viernes, 27 de enero de 2012

NO TENGO NADA QUE HABLAR CON ELLA.


Miguel me espera en el bar, hemos quedado con Fermín para hablar de mi problema, que curiosamente, no me  ha dejado dormir aún sin saber cuál es. Estoy hecha un manojo de nervios, me ve llegar y sin decir nada me pide una tila. Me mira con esa mirada suya de no te entiendo, no sé qué te pasa, que a veces me hace gracia, pero que en este momento me irrita, como si necesitase una escusa para discutir, aflojar el nudo de mi estómago. Mientras vuelvo loca a la tila, dándole vueltas con la cuchara, sin echar azúcar ni nada tengo la costumbre de remover cualquier líquido, meto la mano libre en su bolsillo buscando su mano. Sus caricias me tranquilizan momentáneamente tanto que ya no me apetece la tila.

-quiero un café.

Sonríe negando con la cabeza, este hombre no es de muchas palabras, pero se le entiende todo, parece decirme “no te lo crees ni tu”

-porfa.

-deja de marear las hiervas y tómatelas.

Intento sacar la mano de su bolsillo mostrando mi irritación, la agarra con fuerza y no me deja. No tengo motivos para enfadarme con él, pienso, no voy  provocar ninguna discusión, me tomaré la puta tila tranquilamente, sorbito a sorbito, quemándome la lengua, pero sin enfadarme, sin buscar ninguna discusión. Le miro de reojo y me encuentro esos ojos color miel que me miran sin saber que decirme, esperando no se qué, una mala contestación, quizá, una sonrisa, tal vez. Opto por sonreírle.

-nos esperan, ¿quieres hielo?

-vale.

Ahora es él, el que intenta sacar la mano del bolsillo, ahora soy yo la que se aferra a él con fuerza, impidiendo que la saque. Sin saber el motivo me entra la risa.

-no te entiendo, estás sufriendo, a ti te gusta sufrir eres un poco, qué digo un poco mucho pero mucho masoquista, si no, no hay explicación posible. ¿Vas a dilatar mucho el momento de saber cuál es el problema? Lo digo para llamar a Fermín. Ya sé que tú eres impuntual por norma, pero yo no, así que venga. Ahí tienes el vaso con el hielo, tómate de un trago las hierbas, deja de mirarme con cara de asesina, que yo no tengo la culpa y vamos.

-¿con qué cara te estoy mirando?

-deja de  perder el tiempo.

-vale.

Llegamos a casa de Fermín a la hora exacta, ni un minuto antes ni un minuto después, la hora exacta ¡por Dios me comen los nervios! Mi estómago está a punto de reventar. Nos abre la puerta él mismo, pasamos a la habitación que suele utilizar de despacho, ya he estado allí en otra ocasión. Nekane sentada en una silla.

-nos vamos

Digo, no tengo nada que hablar con ella, no quiero ni verla. Siento como mi sangre hierva, no quiero descontrolarme, así que me voy por donde he venido.



Hasta mañana. Agur.



MARIAN

martes, 24 de enero de 2012

ROSARIO II


Entro en la habitación de Rosario por la mañana, el hedor a heces consigue que el desayuno salga de mi estómago.

Abro las ventanas.

-¿porqué no me has llamado?

-por no molestar, creía que dormías.

-me molesta mucho más esto, no lo vuelvas a hacer, avísame.

-vale.

La aseo, la mimo, la hablo con todo el cariño que soy capaz. Me dice.

-no te pareces nada a Blanqui (ex mujer de Miguel)

-eso es bueno o malo.

-en el caso de mi hijo, bueno. Conmigo mal.

-¿porqué?

-porque hace que no quiera estar sola.

-no estás sola, nunca estás sola.

-el cariño no se compra, aunque contratéis a una chica estupenda lo único que hará será hablarme como si fuera una niña tonta.

-mejor eso que no te atienda.

-odio que me hablen como si fuera tonta.

-te has despertado un poco reacia, ayer no querías hablar por no molestar y ahora no quieres que venga una chica nueva.

-tu ahora eres mi hija, recuerda que te he adoptado, no es lo mismo tener hijos que hijas. Además tú no trabajas.

-¿qué ha sido de tus hijos? El otro día dijiste que pariste siete.

-ya, pero la única hija que he tenido no la recuerdo.

-Cuéntame la historia, de la primera parte, ya me he dado cuenta de que no recuerdas nada, por tu forma de contarlo ¿te la han contado verdad?

-no recuerdo nada, me quedé tonta, la retrasada me llamaban.

-anulaste tu cerebro para no sufrir, yo también hago eso, no me considero tonta por eso.

-pues yo me convertí en la tonta, en la retrasada.

-sigamos con tu historia.

