martes, 24 de enero de 2012

ROSARIO II


Entro en la habitación de Rosario por la mañana, el hedor a heces consigue que el desayuno salga de mi estómago.

Abro las ventanas.

-¿porqué no me has llamado?

-por no molestar, creía que dormías.

-me molesta mucho más esto, no lo vuelvas a hacer, avísame.

-vale.

La aseo, la mimo, la hablo con todo el cariño que soy capaz. Me dice.

-no te pareces nada a Blanqui (ex mujer de Miguel)

-eso es bueno o malo.

-en el caso de mi hijo, bueno. Conmigo mal.

-¿porqué?

-porque hace que no quiera estar sola.

-no estás sola, nunca estás sola.

-el cariño no se compra, aunque contratéis a una chica estupenda lo único que hará será hablarme como si fuera una niña tonta.

-mejor eso que no te atienda.

-odio que me hablen como si fuera tonta.

-te has despertado un poco reacia, ayer no querías hablar por no molestar y ahora no quieres que venga una chica nueva.

-tu ahora eres mi hija, recuerda que te he adoptado, no es lo mismo tener hijos que hijas. Además tú no trabajas.

-¿qué ha sido de tus hijos? El otro día dijiste que pariste siete.

-ya, pero la única hija que he tenido no la recuerdo.

-Cuéntame la historia, de la primera parte, ya me he dado cuenta de que no recuerdas nada, por tu forma de contarlo ¿te la han contado verdad?

-no recuerdo nada, me quedé tonta, la retrasada me llamaban.

-anulaste tu cerebro para no sufrir, yo también hago eso, no me considero tonta por eso.

-pues yo me convertí en la tonta, en la retrasada.

-sigamos con tu historia.

-como ya has deducido no recuerdo nada de lo que pasó, solo tengo recuerdo de los ojos de mi madre muerta y un vago recuerdo de haber parido, por lo visto una chica, de la que no sé nada. Cuando las cosas parecían más tranquila volvimos al caserío, no tengo mucho recuerdo de ello, mi tía abuela, mi abuela, mi hermana y yo. Sin saber muy bien como, me casaron con un vecino, un solterón que me doblaba la edad, con el tiempo supe que ofreció dinero para que me fuera a su casa, se arreglaron las cosas, me casaron con él. A Ramón, que así se llamaba, le debo todo lo que hoy soy, hizo de mi la mujer que hoy soy, fue muy bueno conmigo, fue más padre que marido, aunque tuvimos tres hijos, varones. Hasta que un día salió de casa para no volver, estaba metido en política, las envidias son muy malas, alguien le denunció, lo mataron en una emboscada, se dedicaba a pasar gente a Francia, cosas de la posguerra. Estuve una semana esperando, muerta de miedo, hasta que decidí a bajar al pueblo y preguntar por él. Nadie sabía nada concreto, todo eran rumores, nadie se atrevía a hablar del tema, entonces las cosas estaban muy mal, era mejor no saber nada. Volví al caserío familiar, cuatro bocas más que alimentar, cuando había mucha hambre prácticamente nada que llevarse a la boca, no fuimos bien recibidos. Mi tía abuela propuso que  los niños estarían mejor en un colegio, que había internados donde se ocupaban de ellos, los mantenían. Que podría ir a verlos siempre que quisiera, no fue así, me dejé convencer, nunca me perdonaré mi mala decisión, lo hice por ellos, pensando que estarían mejor, que no pasarían hambre, los educarían. Un día vino el cura a por ellos, los dejé ir, no volví a verlos. Ni una sola vez conseguí verlos, los busqué por todos los colegios, orfanatos, me pasé años buscándolos, no di ninguna autorización para que desaparecieran, no quise deshacerme de ellos, se hizo en contra de mi voluntad, no los volví a ver, ni a saber nada de ellos. Miguel dice que deberíamos buscarlos, que quizá tengan algún recuerdo, eran muy pequeños, el mayor tenía cinco años, el mediano tres y el pequeño uno. A partir de ahí hice mi vida sola, renegué de mi familia. Tenía veinte tres años, en esa época una mujer sola tenía muy pocas posibilidades de sobrevivir, yo lo hice con la esperanza de encontrar a mis hijos, fui a San Sebastián a trabajar de criada en una casa, hasta que reuní el dinero suficiente para seguir buscando a mi hijos, no poseía ninguna información, no sabía por dónde seguir, malgaste el dinero yendo de un lado para otro sin conseguir nada. Volví a trabajar de criada en casa de otra familia, conocí al padre de Miguel y formé otra familia.



HASTA MAÑANA. AGUR



MARIAN