miércoles, 8 de junio de 2011

NO ESTAMOS SOLOS EN CASA


-¿Qué hora será?

Manuel la tenía tan aprisionada entre sus brazos que no la dejaba moverse, giró el cuerpo como pudo, intentando mirar la hora. No hay luz. Creo que ha sido un trueno lo que me ha despertado. Ya pasará, ya volverá la luz. Un fogonazo seguido al momento por un trueno hizo que se estremeciera, la tormenta estaba justo encima.

-hay tormenta.

-ya

-no hay luz

-Ya volverá, está la tormenta encima.

-ya, como tú, no me dejas ni moverme, me estás agobiando.

Manuel se dio la vuelta.

-tampoco es eso ¿no sabes cuál es el punto medio de las cosas?

-a ti no hay quien te entienda, duerme.

Volvió a darse la vuelta, volvió a atraparla con sus brazos, con su cuerpo, hasta le pasó la pierna por encima. Mejor que me calle, encima ronca en mi oreja, entre sus ronquidos, los truenos y el ruido que hace el agua al caer, ¡así no hay quien duerma! Me aguantaré.¡ qué remedio! No pienso abrir la boca. Ya me fumaria a gusto un cigarro, pero sin luz ¿Quién se levanta? En el baño tengo velitas, está cerca, me voy a echar un cigarro.

-¿A dónde vas?

-al baño

-ni duermes ni dejas dormir, nena

-¿tu roncas despierto?

-no ronco.

-ni te voy a contestar. Duerme que ya te dejo la cama para ti.

Otro rayo iluminó la habitación, esperó un momento hasta escuchar el trueno, que llegó a los pocos segundos. De un salto decidido se levantó de la cama.

-¿no sabes levantarte sin saltar? ¡Vaya nochecita me estás dando!

-calla. ¡Pesado!
Iba pegada a la pared, cuando otro rayo iluminó el pasillo, al fondo del pasillo unos ojos pertenecientes a una silueta masculina la miraban fijamente.
Su corazón se detuvo unos segundos, el terror la paralizó, sintió la presencia más cerca, salió corriendo y de un salto se metió en la cama.
-¡nena, joder!
-calla, hay alguien en el pasillo.
-estupendo, invítale a la cama.
-hablo enserio, estoy asustada.
-luego iré a saludarle, cuando amanezca, de momento me gustaría dormir.
-pégate a mí.
El corazón iba a mil por hora ¿lo habré imaginado? ¡Qué mirada! ¡Qué mal rollo! Otro rayo iluminó la habitación, un alarido ensordecedor salió de su garganta, el hombre que la miraba fijamente estaba a los pies de la cama.
-¡Marian! Estás soñando.
-no, estoy despierta, está en la habitación, dile que se vaya.
-estás soñando.
-que no, estoy despierta, por favor haz algo.
Manuel encendió la luz.
-ya ha vuelto la luz, menos mal, te juro que lo he visto, me estaba mirando.
-has tenido una pesadilla, ya ha pasado, tranquila.
-¿qué hora es?
-la hora de dormir.
-si la luz se ha ido ¿porqué el despertador no parpadea?
-ha sido una pesadilla.
-no, estaba despierta, ¿la tormenta ya ha pasado?
-no hay tormenta.
-Que te digo que si, hazme caso.
-vale, duérmete, que ni duermes tu ni dejas dormir.
-te juro que estaba despierta. Abrázame. En esta casa hay alguien.
-sí, tu y yo.
-alguien más.

5 comentarios:

Noelplebeyo dijo...

estamos rodeados....

Emilio Manuel dijo...

Eso mismo le digo yo, que ronca despierta, me llevo unos sustos de órdago.

San dijo...

Menuaa noche pasaron....así no hay quien duerma.
Un besito.

Pilar Abalorios dijo...

Miedo me das, con las "percepciones" que se gasta Marian, esto es el principio de algo.

Un beso

rodolfo dijo...

debemos hacer caso a las mujeres, tienen ese sexto sentido del que carecemos nosotros. Aquí donde me ves, anoche estuve echando de mi habitación a tres perriflautas con carteles, un negrito africano que me decia buenas noches, y un guardia municipal con una multa por aparcar mal
Beso