-como ya has deducido no recuerdo nada de lo que pasó, solo tengo recuerdo de los ojos de mi madre muerta y un vago recuerdo de haber parido, por lo visto una chica, de la que no sé nada. Cuando las cosas parecían más tranquila volvimos al caserío, no tengo mucho recuerdo de ello, mi tía abuela, mi abuela, mi hermana y yo. Sin saber muy bien como, me casaron con un vecino, un solterón que me doblaba la edad, con el tiempo supe que ofreció dinero para que me fuera a su casa, se arreglaron las cosas, me casaron con él. A Ramón, que así se llamaba, le debo todo lo que hoy soy, hizo de mi la mujer que hoy soy, fue muy bueno conmigo, fue más padre que marido, aunque tuvimos tres hijos, varones. Hasta que un día salió de casa para no volver, estaba metido en política, las envidias son muy malas, alguien le denunció, lo mataron en una emboscada, se dedicaba a pasar gente a Francia, cosas de la posguerra. Estuve una semana esperando, muerta de miedo, hasta que decidí a bajar al pueblo y preguntar por él. Nadie sabía nada concreto, todo eran rumores, nadie se atrevía a hablar del tema, entonces las cosas estaban muy mal, era mejor no saber nada. Volví al caserío familiar, cuatro bocas más que alimentar, cuando había mucha hambre prácticamente nada que llevarse a la boca, no fuimos bien recibidos. Mi tía abuela propuso que  los niños estarían mejor en un colegio, que había internados donde se ocupaban de ellos, los mantenían. Que podría ir a verlos siempre que quisiera, no fue así, me dejé convencer, nunca me perdonaré mi mala decisión, lo hice por ellos, pensando que estarían mejor, que no pasarían hambre, los educarían. Un día vino el cura a por ellos, los dejé ir, no volví a verlos. Ni una sola vez conseguí verlos, los busqué por todos los colegios, orfanatos, me pasé años buscándolos, no di ninguna autorización para que desaparecieran, no quise deshacerme de ellos, se hizo en contra de mi voluntad, no los volví a ver, ni a saber nada de ellos. Miguel dice que deberíamos buscarlos, que quizá tengan algún recuerdo, eran muy pequeños, el mayor tenía cinco años, el mediano tres y el pequeño uno. A partir de ahí hice mi vida sola, renegué de mi familia. Tenía veinte tres años, en esa época una mujer sola tenía muy pocas posibilidades de sobrevivir, yo lo hice con la esperanza de encontrar a mis hijos, fui a San Sebastián a trabajar de criada en una casa, hasta que reuní el dinero suficiente para seguir buscando a mi hijos, no poseía ninguna información, no sabía por dónde seguir, malgaste el dinero yendo de un lado para otro sin conseguir nada. Volví a trabajar de criada en casa de otra familia, conocí al padre de Miguel y formé otra familia.



HASTA MAÑANA. AGUR



MARIAN

martes, 17 de enero de 2012

SOLO INTENTO LAVAR MI CONCIENCIA


-¿quieres explicarme qué hacemos durmiendo en casa de mi madre? Todavía no se qué es lo que ha pasado.

-esa chica no la cuida bien, no la atiende como ella se merece, esta mañana se me ha ocurrido venir, ni sé muy bien el motivo, no me pidas que te lo explique, el caso es que eran las once y tu madre estaba todavía en la cama.

-¿Dónde está el problema?

-en que hay que atenderla, hay que estar con ella, ver lo que necesita, un montón de cosas más, Miguel, esa chica no hace bien su trabajo.

-¿eso lo has deducido viniendo hoy por la mañana?

- vas a hacerme contarte algo que no quiero, quédate con que no la cuida como se merece.

-quiero saber que ha pasado. No entiendo que la hayas despedido y no quieras contarme los motivos ¿te cae mal?

-¡cómo voy a despedirla porque me caiga mal!  A veces pareces bobo o me da la sensación de que no me conoces.

-difícil se me hace conocerte cuando a la mínima sales corriendo, esta vez no has cogido mi mano, lo que no me cuadra es que hayas venido a casa de mi madre, cosa que te agradezco, pero no lo entiendo.

-no lo sé ni yo, o si, se llama lavar mi conciencia.

-¿qué tiene que ver mi madre con tu conciencia? Si hasta hace cuatro días ni tan siquiera querías verla.

-cómo   te gusta tirarme de la lengua. Con la mía no hice lo que tenía que hacer, no estuve con ella cuando debía, no fui capaz de enfrentarme a los problemas que entonces tenía.

-ya….

-¡dios! Siempre retrocediendo, le lo voy a contar, Oscar no se hablaba con mi Familia, ni quería que yo me relacionase con ellos, con lo cual si quería estar con mi madre, que tenía cáncer, tenía que enfrentarme a él, yo iba a verla pero a escondidas, sin que él lo supiera, los últimos días tuve la mala suerte de que él estaba de vacaciones, no podía escaparme. ¿Te queda claro?

-¿tu padre?

- que pasa.. con.. mi.. padre..

