejilla y se ha ido, me he sentido muy sola, para evitar ponerme a llorar, he salido de la oficina y he charlado con los clientes.

Durante la caminata he llevado a Miguel en mi pensamiento, pero no lo he visto, me he desilusionado un momento, luego se me ha olvidado.

Yogur, cama, abrazo a la almohada a falta de otra cosa. ¿Por qué he dicho eso?

Hasta mañana. Agur

MARIAN.

4 comentarios:

Pilar Abalorios dijo...

El tiempo cura de un modo extraño, pero cura.

Un beso

Emilio Manuel dijo...

Pilar, a esta mujer no le cura el tiempo ¿no ves que no quiere curarse y pasar página?.

¡¡Que mujer,dios!!

Un beso

Abuela Ciber dijo...

Leyendote.
Pensando que casa uno tien su tiempo a la medida, los de afuera son simplemente mirones.

Cariños.

Mariluz GH dijo...

Poco se puede decir cuando una misma sabe qué sobra y qué falta...

un abrazo