miércoles, 20 de julio de 2011

NO TE VAYAS


Esperaba a Manuel, tranquilamente, sentada en la terraza de las Ventas, en el lugar que se había convertido en su rincón, donde podían ver sin ser vistos, donde podían dedicarse la horita de la comida sin ser molestados.

Faltan dos minutos para la una, en cualquier momento lo veo aparecer. Es tan puntual y tan previsible, que no tengo la menor duda, comienza la cuenta atrás. ¿No tendré nada mejor en que pensar? A lo mejor sí y lo que estoy haciendo es mirar para otro lado, necesito un momento en el que poder parar mis pensamientos, será eso, digo yo.

¡Ahí está mi Manolo! Va saludando a todo el mundo, como siempre tan correcto y tan en su sitio. ¡Cómo le mira la rubia de la habitación cuatrocientos cuarenta! No me extraña si es que cada día está más guapo, maja este es mío, te quedas con las ganas. Ya me ha visto, me sonríe y me guiña el ojo, como siempre. A la rubia que le hace ojillos un saludo cortes pero distante, como tiene que ser.

-¡hola feo!

-buenas.

Pues vaya manera de saludarme “¿buenas?”

-buenas qué

-buenas tardes tenga usted.

-yo no he comido serán buenos días, hueles a cerveza.

-sí, me he tomado una birra con un colega.

-¿un colega?

-sí, que además te conoce, te ha reconocido en la foto que tengo en el escritorio.

-podías cambiarla, no me gusta nada.

-a mi si ¿has ido a la pelu?

-no, he llamado y no podía atenderme hoy, así que he ido a la tienda he comprado el tinte y me he teñido yo.

-tenias que teñirte hoy, sin falta.

-chico me ha dado por ahí, soy así que quieres que le haga. ¿Tú crees que tenemos lo que nos buscamos? O mejor dicho ¿somos los únicos  responsables de nuestro destino?

-¡jode….! Antas de contestarte tengo que saber a qué viene esa pregunta.

-¿tú crees que yo busque o me merecí perder a mi familia de esa manera?

-no. Empieza por el principio ¿porqué te haces esa pregunta ahora?

-hoy hablando con Luisa entre atrás lindeces que ha dicho que tengo lo que me merezco.

-para empezar no se qué cojones haces con Luisa, ¿no se supone que la estás ayudando?

-sí, eso es lo que estoy haciendo.

-me puedes explicar cómo.

-para empezar no me hables en ese tono.

-mil perdones, pero no te vayas por las ramas, eres una experta en eso.

-el problema de Luisa es que cuando está mal, tiene la mala costumbre de intentar dañar al que tiene en frente.

-Eso ya te lo dije, lo que no se es por qué tienes tú que pasar por eso, no tienes ninguna necesidad.

-tú no te preocupes por eso, en cuanto se pasa mucho la corto, no le dejo que me haga daño gratuitamente.

-sigo sin entender qué necesidad tienes de aguantar eso.

-es como una prueba para mí, nunca he sabido defenderme, ahora estoy aprendiendo, déjame que lo haga. Tú lo hiciste por mí.

-no es lo mismo. Vas a acabar mal, lo estoy viendo, va a terminar haciéndote daño.

-mientras que luego pueda hablar contigo, no pasa nada.

-miedo me da. Que quede claro que tú no eres responsable de las decisiones de los demás ¿o sí?

-no.

-hablemos de ello.

-lo que pasó, paso. No me siento responsable de ello, en ninguno de los dos casos, ni del accidente de mi hija ni lo que pasó con Oscar. Solo que creo que el precio que he pagado es muy elevado.

-no entiendo.

-esta es una de las mejores épocas de mi vida, lo que tú y yo tenemos, no lo tuve con Oscar en lo veinticinco años que estuvimos casados, quizá no sea justo el precio que he tenido que pagar para tenerte a mi lado. Tengo muchos recuerdos, normal, hay cosas que echo de menos, normal. Pero estoy muy a gusto con la vida que llevo ahora, esto es lo que siempre he deseado, no necesito grandes cosas para.., me viene a la cabeza la palabra feliz, pero no quiero decirla.

-¿porqué no te lo mereces?

-no sé cómo explicarlo. ¿Por qué he tenido que perder a mi familia anterior para conocerte? No me siento responsable de la perdida, pero sí de que para…

-dilo.

-no puedo.

-no es que no puedas ser feliz, es que no te lo permites, vas a buscar conflictos siempre. Que te quede claro que tú y yo hubiéramos acabado juntos de todas formas, con Oscar o sin Oscar. Tus tenias que acabar en mi cama, no sé lo que hubiéramos tardado, ni como hubieran sido las cosas, pero tú y yo teníamos que acabar juntos. ¿No te sientes orgullosa de que el más guapo del pueblo esté coladito por tus huesos? Tienes una sonrisa preciosa, yo sí que me siento orgulloso de tenerte a mi lado.

-gracias.

-porqué

-por ser como eres, por estar ahí, por todo. ¿Quién es tu colega?

-te lo contaré a la noche, tengo que irme.

-no te vayas así.

-lo siento tengo que irme a la noche te veo. No era necesario que tu familia desapareciese para que tu y yo fuéramos felices juntos lo hubiéramos conseguido de todas formas.

-no te vayas.

-tengo que irme.

1 comentario:

S. dijo...

Siempre hay qu permitirse la felicidad,aunque sa un solo instante