-pues que vive, ¿porqué no vas a verle? ¿Por qué no le cuidas?

-lo de mi padre es otro tema, él es el causante de muchos de mis problemas, lo que más me duele es que siempre culpabilicé a mi madre, sin motivos. No aguanto a mi padre, no aguanto su falsa sonrisa, sus frases repetitivas, lo siento pero no  puedo verlo, por lo menos de momento.

-así que has decidido ocuparte de mi madre, para evitar enfrentarte con tu padre.

-mi padre no tiene nada que ver con esto, que te quede claro, lo hago porque no lo hice con mi madre, si te parece mal lo dejo, sin problemas, vuelve a llamar a la chica y ya está. De verdad, lo hago, porque tu madre me cae bien, porque es tu madre, porque me apetece y encima me beneficio de la relación, tenias que haber visto su cara cuando la he bañado.

-¿la has bañado?

-sí, no preguntes los motivos, porque le hacía falta y punto.

-¿qué harás cuando te mande a tomar por culo, palabras textuales, que lo hará cuando se le cruce el cable?

-será mi reto.

-hay que buscar rápidamente a alguien, aunque te ocupes tu. Es mejor así.

-sin duda, ya controlaré de que las cosas se hagan como es debido.

-mañana he quedado con Fermín.

-vale. ¡Estate quieto!

-si no he hecho nada.

-por eso.



Hasta mañana. Agur.



MARIAN



lunes, 16 de enero de 2012

ME TIENE HECHIZADA


Es tan expresivo este hombre! Le sonrío viendo el interrogante en sus ojos, mira a su madre y a mí alternativamente.

-queremos hablar contigo

Digo tímidamente. Me siento muy incómoda, percibo la humillación de Rosario, me pongo en su lugar, es duro llegar a depender de los demás.

-igual me he metido donde nadie me llama, pero he despedido a la cuidadora.

-¿Qué ha pasado ama?

-nada grave, hijo, no pasa nada.

-sí pasa, la ha faltado al respeto delante mío, no lo voy a consentir, a demás no es la primera vez, que lo sepas.

-me gustaría saber qué es lo que ha pasado exactamente.

-si vinieras por las mañanas, lo sabrías, como tu bien dices, no se pueden dejar las cosas en terceras personas y olvidarse.

Esto le ha dolido y a mi ver su expresión.

-lo siento, de verdad, Miguel lo siento de verdad, me he pasado veinte pueblos, luego lo hablamos ¿vale? No te enfades conmigo, por favor, solo quiero ayudar.

-sigo sin saber qué es lo que ha pasado.

-nada hijo, no te enfades con ella a actuado de corazón, eso hoy en día es de valorar. Yo no quiero causaros ningún problema, no discutáis por mi causa.

-no tiene nada que ver contigo, ama.

-no, son cosas nuestras, bueno mías. Será que estoy pre menopáusica y hago cosas raras. Me levanto de mal humor y lo pago con él.

¡Me mira Miguel con una cara! Que no se si reír o llorar ¡me dan unas ganas de abrazarme a él! Que me digo ¿por qué no? Si lo estoy desando, sentirme en sus brazos, sentir su protección, su cariño. Quiero que me agarre del brazo, como suele hacer él, me lleve a un rincón y me bese, me aplaste con su cuerpo. Me quito esos pensamientos de la cabeza. La situación no tiene nada de erótica, más bien al contrario.la cuestión es que me gusta muchísimo, esa forma suya de mirarme, aparte de ser guapo y todo lo demás. ¡Le comería la cara a besos! ¡Ahora mismo!

Miro a rosario, para dejar de mirar a su hijo con deseo.

-¿qué hacemos ahora?

-buscar otra chica, no quiero que vuelva esa.

-¿mientras tanto?

-ya me ocuparé yo.

Se ríe haciendo un gesto de que no entiende nada, le sonrío y devuelve mi sonrisa, esos segundos en que nuestros ojos se encuentran, me llenan de vida, de alegría. Me tiene hechizada. Es que es guapo.



Hasta mañana. Agur.



MARIAN

domingo, 15 de enero de 2012

¿ME ADOPTAS?


Me encamino hacia la casa de Rosario, mi suegra, sin saber muy bien el motivo, nunca voy por las mañanas. Abro la puerta, tengo llaves, no me gusta el olor que me llega, a casa sin ventilar, soy una maniática para eso.

En el sofá, la cuidadora tumbada, se incorpora de un salto al verme.

-¿Rosario?

-está acostada.

-¿se encuentra mal?

Hace un gesto con los hombros.

Voy a la habitación, el olor a heces me echa para atrás, soy muy escrupulosa. Está despierta, me indigno, la riño mientras abro las ventanas. Salgo de la habitación, me estoy equivocando, no es a ella, a la que hay que reprender. Me encaro con la cuidadora, que vuelve a encogerse hombros, sin miramientos y de muy malas maneras la pongo de patitas en la calle.

