domingo, 19 de agosto de 2012

SUELTA AL GATO Y VEN CONMIGO

Llego el día y pasó, todo fue bien, eso creo, la lie bien, descontrol absoluto, ¡madre mía!  En este pueblo me conocen como la chica rara, le que va a lo suyo y no se muestra demasiado, eso creo, pero ahora, después de ese día, ya no sé qué pensarán de mi,  dice Miguel que ya voy tarde para preocuparme de eso. Empezaré por el principio
Todo comenzó la víspera. Fui a casa de su madre pensando que lo sorprendería, la sorprendida fui yo. Entré directamente en el dormitorio, la casa estaba a oscuras así que deduje que estaría dormido, me equivoqué, ni rastro de él, la cama impoluta como yo lo había dejado. Estará dormido en el sofá, pensé. Tampoco, ni rastro de él, sí de su paso por la estancia. Lo llamé pero no obtuve respuesta. Encendí las luces de toda la casa, ya realmente preocupada, esto es raro, muy raro, pensé. Como una es como es, y no puede evitarlo, la preocupación, mezclada con miedo, desconfianza o que se yo, alertó al erizo que habita en mi estomago, al que yo creía haber desterrado, pero que solo debía de estar dormido, porque reapareció. Comencé una inspección exhaustiva por la casa, alertada por el maullar de un gato, al que encontré hecho un ovillo, no tenía más de dos meses ¡más bonito! ¡Más desvalido se le veía! Muy extrañada, por supuesto, pero con la mosca detrás de la oreja, lo cogí, mecí, acaricié, besé, cosa rara en mi, hasta que se durmió en mis brazos. Tengo que confesar que me olvide de los motivos por los cuales había acudido a la casa. Según me fui quedando dormida en el sofá acurrucando a calcetines, pensé en Miguel, ¿Dónde estará? Es Miguel, confío en él, no sé donde andará, pero no pasa nada, no estamos casados, no tiene por qué darme explicaciones de todo, cuando nos casemos la cosa cambiará, pensé adormecida. Abatida ante la batalla con Morfeo, me costó distinguir entre la realidad o fantasía onírica el susurro que  a mis oídos llegaba.
-consuerte.
Entreabrí un ojo. Ahí estaba el hombre causante de mi inicial desvelo.
-¿de dónde vienes? ¿De dónde a salido este minino? Hueles a coñac. ¿vienes del bar? No hay ningún bar abierto en el pueblo a estas horas. ¿Dónde has andado? Se suponía que venias a dormir a casa de tu madre y resulta que no.
-eso lo dirás tu. Calla un poco.
-no puedo evitarlo, mis despertares son un poco raros.
-te estaba esperando en el jardín. Sabía que vendrías.
-ya, soy muy previsible, lo había olvidado. ¿Vamos a la cama y continúo con lo que estaba haciendo? Tú debías de hacer lo mismo, te recuerdo que mañana nos espera un día un poco duro.
-¡duro!
-cansado, quería decir cansado, bueno no sé, lo que quiero decir que nos espera un día distinto. ¿qué necesidad tenemos de casarnos? Así estamos bien ¿no te parece? Que no estemos cansados no significa que puedas irte por ahí sin contármelo, que no significa darme explicaciones, solo contármelo. ¿De dónde vienes?
-repito, te esperaba en el jardín.
-¡ah! Es verdad.  ¿Vamos a la cama?
-no, ven al jardín. Hablemos un rato, estoy un poco nervioso.
- ¿por la boda? No te preocupes, eso es tu falta de experiencia, yo voy a por la tercera, no es nada, es fácil ya lo veras. Una cosa te digo, va a ser la última, no se te ocurra morirte antes que yo o no te lo perdono en la vida, si quieres verme enfadada hazlo y te enterarás. Te has cruzado en mi camino, ahora no puedes irte sin mí. Ese camino lo haremos juntos, un día me pregunté con cual de mis maridos me reencontraría en el más allá, a cual erigiría. Eres tu el elegido, así que piénsatelo muy bien, si mañana echas esa firma, no te vas a deshacer de mi ni en el más allá. Cuando murió Oscar, me sentí morir mi mundo se hundió, quizá no fue el matrimonio perfecto, no lo fue, solo éramos dos niños perdidos. Superé su marcha, le quería pero como pareja ya no existía nada, por lo menos por mi parte, solo estaba con él por cobardía. Cuando Manuel se cruzó en mi camino, me pareció el hombre perfecto, pero no fue así, dirigió mi vida y mis emociones desde el primer día, muestra historia en realidad fue muy tortuosa, sé que me ayudó mucho, me enseñó el camino. Creí estar enamorada de él hasta la medula, pero en realidad me agarré a él, dependía de él para todo. Hoy sé que tú eres el hombre al que he estado esperando toda mi vida, así que mucho cuidadito con lo que haces, ¿me estás escuchando?
-suelta al el gato y ven conmigo.

CONTINUARA

Hasta mañana. Agur.

MARIAN


2 comentarios:

Pilar Abalorios dijo...

Tanta explicación, tanta explicación...besos

José A. García dijo...

No siempre las palabras sobran...

Saludos

J.