No confesé mi pecado, no me fumé todo el paquete, ventilé
bien, me lavé los dientes, pero esta mañana cuando he ido a por el paquete no
estaba, ha desaparecido, se a volatilizado. Con ganas me he quedado pero he
luchado hasta media tarde con la tentación de acercarme a la máquina de la cafetería
a comprar, todo el día con el cigarro metido en la cabeza, diciéndome, luego,
más tarde.
Cuando he llegado al hotel Nekane y la cartera esperando
¡mal empezamos la mañana! He firmado la misiva de hacienda y he guardado.
-¿podemos hablar?
Dice Nekane con cara de no haber roto un plato en su vida. ¡Miedo
da!
-vamos a la oficina.
Un cigarro me hubiera venido bien.
-estoy embarazada.
En su tónica, a bocajarro lo ha soltado. Ya me había dado
cuenta de que algo ha engordado, pensaba que era por la vidorra que se pega.
-enhorabuena.
-¿tú qué harías?
-¡yo! Lo que yo hiciera no tiene nada que ver contigo, no es
vinculante. Tu ¿qué quieres hacer? ¿De cuánto estas?
-tres meses.
-¿Qué te planteas? Casi no quiero saberlo.
-eres lo más parecido que tengo a una madre y ahora necesito
una.
-está claro que no has conocido una madre si no, no dirías
eso.
-no quiero que la historia se repita.
-en tu mano está, ser madre es lo mejor que te puede pasar,
todo lo que necesitas es amor ¿conoces esa palabra? ¿Has querido alguna vez a
alguien? ¿Te quieres a ti? Por cierto ¿quién es el padre? ¿Tienes pareja? Buen
momento para reflexionar qué le pides a la vida, como diría Miguel.
Hablo y hablo sin esperar respuesta pero observando el
cambio en su mirada, es idéntica a su padre y si algo sabia su padre era amar
de eso doy fe. Una terrible duda
comienza a roerme.
-¿quieres deshacerte de él? Ya es tarde.
Creo que es la primera vez que la veo llorar, por lo menos
de corazón.
Hasta mañana. Agur.
MARIAN
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