Me doy un momento para que pase la rabia que siento, percibo la humillación de Rosario, vuelvo a la habitación. Le hablo con cariño, limpio sus partes, aguantando las arcadas, yo no sirvo para enfermera. Me mira sin decir nada, avergonzada, con un gesto humilde que me hace daño, me hace sentir rabia y pena a la vez. Lleno la bañera con agua calentita y la meto. Lavo su menudo cuerpecito con todo el amor de que soy capaz, paso la esponja dulcemente por cada rincón de su cuerpo, su cara de agradecimiento el brillo de sus ojos, me emocionan y me pongo a llorar.

-¿Miguel sabe esto?

-mis hijos están muy ocupados con sus vidas, no quiero molestarles.

-¿te ponen pañales para que no molestes? ¿Es cosa de la chica?

-ya ves lo que cuesta moverme, es mejor así.

-a mi no me ha costado nada, si se paga a alguien es para que haga su trabajo, se ocupe de ti como es debido.

Seco su cuerpo y su pelo, la ayudo a vestirse y la siento en la silla de ruedas.

-estás guapísima, te he cambiado de look.

Se ríe, mirándose al espejo

- Voy a tener que adelantar la visita a la peluquería.

-ahora ya es tarde, mañana vamos. Tú eres muy coqueta ¿no? ¡Vaya pelazo que tienes!, ya le gustaría a más de una. ¿Vas todas las semanas al salón de belleza?

Se ríe a carcajadas, me encanta oírla reír.

-le voy a decir a Jesusa que le has llamado salón de belleza a su cuartito.

-¿vas donde Jesusa? ¡Venga hombre! Serás tú su única clienta.

-yo y Josefina. Marian, no le cuentes nada de esto a Miguel.

-si se lo voy a contar, tiene que saberlo, no es normal que una mujer tan guapa como tu vaya a que Jesusa le ponga los rulos. Por supuesto que le voy a decir al huevón de tu hijo cuatro cosas bien dichas. Por cierto yo no tengo madre ¿me adoptas?

Quería hacerla reír, pero se ha puesto a llorar, me ha partido el corazón.

-dame un abrazo, que yo no tengo hijas.

-si no le cuento esto a Miguel se va a enfadar conmigo, bueno la verdad es que ya debe estar enfadado conmigo, pero por otro tema, que no viene al caso, ya lo arreglarnos. Me ha dado el cuarto de hora y lo he dejado plantado en el coche, me he bajado dando un portazo.

-¡pobre! Se habrá quedado con la boca abierta.

-no sé, he preferido no mirarlo.

-es muy bueno y te quiere mucho.

-ya, me he dado cuenta, debería de llamarle ¿no?

-yo creo que sí, andará perdido, sin saber qué hacer.

-como si lo viera. Le voy a llamar, tienes un hijo muy guapo, lo digo por si no lo sabías.



Hasta luego. Agur.



MARIAN

sábado, 14 de enero de 2012

SOY LA PERSONA MÁS RIDICULA DEL MUNDO.


Salgo del coche dando un portazo, sintiéndome la persona más ridícula del planeta. No quiero mirar para atrás por no ver su cara de “¿Qué le he hecho?” porque me siento tan mal en este momento que lo único que quiero es estar sola, la culpabilidad me corroe. Es cierto que he hecho del pueblo mi castillo encantado, me siento protegida, todo el mundo me conoce y acepta mis rarezas, nadie se mete conmigo, por lo menos no abiertamente,.

Ya no me aíslo entre las cuatro paredes de mi casa, he ampliado mi encarcelamiento, pero sigo aislada, prisionera en estas cuatro calles, sería capaz de recorrerlas con los ojos cerrados. Si no es con Miguel y para algo en concreto, no sé el tiempo que hace que no salgo del pueblo, ni se cuanto hace que no conduzco

Lo que más me duele, es que sé que tiene razón, he sido una irresponsable, que había tenido que ir hasta el final, cuando menos dejar las cosas arregladas y asegurarme de que así se hacían. Como siempre peco de confiada, esperando que las cosas funcionen por inercia.

Pues ahora me parece que tengo un gran problema o eso creo porque no sé hasta dónde llega la magnitud de la catástrofe, es mi conciencia la que me machaca, el saber que no he hecho lo que debía, que la responsable soy yo, que debía de haber estado ahí. Lo que me atormenta no es el problema en sí, si no haberlo provocado.



Mea culpa, mea culpa. Me acabo de meter en un buen lio por irresponsable, por empeñarme en vivir en las nubes. Haber como salgo de esto, no será la primera vez que me pasa ¿será la última?



Hasta luego. Agur.

MARIAN.

viernes, 13 de enero de 2012

UN DIEZ Y TRES CATES


Al final ayer fui al hotel, ¡las películas que me monto yo sola! Fue agradable la visita, al principio me sentí un poco rara, pero de que entré en la oficina, que está tal y como yo la deje, retomé mi vida en el hotel, charle con todo el mundo, reí, cotillee, lo de siempre. Miguel desapareció de mi vista, lo mismo que Andrés, lo cual me llamó un poco la atención, pero lo dejé pasar.

