Recorro la casa con él, abro ventanas de habitaciones
mugrientas por el polvo y la humedad, mientras le acoso a preguntas que ni tan siquiera le dejo
contestar. Yo diría que no lo intenta. ¿Para qué? Pensará, si no me va a
escuchar y razón no le falta.
Llegamos a la planta baja, donde el panorama cambia por
completo donde huele a limpieza y pintura.
-¿no vas a contestarme?
-solo intentaba darte una sorpresa, ¿he hecho mal?
-no, aunque yo no lo hubiera pintado todo de blanco.- Digo
solo por decir algo. -tenias que haber empezado por arriba.
Digo sabiendo que no hubiera sido buena idea, que aunque él
no dice nada ya me va conociendo para saber que necesito mi tiempo para ir
situando mis sentimientos donde
corresponden. Le siento complacido ante mi arrebato de hace un momento, en vez
de llevarme al siquiátrico, en sus ojos hay un brillo especial que hacía tiempo
no lo observaba. Le sonrío agradecida.
-gracias.
Sonríe de esa forma suya que sabe me encandila, aunque no se
lo diga.
-hay que poner un contenedor en la entrada, hay mucha basura
que sacar de esta casa. No tengo ahora dinero para compara muebles, pero cuando
lo tenga quiero que esté todo listo.
-no es necesario tirarlo todo, en esta casa hay muebles
antiguos que tiene mucho valor, los arreglaremos.
-ya veremos.
-el secreter que te has empeñado en patear, antiguamente
estaba en el ayuntamiento, tiene más de cien años, no puedes tirarlo.
-es precioso, no es la primera vez que me lio a patadas con
él. La verdad es que es algo que siempre he querido tener y el baúl también me
gusta.
-también perteneció al ayuntamiento.
-en esta casa hay auténticos tesoros que me estoy dejando
estropear.
-así es.
-bueno pues salvemos todo lo salvable. ¿Me ayudaras?
-soy el mayor interesado en conservar lo que hay en esta
casa.
Está anocheciendo, no hay luz, en el último reajuste
económico que hice, di de baja la electricidad, así que va llegando el momento
de irse.
-esta casa tiene algo especial ¿no te parece?
-mucha historia, si estos muros hablaran…
-una vez fui a preguntarte al ayuntamiento por los últimos
dueños de la casa ¿te acuerdas?
-si.
-¡lo recuerdas!
-no.
-Manuel se enfadó conmigo porque te pregunté a ti en vez de
a él
En este momento lo siento cerca y enfadado, como si todavía
habitase la casa y estuviera haciendo algo que no le gusta. Como sé que son
cosas mías, nunca he hablado con Miguel de esas sensaciones, de momento no voy a
hacerlo. Pero si estoy decidida a continuar mi vida. Además el día que fui a
verlo al ayuntamiento a Miguel digo, me pareció un hombre muy interesante, esto
tampoco se lo dije a Manuel, claro está. No hay porqué contarlo todo.
Hasta mañana. Agur.
MARIAN.
3 comentarios:
Estamos de acuerdo, no hay que contarlo todo, jeje.
Disfuta
Mi madre decía que de cinco se cuentan tres y de tres ninguna :)
un abrazo
Efectivamente mejor no contarlo todo, siempre tiene uno que tener un cofre con tesoros.
Un abrazo.
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