Dicen que la rara soy yo, pero unos llevan la fama y otros
cardan la lana. Le llamo a Miguel, como todos los días, la verdad es que le
llamo por llamar, para nada en concreto, solo por escuchar su voz. Cuando no lo
hago porque estoy entretenida y se me olvida, me llama él. El caso es que le
llamo y va y me dice que hoy es un día de reflexión. Que no podemos vernos, ni
tan siquiera dormir juntos, que se lleva la ropa a casa de su madre y que
pasará a buscarme mañana a las diez de
la mañana. Que no lo haga esperar. Dice que el carro pasa y si no estoy lista
no espera. El carro dice, que yo ya sé de qué va la cosa, ¡la nota que vamos a
dar! Aparecerá con la carroza de la cenicienta, como si lo viera. Este hombre mío,
no es que sea muy pomposo, todo lo contrario, pero pensará que lo de la carroza
de cenicienta me hará ilusión, aunque me parezca una horterada, he de ser
agradecida. Además se supone que no sé nada, con lo cual me haré la
sorprendida.
El caso es que estoy en casa sola, son las doce de la noche,
estoy nerviosa, no me apetece nada meterme en la cama y menos sola. He intentado
autosugestionarme tomando un caramelo
de menta como si fuera un orfidal, no me funciona. ¡Madre de dios ¡ ¡mañana me caso! Mañana ¡no!
Luego. HOY ME CASO. ¿Qué me habrá preparado? ¡con lo poco que me gusta a mi dar
la nota, mañana me espera un día…… no sé ni a quien hemos invitado, imagino que
mis hermanas estarán, eso espero, a la tercera va la vencida, no han asistido a
ninguna de mis bodas. Espero verlas. ¿Vendrá Nania? Espero que sí y no por mí, sino
por Miguel, espero que no le haga el feo a su padre y venga.
Después de pensármelo mucho, de tomarme tres tilas, cuatro
caramelos, haciendo el paripé de que son orfidales, escuchar un audio de
meditación, juro que he hecho todo lo que se me ha ocurrido para tranquilizarme
y dormir. Lo siento mucho pero me mudo de casa. Que no se le vaya a ocurrir
decirme que me vaya, voy a dormir con mi pareja. A casa de su madre me voy, me
meto en su cama, paso el brazo por encima de él, escucho sus ronquidos, me
duermo. Es l a única manera. Así que me
largo. Diga lo que diga. Es que vaya chorrada, ni que tuviéramos veinte años y
viviéramos en casa de nuestros padres, eso es imposible, los dos somos
huérfanos. Ya sé que él es muy tradicional, pero se supone que esto de casarnos
es un puro trámite, así que sintiéndolo mucho, no le voy a hacer caso y me voy
a meter en su cama. Diga lo que diga. Además tendremos que hacer nuestra
despedida de solteros, el ultimo quiqui antes, el siguiente ya será casados. No
me enrollo más, ya me he auto convencido de que debo ir.
Hasta mañana. Agur.
MARIAN
3 comentarios:
tener las cosas claras es primordial para estos temas. vosotras las mujeres tiráis mucho, y lo sabéis
Algunas cosas son inevitables...
Saludos
J.
JAJAJAJA....Pura impaciencia,como yo,te entiendo..
Ve a su cama no esperes....
BESOS
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