Fui al apartamento que Manuel tenía preparado para él, por fin fui capaz de entrar sin tener malas sensaciones, nada de nada, abrí las ventanas y me senté en el sofá esperando no se qué, me aburrí y me fui. Asignatura pendiente ¡superada, un sobresaliente para mí!

Fui a la cafetería ¡las horas que habré metido ahí! Solo por pasar el rato, por no volver a casa, esperando que me llegase la hora de la caminata, llegar a casa cansada, yogur y a la cama, a dormir esperando que la noche no me molestase demasiado.

Cuando me he aburrido he buscado a Miguel, estaba en recepción, no me ha gustado su expresión, llevaba unas cuantas carpetas debajo del brazo. Me ha sonreído, cogido del brazo, como él acostumbra y nos hemos ido.

Con la mosca detrás de la oreja, que una no ha nacido ayer, le he preguntado si lo que llevaba en las carpetas eran las cuentas del hotel, todo serio ha afirmado con la cabeza.

-¿pasa algo?

-déjame que las mire más despacio y te lo cuento.

-¿no he hecho bien pasando del tema verdad?

-no se puede dejar un negocio en manos ajenas y no preocuparse de nada, Marian, llevo tiempo diciéndotelo, no he querido agobiarte, pero las cosas no se hacen así. No vamos a preocuparnos antes de tiempo ¿vale?

-tarde vamos, porque ya estoy muerta de miedo, el hotel está a mi nombre, si las cosas no van bien, las consecuencias las pago yo.

-así es, consuerte, callo por no molestarte, no agobiarte, porque veo como cambia tu expresión cuando te digo ciertas cosas, pero no aprendes, Marian, tienes que resolver los asuntos, no puedes decir, esto ya no me interesa y no vuelvo, no quiero que te enfades conmigo pero has sido muy irresponsable.

-ya.

-te encierras en tu mundo y no quieres mirar lo que pasa alrededor, has hecho del pueblo tu refugio, es como si para ti no existiera nada más.

-no me machaques que yo sola lo hago muy bien.

-no te estoy echando nada en cara, solo estamos hablando.

-no tengo ganas de seguir hablando. Si paras el coche me bajo, quiero darme un paseo, necesito que me dé el aire.

-¿Cuándo vas a entender que no estás sola? ¿Vas a pasar de mí porque no te gusta lo que te he dicho? O ¿Por qué tienes problemas?

-¡ya vale! ¡Para el puto coche! Déjame un rato sola. Esta mañana cuando me he levantado ¿sabes lo que me apetecía? Irme a la cabaña sola, ojalá lo hubiera hecho.



Hasta mañana. Agur.



MARIAN

¡VAYA ASCO DE VIDA!


Me he levantado nerviosa, con la sensación de que algo malo iba a suceder, no he podido ni desayunar. Miguel se ha ido con cara de no entender nada, la cara que pone cuando me ve metida en mis historias y no sabe que decirme. Ahora estará pensando que es lo que puede pasarme, que mosca me ha picado, porque tengo el ceño fruncido si no ha hecho nada, a lo mejor ese es el problema, pero eso es otro tema, hoy no tengo la cabeza para tonterías.

Es de esos días en que haría la maleta y me iría a la cabaña para estar unos días sola, sin que nadie analice mis gestos o mis contestaciones. Como ya me conozco y sé la tendencia que tengo a huir , me quedo, porque desde luego de mi no puedo huir, así que no arreglo nada largándome, además sé que él no lo iba a entender, para empezar no sabría que explicación darle.

Creo que todo esto viene por el dichoso hotel, es que no quiero ir, Miguel no lo entiende, bueno no lo entiendo ni yo. Me pasé tres años ahí metida, no voy a decir trabajando, pero si metí muchas horas por no estar sola en casa, porque era como mantener a Manuel a mi lado, era su hotel, su vida. Tengo la sensación de que si vuelvo me lo voy a encontrar, ¡que chorradas estoy pensando! Manuel está muerto, no lo puedo ver, ni sentir a mi lado. Todas esas historias las creo mi cabeza por el dolor de su marcha, me negaba a dejarlo marchar. Llevaba días sin pensar en él, pero hoy no puedo quitármelo de la cabeza. Ya no me duele su ausencia, eso pasó. ¿Cómo se puede querer tanto a alguien y luego aparcarlo en el olvido? No sé ni porqué pienso esas cosas, mal que me pese la vida sigue, él se fue, pero yo no. Sigo aquí maldiciendo mi suerte, las cosas ahora me van bien, pero tengo tanto miedo al futuro, a lo que pueda pasar que me parece que no soy capaz de vivir el presente. Tengo lo que toda mujer puede desear, un hombre cariñoso y atento, estabilidad económica, que en los tiempos que corren es un lujo, ¿qué me falta? Yo creo que nada, es mi cabeza la que no termina de asimilar los cambios.

