domingo, 12 de febrero de 2012

¿A QUIEN CULPO?


Llego a las Ventas a las ocho y cinco, con los cinco minutos de retraso habituales en mí ¿por qué haré esas cosas? No soporto la espera, por ese mismo motivo no debía hacer esperar, pero no puedo evitarlo. Prefiero que me esperen a esperar.

-un cafecito, Nekane.

-llegas tarde.

-ve acostumbrándote, soy así.

Al momento me arrepiento de mi chulería, no son formas de empezar una tarea conjunta.

-¿un café?

-ya me he tomado dos.

-el día es largo, tenemos mucho que hacer, empecemos como Dios manda.

Andrés se une a nuestro desayuno, lo acepto, pero va a ser la última vez, me ha demostrado que no es la persona que yo creía, no vale para gerente del hotel, menos mal que las cosas se han aclarado antes de que dejase aquí mi dinero para apoyarlo, está claro que lo hubiera perdido. Vamos a ir poniéndonos cada uno en nuestro sitio.

Charlamos de banalidades mientras nos tomamos el café, aguanto las ganas de decirle cuatro cosas, no creo que llegue a hacerlo, no tenía que haber dejado todo en sus manos.

Pasamos a la oficina, las cuentas ya las conozco, en este momento necesito un resumen del día a día. Me llevo las manos a la cabeza, aquí siempre se ha mimado a la gente, teníamos muy buenos clientes habituales que han desaparecido. Como considero que soy responsable, por mi ausencia, de este desaguisado, no digo nada empezamos de cero, pero cada uno sabiendo su sitio, su responsabilidad.

Andrés de gerente pasa a encargado de personal, teniendo la obligación de pasarme un informe todos los días, no hay quejas que valgan, si o si. Si hace falta le enseño la puerta, no está acostumbrado a verme con esa determinación, se tendrá que habituar, si quiere seguir aquí, es lo que le espera. Sale de la oficina con cara larga, creo que es lo suficientemente listo para no replicarme y hacer su trabajo lo mejor posible.

-Esto de ser jefa te va.

Dice Nekane.

-no es la primera vez que lo hago, tengo un objetivo, juro que voy a hacer todo lo posible por conseguirlo. Voy a levantar este hotel, lo voy a vender, si tú quieres, y me voy a llevar mi parte. Voy a salir de aquí con la cabeza bien alta, sabiendo que he hecho lo que debía.

-¿qué tengo que hacer yo? ¿Soy la jefa II?

-no, hasta que yo lo decida, tienes que aprender el oficio desde abajo, como tu padre. Vas a ser la encargada de la cafetería y el comedor.

-creí que me ibas a poner a fregar platos.

-es más fácil fregar platos que ser encargada y responsable de todo lo que pase. Ya me lo contarás, a lo mejor prefieres fregar platos.

-¿tu? ¿En qué consiste ser jefa?

- en dejarme ver, hablar con los clientes, dar la cara ante cualquier problema, fácil no es.

Veo a Manuel apoyado en la puerta, apoyando, valga la redundancia, mi decisión y coraje, esta vez lo voy a hacer bien, digo mirando hacia mi visión. Sonríe, guiña un ojo y desaparece. ¿Tendré que empezar a preocuparme por verle? Ya veremos.



Hasta mañana. Agur.



MARIAN

1 comentario:

El intimista secreto dijo...

En este pasaje, además de la habitual naturalidad en tus textos, clavas de maravilla la voluntad, la determinación, del personaje principal; los demás parecen anulados a su lado, pero has subrayado el carácter atrayendo la atención del lector de forma que se vive como si estuviéramos físicamente delante de la escena.
Besos.