miércoles, 28 de septiembre de 2011

¿ME ESTOY ENAMORANDO?

Ahí está Oscar, llevo días ignorándole, pero no por eso desaparece. Cosa que ya se, con ignorar los problemas no se resuelven, ya, pero esto es un problema es una alucinación o algo por el estilo debe ser la cara de mi conciencia, no lo sé, tampoco me porte tan mal con él, me siento mal porque en los años que viví con él, nunca me sentí como con Manuel, no consiguió llegar a mí, no tengo duda de que le quise, pero no fue ni de cerca lo mismo que con Manuel. ¡Qué más da!

Hace dos días que Miguel se fue de caza, esperamos que se limite a cazar animales y no mujeres. La verdad es que lo hecho muchísimo de menos. Ahora que ya no voy al hotel, no sé ni qué hacer, en qué pasar mi tiempo. Salgo a andar por la mañana y por la tarde, Ayer comí con María. ¡Qué mujer! Su marido vuelve a estar ingresado en el hospital, quizá sea la última vez, ella no quiere que muera en casa, aunque ya la tiene vendida. No ha perdido el tiempo, dicho y hecho, pero no sé porque algo me huele mal o no encaja, no es asunto mío.
-¿Dónde anda Miguel? Llevo días sin verle
-no sé. ¿Quieres que pregunte?
Sonríe.
-no lo dejes escapar, es un buen hombre.
-está de caza, que quede claro que solo somos amigos.
-ya, pues no lo dejes escapar.
-¿Quién te dice a ti que está interesado en mi?
-yo solo te digo que no lo dejes escapar. ¿Qué tal Luisa?
-bien ¿pues?
-he oído que se separa.
-ni de coña.
-cuando el rio suena….
-¿qué se cuenta?
-ella tiene problemas con el dinero, dicen que en algo anda metida, se les escucha mucho discutir.
-todos los matrimonios discuten, Luisa trabaja.
El teléfono interrumpe la conversación. Miguel. Me levanto para poder hablar con él en privado.
-¡hola!
-hola.
-¿qué haces?
-en casa de María, charlando.
-te echo de menos.
-yo también.
-Marian…
-¡qué!
-no tiene importancia, pórtate bien.
-yo siempre me porto bien.
-A la noche hablamos.
-vale.
Cuando entro en la casa, María me mira fijamente sonriendo.
-¡qué!
-te ha cambiado la cara.
-ya. Me voy, tengo cosas que hacer.
¡Qué cotilla! Me voy porque a lo mejor termino contándole lo que no quiero. Me estoy enamorando y eso es difícil de disimular, no me apetece meterme en casa pero me voy.


Hasta mañana. Agur.

MARIAN

1 comentario:

rodolfo dijo...

por qué sera que las mujeres no saben disimular cuando estan enamoradas?
bueno....los hombres no ponemos bobos perdidos