Está claro que me he levantado depre, dejaré pasar el día como pueda, con un poco de suerte mañana será otro día y mi ánimo cambiará y como pueda evitarlo no aparezco por el hotel, aunque cuando Miguel se empeña, solo me quedan dos alternativas, enfadarme con él, cosa que no me apetece, o ceder que tampoco me apetece. ¡Vaya dilema!



Hasta luego. Agur.



MARIAN

jueves, 12 de enero de 2012

LE FALTA SENTIMIENTO


Regreso a casa sintiéndome más cerca de esta mujer, mi suegra, digo. El vino dulce tomado en su compañía, va haciendo su efecto, me siento rara, pienso en ella y sonrío, vuelvo a pensar en ella y me entra la llantina. Mientras hago la cena, pienso en su historia, en la frialdad con que me la  ha contado, le ha faltado sentimiento, como si hubiera leído un aburrido cuento, ahora me doy cuenta de su tragedia, pero cuando la contaba solo la escuchaba, me ha hecho el relato de su vida, de una parte, con una frialdad tremenda, no le pega, pienso, esta mujer es viva, de lenguaje mordaz, no le pega esa frialdad, algo no está bien, algo no cuadra. Cierto es que dice que no recuerda muchas cosas, parece que alguien le hubiera contado su historia, es raro.

El sonido de la puerta al abrirse me saca de mis pensamientos, ahí llega mi chico, al que según su madre tengo que cuidar, pero sigo un poco mosqueada con él, solo le pedí que hiciera tres cosas, no ha hecho ni una. Así que si quiere cenar ya está subiendo las sillas al desván, ¡pero a la voz de YA! Ya le vale al huevón este. Mientras le pongo verde mentalmente siento como sus manos atrapan mi cintura, aparta la sartén del fuego, en fin para qué seguir, es fácil imaginar el final.

Las sillas las he subido yo al desván, después de que el señor alcalde ha cenado, eructado, se ha ido a la cama con cara de felicidad y yo como una boba haciendo lo que él debería hacer. Este es muy listo, demasiado diría yo, me parece que me va a costar enderezarlo, pero lo conseguiré. Algún día me pillará con el cable cruzado,  no van a servir de nada sus zalamerías, ya verá, como me llamo Marian, que a este yo le hago colaborar en las tareas de la casa. Faltaría más.

Se ha empeñado en que mañana vayamos al hotel, no me apetece nada, preferiría no ir. Preferiría mantenerme al margen de todo, que pase lo que tenga que pasar, realmente me da lo mismo. Me da la sensación de que vuelvo al pasado, aunque no tenga sentido, así es.

Me voy a la cama.



Hasta mañana. Agur.



MARIAN

miércoles, 11 de enero de 2012

ROSARIO I


Cosas de la vida, me cuentan a mi hace unos años que voy a visitar a mi suegra por iniciativa propia y me rio, “no se lo cree ni ella”, hubiera pensado. Pues aquí estoy, dándome una vuelta todos los días por su casa, asegurándome de que las cosas se hacen como es debido, que está bien atendida, que no le falta de nada. Lo mejor de todo es que lo hago encantada y con ganas. Disfrutando de su compañía, de sus historias, de su sonrisa de bienvenida, de su cariño, definitivamente de ella. Pensándolo más detenidamente, no sé quien hace compañía a quien, a lo mejor la beneficiada de esta relación soy yo.

He de decir que con anterior suegra, no se hubiera dado el caso, demasiado orgullosa para eso, ella, quiero decir. En fin eso pertenece al pasado y ahí debe quedar, resuelto y guardado en el baúl de los recuerdos, pero no puedo evitar hacer la comparación.

Una tarde me entretuve con ella más de lo habitual, noté que estaba un poco necesitada de charla, la verdad es que no calla, habla por los codos, tiene una charla amena, distendida, hablamos de todo hasta de sexo. Pero ese día noté en ella cierta melancolía, que no va con su carácter jovial, a pesar de tener noventa y cuatro años bien llevados, está guapísima. Faltaba ese brillo en su mirada, tan característico en ella. Después de mucho insistir me dijo:

-Marian, tú crees que la vida se ha portado mal contigo.

-sí.

Le contesté secamente, no me apetecía hablar de mis miserias, si no de las suyas.

-no quisiera aburrirte con mi mala vida, lo que tú necesitas es reír, vivir, eres muy joven.

-cierto, usted  sabe mi historia, yo de su vida sé muy poco estamos en desventaja.

-echa leña al fuego, trae la tableta de chocolate que tengo escondida  en mi armario, vamos a endulzar un poco la amargura, que si tu vida a sigo dura, la mía ha sido puta.

