sábado, 11 de febrero de 2012

CHARLANDO CON NEKANE


Como no me apetece que todo el pueblo hable sobre mi y Nekane, cambio el punto de encuentro. La llevo al restaurante de la frontera, la verdad es que no sé porque he elegido ese sitio, a mitad de camino ya me he arrepentido, pero ya era tarde. Era el sitio favorito de Manuel y yo, ¡las que  liamos allí! En fin. Al final decido que sin pretenderlo me he puesto otra prueba, así sabré si de verdad Manuel pertenece a mi pasado o todavía está presente en mí…. ¿corazón? La verdad es que no ha salido, ni creo que lo haga, le quise demasiado ¿he superado su marcha? Creo que sí, hoy lo comprobaré.

Después de saludar al dueño, le pido una mesa lo más alejada posible de nuestro rincón, pero me hago el propósito de sentarme un rato allí antes de irnos, solo para saber en qué punto me encuentro.

-Me gustaría arreglar lo nuestro.

Dice Nekane una vez sentadas, el dueño nos ha sacado un aperitivo, sabe que me gusta el vermut pero no pienso beber, así se lo digo al dueño con la escusa de que tengo que conducir. El tema que traemos Nekane y yo es muy serio, no es una reunión amistosa, por lo menos no de momento. Necesito todos mis sentidos ¡todos! Hasta el de la paciencia.

-en nuestra mano está.

-el problema que se ha generado en el hotel, creo que es de las dos, aunque todo esté a tu nombre.

-así es, porque en este momento el hotel no vale ni la mitad de lo que valía, así que más vale que busquemos una buena solución o perdemos las dos y mucho. Te voy a ser sincera, si me lo quitasen todo, por las deudas generadas, creo que ya ni me importa. Poco necesito yo para vivir, no soy materialista, nunca lo he sido. Voy a luchar por él, por Manuel, no se merece esto, sé que se está revolviendo donde quiera que esté,- en ese momento me parece verlo detrás de Nekane, no sé cómo interpretarlo lo dejo pasar-. Cuando lo conocí, era camarero en el hotel- hablo mirando hacia donde le he visto, como si estuviera presente- a partir de ahí todo lo que hizo, lo hizo pensando en tener algo que ofrecerme, dispuso de un dinero, el tuyo, solo por ese motivo, ahora es mi turno, me toca recompensarle, lo voy a hacer. Si tú quieres ayudarme a reconducir el tema, te estaré agradecida. Pero hablemos claro, si está Gema por medio, no quiero saber nada, no voy a permitir que esa se lleve lo que no le corresponde.

-hace mucho que rompí mis relaciones con Gema, tenias razón, el único interés que tenia por mí, era el dinero.

-me alegro, de verdad, no era trigo limpio.

-ya, pero era lo más parecido que tuve a una madre, aunque su relación era interesada, se preocupaba por mí.

-eso lo entiendo, no has conocido el amor de una madre, no tenias donde comparar.

-ni de un padre.

-aunque tarde, él intentó ejercer de padre, creo que no le dejaste.

-has dicho bien, ya era tarde.

-pasado, ya no está, él tenía que haber arreglado las cosas contigo, ya no se puede hacer nada al respecto. Pero si podemos  llevarnos lo bueno que dejó, económicamente hablando,-lo demás es mío, nadie me puede quitar las vivencias y los recuerdos que de él tengo- no tenemos porqué competir no tiene sentido, las dos llevamos el mismo camino, si somos capaces de ir juntas, será más fácil y más productivo para las dos. No estoy muy interesada en el hotel, pero si tengo planes. La única forma de llevarlos a cabo es con dinero, mi único medio de financiación es el hotel, así que chica, si tu quieres las dos para adelante, al final cada una nos llevaremos lo nuestro y tan amigas.

-vale.

-dicho lo cual, mañana te quiero a las ocho en el hotel, tenemos mucho que hacer.

-si

-aunque te pueda molestar eres igual que tu padre…

-nunca he dicho que me moleste, en el fondo me caía bien. A su manera siempre se preocupó de mí.

-¿puedo pedirte un favor?

-tú misma.

-son cosas mías, solíamos venir aquí muchas veces, era nuestro rincón preferido, me gustaría sentarme en la mesa donde siempre nos sentábamos, solo para saber qué es lo que siento al hacerlo.

-¿no lo has olvidado?

-es imposible, era muy especial – estoy tentada de decirle que lo estoy viendo en ese momento, que me está sonriendo que ahora mismo daría mi vida por un minuto a su lado.- a pesar de todo creo que he superado su ausencia, ya no duele tanto. ¿Me acompañas?

Me siento en la misma silla, donde solía hacerlo, lo tengo frente a mí, sonriendo. Me emociona la alucinación. Me guiña el ojo y desaparece.

-¡Marian!

Es la voz de Miguel, me alegro de verle, de que se preocupe por mí. Le pido que se siente en donde en mi alucinación estaba Manuel. Es pasado, doy gracias por haberlo conocido, por lo que viví con él, pero ahora Miguel ocupa su lugar, en mi cabeza y mi corazón, y estoy encantada de ello.

-cada día te veo más guapo.

-será que estoy enamorado.

- oh, oh, oh, si no os importa, dejáis las tonterías para cuando estéis solos.

Dice Nekane. Me había olvidado de que estaba.

-me voy a tomar un vailys, ya sé quién va a conducir.

-bien, haber si consigo que me digas que tu también estás enamorada.

-no necesito beber para eso, señor acalde, estoy coladita por sus huesos.

-¡joder! Vamos de mal en peor ¿os dejo solos?

-no, ya seguiremos con esta conversación más tarde, es que el señor alcalde hoy está muy raro, es la primera vez que me besa en público, lo ha hecho en el ayuntamiento ¡tela! Todavía lo estoy saboreando. Es que normalmente en público es un poco rancio. ¡Vamos a emborracharnos, señor alcalde! que aquí hay camas, solo hay que pedirlas. Por cierto Nekane, tenemos que darnos una vuelta por el pueblo, para que tengan algo de qué hablar y no se aburran.

-¿los tres borrachos perdidos?  Eso sería la rehostia.

-hablaba bien, niña y recuerda: si bebes no conduzcas.

Hasta mañana. Agur.



MARIAN.

3 comentarios:

Pilar Abalorios dijo...

Buen consejo y felicidades

José A. García dijo...

Algunas conversaciones no conducen a nada, otras aconsejan lo que no se pregunta, otras, simplemente son sólo palabras.

Saludos

J.

Mario dijo...

Me has entretenido este café en mi bar de los domingos, en mi rincón de lecturas...

Me gusta como dialogan tus personajes. En mis textos casi no hablan porque me cuesta un mundo los diálogos. Pero bueno, también puede que sean tímidos, que no tengan mucho que decirse, o que con su silencio tapen mis carencias para el diálogo, o algo así...

Feliz domingo, y un abrazo.

Mario