Por fin he conseguido que me dejen un poco tranquila, nadie
se ha quedado a pasar la noche. Me encuentro perfectamente, me gustaría irme a
casa. No he pegado ojo en toda la noche, pero esta vez no han sido los
ronquidos de Miguel a los que estoy muy acostumbrada, si no los de mi compañera
de habitación. Parece un animal herido ¡qué barbaridad! Menos mal que el
ordenador me entretiene, me he pasado la noche echando partidas ¡tengo un
vicio! A las doce me ha llegado un email
de Miguel, te echo de menos, decía. Me he alegrado pero a la vez me he sentido
un poco incomoda porque eso significa que ha utilizado el ordenador, mi
ordenador, otra chorrada de las mías. No oculto nada, él lo sabe todo de mi, sin
embargo siento que puede invadir mi intimidad, lo dicho otra tontería de las
mías, quizá aun me queden cosas por descubrir que siguen ocultas en mi cerebro.
La noche es larga y da para pensar mucho, aunque haya estado entretenida el
cerebro sigue su curso.
Había conseguido dormirme después de la visita de la
enfermera con el termómetro, no llevaba mucho tiempo dormida cuando he
escuchado la voz de Nekane, no he entendido lo que decía pero me ha resultado
desagradable, he abierto los ojos y Miguel estaba sentado a mi lado, no me
había dado cuenta.
-¡ya la has despertado!
Ha dicho de muy malas maneras. A pesar de su enfado con Nekane
me ha mirado con dulzura a acariciado mi
mejilla y besado ¡con una ternura! He
mirado de reojo a Nekane y desde luego ni su mirada ni su gesto me han
resultado agradables, destila odio. La he ignorado y me he centrado en él, en
esa mirada amorosa, en esa comunicación sin palabras que él y yo compartimos.
Han desaparecido todos mis miedos, él no invade mi intimidad, él es mi intimidad. Me he dormido
agarrando su mano, con la seguridad de que pase lo que pasé, él siempre estará
ahí.
He soñado con la gata, no recuerdo el sueño pero sé que ella
a sido la protagonista.
Me han despertado los médicos, Nekane no estaba, he pedido
que Miguel se quedase, no tiene ningún sentido que salga, pero como no estoy
sola en la habitación ha tenido que salir ¡vaya chorrada! En fin es lo que hay.
Mañana me dan el alta ¡bien! Tienen que quitarme los pólipos
pues si no provocarán más hemorragias, de momento me voy a casa, en cuanto
tengan un hueco paso por el quirófano, prisa no hay.
Miguel ha entrado de nuevo en la habitación, ahora sí que
está enfadado, no está de acuerdo con que me den el alta, él quiere que salga
de aquí ya operada.
-¿no tienes influencias aquí?
Pregunto tomándole el pelo, pues él nunca utiliza su
condición de alcalde para cosas personales.
-aquí no, pero en Pamplona sí, allí vamos a ir.
No se lo cree ni él.
Hasta mañana. Agur.
MARIAN
2 comentarios:
Pues casi que mejore te vas a casa sin lo que no necesitas ¿no?
Besos
Yo opino como Miguel una vez de estar salir operada,no???
Sea como sea espero que todo vaya bien.
Un abrazo guapa!!!
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