Acompañé el chocolate con una botella de vino dulce que también encontré en su armario.

-soy toda oídos.

Lo poco que recuerdo de mi niñez, es bueno, éramos una familia humilde, entre abuelos, padres y hermanos, éramos quince, yo era la benjamina de la prole. Nunca nos faltó que echarnos a la boca, un buen fuego donde arrimarnos y mucho cariño. La típica familia de la época.

Todo cambió al inicio de la guerra civil española. Reclutaron a todos los hombres de la familia, solo quedó el abuelo. Cuando eso ocurrió yo tenía trece años. Recuerdo como si fuera hoy los gritos de mi madre ante la partida obligada de su familia, los tengo aquí gravados –dice señalando su cabeza y su corazón- aquí es donde comienza mi amarga historia.

Una noche, aparecieron por el caserío cuatro hombres, aporrearon la puerta pidiendo comida y cama. Asustadas pero con buena voluntad se les abrieron las puertas.  Iban armados, no se de qué bando eran, solo sé que comieron y bebieron, después de quedar hartos se llevaron al abuelo. A las semanas volvieron, se hartaron a comer y beber. Mataron el poco ganado que nos quedaba, se lo llevaron.

Un día vino un vecino con la noticia de que a  dos hermanos míos los habían fusilado, de los demás no se sabía nada, ni del abuelo. Quedábamos cuatro mujeres en el caserío, asustadas. Los llantos duraron poco, había que sobrevivir. Cerramos el caserío por miedo a que aquellos hombres aparecieran y bajamos al pueblo buscando cobijo, que rápidamente encontramos.

Nos acogió una hermana de mi abuela, soltera. Sobrevivíamos como podíamos, en el pueblo las cosas estaban peor, se contaban historias de cuadrillas de hombres que aparecían y violaban a cualquier hembra que se encontrasen, ya fueran niñas o ancianas. Un día salí de casa con mi hermana y mi madre, había que salir  a buscar comida, la poca que se podía conseguir.

Estábamos a la altura de la plaza, cuando aparecieron y no nos dio tiempo a escapar. Arremetieron contra mi hermana y contra mí, a mi madre le pegaron un tiro al intentar defendernos.

No recuerdo como fue, solo recuerdo el cuerpo de mi madre tendido en el suelo desangrándose, inmóvil, con los ojos abiertos. Cuando los hombres terminaron su faena, alguien debió socorrernos, no recuerdo nada, ni dolor físico, nada. Solo la imagen de mi madre.  De los nueve meses posteriores no recuerdo casi nada, solo la imagen de mi madre postrada en el suelo, inmóvil y con los ojos abiertos.

Parí una niña, de la que prácticamente no recuerdo nada, solo recuerdo el dolor del parto, el lloro de un niño, nada más.

No volvimos a saber nada de los hombres de mi familia, ninguno volvió. Ni cuando las cosas se calmaron y volvimos al caserío, esperando la llegada de alguno, jamás supimos nada. Hay muchas lagunas en mi memoria de aquella época.

He parido siete hijos.

-¡siete!

-siete, Marian, a la única que no he llorado es a la primera, de la que no recuerdo nada. Esto es otra historia. No quiero aburrirte. Es tarde ya, Miguel estará a punto de llegar a casa.

-le voy a llamar para que venga  buscarme o mejor aún cenamos aquí.

-me encanta ver a mi hijo, pero no, ve a casa y atiéndelo bien. No le cuentes nada de la historia, esta parte de mi vida no la sabe nadie. Suelo contar muchas cosas de la guerra, del hambre que pasamos, del miedo, de la pérdida de mi familia, de la existencia de esa niña nadie sabe nada.

-vale, no voy a contar nada. Mañana vuelvo y me sigues contando.

-mañana será otro día.





Hasta mañana. Agur.

 


MARIAN.

martes, 3 de enero de 2012

¡TENGO UN MOSQUEO!


¡Vaya mosqueo que llevo encima! Pero va a ser la última vez, qué se ha pensado el huevón este, conmigo no puede, no sé cómo ha llevado su vida hasta ahora, pero en esto, ya puede espabilar. Se levanta, desayuna y se va. ¿Qué pasa con el desorden de la casa? Ya recogeremos mañana, dijo todo campante, ahora estamos cansados, vamos a la cama. ¡No hizo nada! ¡Solo mandar! No recogió ni un vaso, no movió un plato ¡cansado de qué! Cansada yo, ¿él de qué? ¿Se habrá pensado que soy boba? Con piedra dura ha dado. Esto yo lo hablo, ¡hombre que si! Espera que venga. No me importa que las reuniones familiares se hagan en casa, lo entiendo, no me importa organizar, comprar, cocinar, que no me gusta pero lo hago, lo que no pienso hacer es recoger yo sola, que si a él no le gusta a mi tampoco.

