viernes, 22 de abril de 2011

ESTOY MUY ASUSTADA, VAMONOS

-¿qué llevas que vas tan cargado?
-mis cosas.
-¿ya sabes que tenemos media hora de caminata hasta las rocas?
-sí, anda y deja de refunfuñar.
-no te he dicho nada.
-por si acaso, no me fio nada de ti, eres capaz de  empezar a ponerme caritas y nos quedamos a mitad de camino.
-perdona, guapo, el que siempre pone pegas para andar eres tú.
-Bah, bah, bah, excusas.
Qué guapo está con la visera, se pasa el día huyendo del sol, ¿cómo es posible que este tan moreno? Y tan guapo. ¿Qué coño llevará en la bolsa? A saber que se le ha ocurrido, si es que va todo cargado, entre la bolsa misteriosa, la guitarra.
-déjame que te ayude, ¿ya sabes que todo lo que baja sube?
-se dice al revés, todo lo que sube baja.
-ya pero nosotros estamos bajado, y digo yo ¿subiremos no?  O a lo mejor, como no te gusta andar y menos subir cuestas, tú eres capaz de quedarte allí.
-No me importaría nada tener una casita por aquí, igual algún día me lo planteo en serio ¿te imaginas?
-en verano está bien,  cuando llegue el invierno ¿qué hacemos cuando azote el agua? Y ¿esos temporales que suele haber? ¡Qué!
-ya veo que no te ha gustado la idea, yo pensaba que te gustaba el mar, ver un temporal desde una ventana, tiene que ser espectacular.
-sí, supongo que sí. Yo creo que he debido de tener un susto con el mar, no sé si en la playa, no sé, en algún sitio o quizá si es verdad que nos reencarnamos creo que en mi vida anterior morí ahogada en algún mar.
-explícame eso.
-a lo mejor solo es una pesadilla. Tengo la sensación de que el agua me arrastra y no puedo hacer nada, lo curioso es que de pequeña solía dejarme llevar por la resaca, me encantaba la sensación de ser arrastrada por el retroceso de las olas, pero ya de mayor, no sé, me da un poco de miedo el mar, es más al pensarlo, porque luego cuando voy a la playa no tengo miedo, no sé si me explico.
-más o menos.
-una vez en Hendaya, antes de vivir en el pueblo solía ir a darme caminatas a la playa de Hendaya, hacia una vuelta por arriba y volvía por la playa, una vez no calcule bien y en la zona de rocas me lo hicieron pasar muy mal las olas, fue una tontería, simplemente me mojaron, pero me cogió en medio y no tenía más remedio que seguir para a delante, me asuste muchísimo, no volví a hacerlo ni aunque la marea estuviera baja. Lo pasé fatal. Tuve la sensación de que no iba a salir de allí.
-no sabía que las olas te daban miedo, no hubiéramos venido.
-me dan mucho respeto, y que conste que de cría me encantaba jugar con las olas, es más, cuando había temporal íbamos al paseo nuevo a esquivar olas, nos encantaba, acababa siempre empapada, hoy en día no te dejan ni acercarte cuando hay temporal, pero entonces que todo estaba permitido lo hacíamos, una temeridad, para habernos tragado el mar. En las rocas, madre mía, para habernos matado, cuando había mucho oleaje no nos dejaban bañarnos, pero más de un arañazo con las rocas ya nos hemos llevado, y algún golpe también.
-tú no te das cuenta, nena, pero cuando estás mal, en esos momentos en los que te encierras tanto en ti misma, me llamas, me pides ayuda, yo pensaba que eran cosas mías, pero esta vez me ha quedado clarísimo, ¿sabes por qué estamos aquí? Porque tú me lo has pedido.
-es imposible, como mínimo tendría que haber pensado en este sitio, te aseguro que no lo he hecho.
-no sé como lo haces, pero lo haces, nena. Te metes en mi cabeza, no sé cómo explicarlo, pero sé que lo haces y me has pedido que te traiga aquí.
-no tiene sentido, se que alguna vez he hecho que me llames pensando en ello, hasta he llegado a saber dónde estabas, solo pensando y hablando contigo mentalmente, pero he sido consciente de lo que hacía, pero en esos momentos en los que para mi cerebro no puede ser, para hacerlo tengo que querer ,me tengo que relajar. Igual es cosa tuya.
-tu cabecita es mucho más lista de lo que tú te crees, nadie puede parar el cerebro, nena, ni  tú, aunque te parezca que si, no sé como lo haces, pero lo haces, me llamas, me pides que te saque de ese estado y esta vez hasta me has dicho donde quieres que te traiga.
-no sé, Manuel, da un poco de miedo eso.
-es un poco raro, pero miedo no.
-fíjate que casi me dan ganas de darme la vuelta, me está dando mal rollo.
-no va a pasar nada, vamos a pasar un tarde tranquilos nada más.
-pues ya no voy a gusto, para un poco. Vamos a hablarlo. Cuando pasó eso con la innombrable, que te juro que sigo sin acordarme de lo que pasó, lo único que te puedo decir, es que quise defenderme, si no hubiera sido por Ramón, me hubiera enzarzado con ella, quería pegarle, Manuel, cuando a mí la violencia me asusta, me alejo de ella, me metí en medio de la pelea, cosa que no hago nunca, no sé si le pegué, no recuerdo lo que pasó. Los días siguientes he estado rodeada de sangre, la he tocado, olido, quizá sea un recuerdo de algo, no lo sé, algo a tenido que pasar para que yo tenga esa sensación, no sé lo que es, de verdad, ahora creo que fue en las rocas, lo que sea que pasó fue aquí, me da miedo, no sé si la sangre es mía o de otra persona, pero sé que he estado rodeada de sangre. No quiero seguir bajando. Me da miedo.
-¿confías en mi?
-igual no es algo que tú puedas controlar, si confío en ti, lo mismo que confiaba en mi padre en ese momento, pero algo me dice que puede pasar algo.
-estando a mi lado, nadie te va a hacer daño, nena, nadie, confía en mí. Lo que te está pasando es que tienes miedo a lo que puedas recordar ahí abajo. Solo va a ser un mal recuerdo, dame la mano, lo pasaremos juntos, si estamos aquí es por algo, tenemos que seguir.
-pues ya está llegando, pero no estoy segura ¿y si es algo que mi cabeza crea?
-dilo.
-fue mi hermana, me pegó y me asustó con su mirada puedo sentir sus ojos llenos de odio ya sé lo que pasó, vámonos de aquí por favor, ya vale por hoy. Creo que mi hermana quiso matarme. Cuando veníamos aquí éramos muy pequeñas, mi hermana pequeña, no había nacido todavía, dejamos de venir, no sé porqué, igual ahora si lo sé, aquí paso algo muy grave entre mi hermana y yo. Ahora se porqué desde siempre hay ciertas miradas que me dan miedo, pensaba que era cosa de mi madre, pero no, esos ojos llenos de odio que acabo de ver, son los de mi hermana. Vámonos quiero irme, yo me voy.

5 comentarios:

San dijo...

Recuerdos que vuelve cargados de interrogantes y miedos, pinta bien...
Un beso.

Jabo dijo...

Hola Marian: que historia tan interesante, y la foto es espectacular, donde la hiciste?
Abrazo. Jabo

Pilar Abalorios dijo...

Sólo un paso más, un paso más.

Un fuerte abrazo

rodolfo dijo...

los peores enemigos son los que tenemos más cercanos

chalyvera@gmail.com dijo...

Interesante relacion rosa.

Abrazos