martes, 12 de julio de 2011

VEN MÁS DOS OJOS QUE CUATRO


-Escúchame bien cachorrita, ahora que ya estás bien, que te tengo metida en mi cama, que me acabo de echar una siesta roncando, por una vez y que no sirva de precedente, voy a reconocer que he roncado, me he oído hasta yo, no te acostumbres.

-¿nos levantamos?

-no, a lo que iba, me he enrollado demasiado, hablemos de esa mala costumbre tuya de ponerte enferma cuando las cosas te van bien, ¿te van bien las cosas?

-estupendamente, mejor imposible, no es una manía, fue una mala decisión que por lo visto tomé en algún momento de mi vida, todavía no sé cuándo ni por qué, pero si sé de donde me viene. Tendrás que ayudarme ven más dos ojos que cuatro.

-será cuatro ojos que dos.

-bueno eso. Cuando mi madre estaba mal habló con mi hermana y le dijo que teníamos que preocuparnos por mi padre, que él no sabía cuidarse, no es que no se cuide, es que se autodestruye, no sé los motivos. El caso es que eso lo he sacado de él, en la familia de mi padre hay esa tendencia, no sé porqué.

-nos da lo mismo el motivo de los demás, nos importa el tuyo. Que te des cuenta ya es un avance importante, el primer paso para dejar de hacerlo.

-ya, pero deja que hable de mi padre, darme cuenta de eso ha hecho que vuelva a cambiar mi forma de verle. Primero era mi héroe, lo más en mi vida, luego estaba ahí, pero no me salvaba, luego indiferencia, luego rechazo durante mucho tiempo sin saber los motivos, hoy lo sé, ya sé sin dudarlo de donde viene mi rechazo, ahora siento lastima hacia él.

-¿porqué lastima?

-lo que mi padre me hizo, marcó mi vida. Me ha costado muchos años de mi vida recordarlo. Lo que me duele es que siempre he culpabilizado a mi madre, precisamente a la que impidió que eso siguiera pasando.

-¿qué estaba pasando, nena? dilo

-mi padre abusó de mí, es algo que todavía me da mucha vergüenza reconocer. Creo que mi tío, también, pero eso no me marcó o no tanto. Por parte de los dos solo hubo tocamientos, la diferencia es que yo buscaba a mi padre, buscaba su cariño, que me hiciera caso, lo demás se lo sacó el de la manga.  Siento humillación al hablar de ello, voy a pasar de ese sentimiento.

-no pases de él, analízalo.

-espero que algún día pase, posiblemente sea porque todavía queda algún resquicio de culpabilidad por mi parte, conscientemente sé que no soy culpable de nada, solo buscaba el cariño que mi madre no me daba y que mi padre, no sé cómo definirlo, ¿malinterpretó? ¿Se puede malinterpretar a una niña de unos cuatro años? No ¿verdad?

-no, rotundo.

-imagino que deshacerme de esos sentimientos llevará tiempo, pero estoy en camino, por lo menos los tengo catalogados y sé su procedencia, ya es algo.

-es mucho.

-no sé por dónde seguir, me acabo de quedar en blanco.

- autodestrucción, ¿porqué?

-no lo sé.

-vamos a dejarlo ahí, ya está bien por hoy. Es la primera vez que te escucho decir lo que pasó tan abiertamente. Vale por hoy, vamos a echar unas risas.

-vale.

-cambia esa cara, una sonrisa porfa. Así está mejor aunque sea forzada, querer es poder.

-¿nos levantamos?

-no, lo que queda de día lo vamos a pasar en la cama.

-por mi vale.

-mañana tengo que ir a trabajar, déjame que disfrute de ti.

-será un placer.

-¿qué es un placer? ¿Qué me vaya a trabajar o que quiera estar contigo?

-que pregunta más tonta.

-ya, pero contesta.

-te he tenido para mi sola durante quince días seguidos, no me canso de verte, de tus atenciones, de tu cariño, ya te estoy echando de menos, me va a dar una pena….

-y a mi dejarte en casa, solo iré por la mañana, las tardes te las dedicaré a ti hasta que estés bien del todo.

-gracias. Trabajas demasiado, eres esclavo de tu trabajo.

-quizá algunas veces lo parezca, me gusta responsabilizarme de mis cosas, pero mira la parte positiva, tengo mi trabajo bien atendido, así cuando necesito días para mí, como ha pasado ahora, lo puedo hacer, sin que se vaya todo el traste. He llegado a la madurez con todos mis deseos cumplidos. Tengo una bonita casa, ya pagada, pasta no me falta, tengo la suficiente para vivir cómodamente, mi trabajo me gusta.

-¿Dónde entro yo en todo eso?

-ya, a ello iba, impaciente. Tengo a mi lado la mujer que siempre he deseado, la que hace que me vaya de casa con pena, la que hace que esté impaciente por volver ¿qué más se puede pedir? Lo tengo todo para ser feliz. Lo único que pido es que las cosas no se me tuerzan, si ocurriese ser capaz de resolverlo, contigo a mi lado, no le pido nada más a la vida, que me deje como estoy.

3 comentarios:

Pilar Abalorios dijo...

Paso a paso, sacando las piedras fuera.

Un beso

El intimista secreto dijo...

Un amor perfecto, una vida perfecta.
En ese escenario, sacarse las espinas de un pasado doloroso es bastante más sencillo, supongo.
Besos.

Miguel Ángel de Móstoles dijo...

va saliendo, va saliendo.