Si no fuera por el beso que me dio, le llamo ahora mismo y me escucha. ¡Coño! No puedo quitarme ese beso de la cabeza ¡medre mía! Después de las doce campanadas iba a coger la copa de cava para el brindis de rigor, “primero yo” me dijo. No es de los que muestran sus sentimientos en público, es muy reservado, es el primer beso que me da en público ¡qué publico! ¡Qué beso! Delante de su familia, no sé lo que duró, pues para mi desapareció todo el mundo, solo él y la vorágine de sentimientos que me trasmitió en ese beso. Mi cabeza lo revive una y otra vez, si no fuera tan huevón…..

Quiero dejar de pensar en ello, porque si no, se me pasa el mosqueo con él, y no quiero, que ya me conozco, es mejor dejar las cosas claras desde el principio, hablarlo. Si se me pasa el mosqueo quitaré importancia al asunto, hasta la próxima vez, que está claro que volverá a pasar como no lo hable. Así que yo mosqueada hasta que le vea, aunque me cueste, aunque sienta todavía sus labios sobre los míos, sus manos sobre mi cuerpo.  Aunque me haya regalado la mejor noche vieja y año nuevo que recuerde, porque atento es, cariñoso, hasta su forma de mandar es cortes. Si no fuera tan huevón…..

Este hombre me gusta, en todas las facetas que conozco de él, puedo decir que he llegado a quererle, me ha besado mil veces, ha hecho que me sienta bien muchas veces, pero el beso del otro día fue especial, no sé qué me dio, no sé que me hizo, me he hechizado, no puedo quitármelo de la cabeza.

He pensado, que ya reorganizaré la casa en otro momento, que ya que no me ayuda, que me invite a un café, voy a ver si lo veo por el pueblo, otro beso ya sé que no le voy a sacar, pero una mirada de las suyas sí. Voy a hacerle una visita al alcalde en funciones, a ver que le saco. Ya recogeré más tarde, que si a él no le gusta a mí tampoco.

Hasta mañana. Agur.



MARIAN.

lunes, 2 de enero de 2012

HAN SIDO UNAS NAVIDADES MUY ESPECIALES


Comenzamos nuevo año, nueva vida con muchísimos retos,  planes y una enorme ilusión por el futuro.

Han sido unas navidades muy especiales, me he sentido apoyada, querida por casi todo el mundo, me he reído como loca como hacía tiempo que no lo hacía.

Mi nueva suegra ¡para escribir un libro con sus cosas! ¡Madre de Dios! Me ha encantado. Lo que más me ha gustado es una frase de Miguel “ama, aquí manda Marian, así que deja de dar órdenes” y la sonrisa socarrona de esta mujer. Creo que me ha mirado como diciendo ¿esto lo ha dicho mi hijo? No creo que me equivoque. ¿Cuántas veces soñé con esa frase en boca de mi primer marido? Nunca la escuché, por cierto. ¡Pasado!

Me queda un buen sabor de boca, hasta ganas de volver a verla, ¡que yo diga eso! ¡Cómo cambia la vida!

También tengo que decir, que no todo han sido alegrías, está la niña, Nahia, me va a costar acercarme a ella, si he de ser sincera, entiendo sus sentimientos, así que intentaré ser comprensiva con ella. El hijo, Manes, encantador, como el padre. El hermano, callado, casi no le he escuchado hablar, bueno ya habla la madre por él y yo que con el vino se me soltó la lengua.

También he de decir, que el  señor Miguel ¡tiene unos……! Lo lleva claro conmigo, he de decir. Porque a su madre le calló la boca pero ¡menudo mandón está hecho! Saca, pon, trae, quita…… porque no tenía ganas de discutir en ese momento, que si no…. Ya me escuchará cuando se levante el señor alcalde, cuatro cositas le voy a decir. ¡A mandar al ayuntamiento! Aquí mando yo, y ya puede espabilarse con lo de ayudar a recoger. Que esta vez se ha librado por que yo estaba de buen humor, aunque alguna que otra miradita ya le eché, pero claro él también le había dado al tintorro y se hizo el tonto.

Cuando nos quedamos solos, fue fantástico. ¡Me dijo cada cosa! ¡Madre mía! Me iba hinchando por momentos, así que se me olvidó reñirle por ser tan mandón y huevón, ya lo haré, de momento no voy a recoger, tengo puesto el añillo que me regaló. No lo voy a manchar, ni me lo voy a quitar en mucho tiempo. Lo miro y remiro ¡con una ilusión!

Solo le pido a quien sea que organice mi destino, que me deje un poco tranquila, que ya está bien, que ya he pagado por lo quesea que haya hecho, que ya que me da una tercera oportunidad, que sea de verdad que no me quite la miel de los labios, que me deje levantarme por las mañanas con ilusión, con esperanza, que pueda mirar a este hombre que ronca, como un descosido, a mi lado con una sonrisa que salga de dentro y puede ver la suya que sin dudarlo sale de dentro.



Hasta mañana. Agur



MARIAN