jueves, 30 de junio de 2011

NO SE SER FELIZ



Un  ramo de rosas rojas decoraba la entrada, ¡precioso! Dos sobres a cada lado esperaban a ser abiertos, miró a Manuel aguantando el llanto, cogió el sobre pequeño “gracias por estos dos años” sonrió forzando la sonrisa, tragando saliva para no llorar.
-gracias a ti, te quiero de verdad, no tienes ni idea de lo que significas para mí.

-el otro sobre déjalo para cuando estés sola, ya sabes lo que pone, te he hecho un resumen antes, te lo llevo diciendo desde que me aceptaste a tu lado, en esos folios no hay nada que no sepas ya, así que déjalo para cuando estés sola o te dé el bajón. Lo que más me gusta de todo esto, es que me siento correspondido, que todo el amor que yo te doy me lo devuelves con creces, ya sé que soy demasiado posesivo, pero mi vida se reduce a ti, eres todo lo que tengo, todo lo que soy, mi vida sin ti, no tiene sentido, poco a poco voy perdiendo el miedo a perderte, porque sé que me quieres tanto como yo a ti, no llores mi vida, hoy no, hoy quiero escuchar tu risa loca, regálame el brillo de tus ojos, tu sonrisa, haz esas cosas que tú haces para que esté todo el día pendiente de ti, no dejes nunca de hacerlo, es importante para mi saber que necesitas que esté pendiente de ti, que me necesitas. Ponte guapa, hagamos de hoy un día especial, sube a la habitación.
-¿Ese es el vestido que quieres que me ponga?
-sí, me encanta como te queda, ¿recuerdas la primera vez que te lo pusiste?
-como si fuera hoy, te hice un pase de modelos con la ropa que me compre el día que fuimos de compras a Pamplona, Luisa y yo.
-estabas preciosa.
-voy a ducharme.
-te acompaño. ¿Recuerdas la primera ducha que te diste aquí?
-como si lo estuviera viviendo hoy, me miras igual que ese día. Ese día decidí que aquí era donde quería vivir contigo.
-la primera vez que te escuché hacer planes de futuro juntos, al principio siempre que hacíamos el amor, acabábamos llorando, nos emocionábamos por lo que éramos capaces de sentir estando juntos, nuestros cuerpos aprendieron a amarse casi antes de que fuéramos conscientes de lo que pasaba entre nosotros. Contigo comprendí la diferencia entre una relación sexual y hacer el amor. ¿Recuerdas la primera vez que te besé? Lo di todo en aquel beso. Me fui llorando a casa, eso tú no lo sabías.
-no, tenias que haberte quedado esa noche.
-no pude pegar ojo en toda la noche, no era el momento, era mejor esperar a que fueras tú la que vinieras a mí, no quería que te sintieras presionada, tu tenias que abrir esa puerta.
-la abrí, vine a tu casa, a la mañana siguiente, muy nerviosa pero dispuesta, para adelante pase lo que pase, me dije, con un miedo horroroso a que las cosas no salieran bien. Como muy bien comprendí en mí huida hacia ninguna parte que cuanto más me aleja de ti, más te necesitaba, más te echaba de menos.
-han sido los mejores dos años de mi vida. No me canso de mirarte, eres preciosa cariño. No te pongas nada debajo del vestido.
-como la primera vez, ¿qué me dices de las vacaciones en Lérida? ¡Qué pasado!
-¿qué aprendimos de todo aquello? El pasado siempre vuelve, hay que resolverlo para poder pasar página.
-si, pero hubo mucho más.
-nos conocimos más, nos unimos más, con todo lo mal que lo pasamos, fue precioso como reaccionamos los dos.
-¡vaya dos años!
-nos ha pasado de todo, tu estas mucho mejor, más serena, has dejado de huir.
-sí.
-ahora vuelvo.
-¿A dónde vas?
-espérame. Ve poniéndote lo que te he dejado en la mesilla.
No se había fijado, sobre la mesilla, una rosa roja y un paquete.
¡pero cómo no voy a llorar! Si esto es como un sueño, me dijo siempre que mires a tu lado estaré, nunca más vas a estar sola, así ha sido, con las que he liado, en mi empeño de irme, él siempre ha estado a mi lado, aunque me negase a verlo, siempre cuidando de mi, preocupándose por mí, por mis cosas ¿porqué no se ser feliz? Esto es la leche, ya no me pasa, pero muchas de mis huidas han sido por eso, ¿cómo puedo ser tan desgraciada que me asusta la felicidad? ¡Increíble!
Ahora no sé qué es lo que tiene pensado, no se con que me va a sorprender, pero estoy nerviosísima y sin poder parar de llorar. Ni me voy a maquillar ¿para qué? Va a ser peor, creo que me voy a pasar el día llorando.
Abrió el paquete, extrajo una preciosa gargantilla, elegida con mucho gusto, sencilla.
Él sabe que yo no soy aparatosa, me gusta la sencillez, valoro más una sonrisa, un hombre como él a mi lado, que todo el oro del mundo. No me falta de nada, él se encarga de ello, pero todo me sobra, solo lo quiero a él, bueno su casa también, esta casa tiene algo, no sé lo que es. La primera vez que entré en ella, bueno la segunda, pero la primera no cuenta, me sentí como en mi casa, como si esta casa hubiera sido construida para mí y eso que tiene unos cien años. Algún día descubriré que esconde esta casa, no quiero pensar ahora en ello, no tengo ganas de ver al tipo con cara de mala leche.

Un “ASOMATE GUAPA” La sacó de sus pensamientos.
¡Pero cómo no voy a llorar!

3 comentarios:

Pilar Abalorios dijo...

Un beso, pelín envidioso.

Javier dijo...

Lo cierto es que esta relación engancha.



Saludos.

S. dijo...

A veces,en los momentos más insospechados,se encuentra un ápice de felicidad.
Besos